Terrence y yo nos detuvimos. Nuestras miradas buscaron al dueño de aquella aguda voz. Era nuestra madre furiosa al ver tal escena de salvajismo.
- ¿Que rayos está sucediendo aquí? - Ambos nos levantamos, nos separamos uno del otro, acomodando y sacudiendo nuestras ropas. - Madre, lamento que hayas tenido que ver esto - Dijo mi hermano agachando la mirada. - ¡Madre! Todo ha sido culpa de Terrence - - ¡¿Que?! - Exclamó él. - Eres un traidor - Respondí mirándolo con recelo. - Claro que no! Es tu culpa - De nuevo la discucion no se hacía esperar, tenía tanto que decirle. - Basta! - Exclamó nuestra madre - Terrence ve a tu habitación, no quiero que vuelvas a pelear con tu hermano - - Está bien madre - Dió la vuelta sin mirar atrás. - Y tu Thomas, tu padre y yo ya nos enteramos de lo que recientemente hiciste. A partir de mañana comenzarán tus clases de regularización - - ¡Pero madre! - - Nada de "peros" Ya está dicho. Espero que esto te sirva de lección y comiences a ser un hombre serio. Eres un príncipe, no un marino que anda dejando amores de puerto en puerto. Compórtate a la altura, no nos avergüences - Mire a otra dirección y apreté los labios. Deseaba salir corriendo y evitar ese incómodo momento. Hasta que al fin hablé decidido - Está bien, pero ¿Por cuánto tiempo? - - Por lo menos, hasta que cumplas 18 y seas mayor de edad - - Pero ¿Que? ¿No crees que es demaciado exagerado? - - ¡No! Si pudiera, ya te habría encerrado cuál princesa de cuento en la última torre mas alta del castillo, pero es imposible. Hemos recibido bastantes quejas por tu comportamiento pero todas y cada una las hemos evadido. Y todo ¿Por qué? Por qué creíamos que eras tan solo un jovencito con curiosidad. Pero pronto cumplirás 16, ya eres conciente de tus actos y... sería desagradable que embaraces a una cualquiera - Me llevé las manos a la cabeza. No podía creer lo que mi madre decia, mucho menos el tiempo que estaría castigado. Poco más de dos años atado a clases extras, sin poder disfrutar de un buen fin de semana. Esto debía ser una broma. Después de escuchar a mi madre y más tarde a mi padre darme un gran sermón, me dirigí a mi habitación. Me sentía realmente sofocado, toda esa presión de ser un príncipe me estaba consumiendo. Era joven, solo quería vivir una vida normal, divertirme, conocer chicas, besarlas, disfrutarlas ¿Cuál era el gran problema? ¿Porque tanto alboroto? Solo eran besos y caricias, no había llegado aún tan lejos con ninguna, no había embarazado a nadie así que no entendía la razón del porque llegar a esto. Al día siguiente desperté a las 8:30 AM. Había olvidado poner la alarma para despertar antes y realizar mis actividades. Me metí a la tina para darme un baño, prendí algunas velas aromáticas y escuché un poco de música. Me sentía tan tranquilo y relajado. Puse una toalla húmeda en mi frente y comencé a dormitar hasta que alguien tocó fuerte a mi puerta interrumpiendo mi momento. - Thomas ¿Ya estás listo? - Era la voz de mi madre. - ¿Que? ¿Para que? - - Tu maestra acaba de llegar, está esperándote en el pasillo - - ¡Maldición! - Lo había olvidado. Me levanté de prisa, tome mi toalla y comencé a secar mis cabelleros - Ya voy, dame 5 minutos y estoy listo para presentarme - - No la hagas esperar tanto, te lo advierto - Después de 10 minutos salí a recibir a mi nueva maestra. No me sorprendí al verla, era una abuela. La saludé, fuimos a la oficina de mi padre que solo usaba por las noches cuando tenía algún documento que firmar o redactar. Ahí me daría clases. Me dió su forma de trabajar y bueno, era bastante estricta. Por suerte solo la vería los sábados y domingos. Ya en la escuela, todo marchaba bien. Traté de no bajar nuevamente mis calificaciones para que los maestros y mis padres no tuvieran los ojos puestos en mi. Pero aún había alguien obsevandome. Un día me encontraba en los pasillos cuando dos chicas se acercaron a mi. Una me abrazó por la espalda y otra me tomó del brazo. - Oye ¿Que haces? - Preguntó una a la otra. - ¿Que haces tú? - Le respondió. - Te dije que Thomas me gustaba ¡Ya suéltalo! - - ¡Pues a mi también me gusta! - - ¡Eso no se vale! Si no te hubiera contado no estarías aquí molestando - Ambas chicas comenzaron a discutir. Me soltaron y se pararon una frente a la otra. Debía hacer algo antes de que esto empeorara. Me interpuse en medio de las dos. - Tranquilas - Dije sonriente - No tienen porque pelear por mi, tengo suficiente atención para ambas - Pasé mis brazos por encima de sus hombros y caminé hacia mi próxima clase con ambas chicas una a cada lado. Eso las calmó y los tres sonreímos. Pero mi suerte andaba fallando en esos tiempos. Al dar la vuelta Terrence estaba ahí parado charlando con Jane, a la cual por fin se había atrevido a invitar a salir. - ¿Puedo hablar un momento contigo? - Preguntó mi hermano. - Chicas lamento dejarlas aquí pero tengo algo importante que hacer - Se despidieron dándome un beso en cada mejilla. Terrence se despidió de Jane y caminamos hasta mi aula - Creí que después de tu castigo entenderías - - No estaba haciendo nada malo - - Pues sabes que debes alejarte de los problemas - - Y ¿Que? ¿Mantenerme encerrado? ¿Dejar de hablar? ¿Ignorar a todas la mujeres del mundo? - - No, solo no hacer tonterías, esperar a ser mayor para encontrar a la mujer con la que te casarás - - Está bien. Ya no quiero hablar de eso - Hice una señal con ambas manos como símbolo de "alto". Di media vuelta y entre a mi clase, dejando a mi hermano ahí parado mirando mi espalda. Los fines de semana eran los más aburridos desde que la anciana me tenía prisionero en la oficina de mi padre. Pero después de 10 meses de tortura, llegó con una noticia que cambiaría mi vida - Thomas, quiero decirte que muy pronto me jubilare. No te había avisado antes por qué no quería que la noticia te distrajera - Dijo como si eso a mí me importase. - Muy bien - Respondí neutral. Oculte mi alegría ya que pensé que si ella se retiraba yo me desharía del terrible castigo. - Pero como aún te falta año y dos meses para levantar tu castigo, he elegido a la persona correcta para sustituirme. Mi nieta acaba de obtener su título en pedagogía, yo le enseñé todo lo que sabe - - ¡No puede ser! - Pensé - Éste terrible castigo seguiría aún sin la anciana, y peor aún, ahora su nieta que seguro es una ñoña igual que ella estaría aquí para hacer de mi vida un infierno total - La vieja no paraba de hablar mientras yo pensaba como salir de esta situación - Es bastante seria. Es muy linda pero le diré que sea dura contigo, eres buen chico pero no debemos permitir que el príncipe se descarrile. Ella se casará muy pronto, no me gusta el prometido que tiene, tengo un mal presentimiento sobre ese muchacho pero ya que - Se encogió de hombros - Es el hombre que su padre encontró para ella - - ¡Aaaggh! Esa vieja bruja no para de hablar, no me dejaba concentrar - Pensé rápidamente en que si hablaba con mis padres y me buscaban a otro maestro o alguna clase diferente antes de que la abuelita se jubilara, asi no tendría que soportar a la aburrida de su nieta. - En fin, mañana es el último que te veré. En la semana me harán una fiesta de despedida después de casi 30 años como maestra - - ¡¿Queee?! ¿Mañana es su último día? - Exclamé en voz alta. Mi plan se había arruinado. - Si, se que la noticia te entristece, pero yo también te extrañaré - No podía ser cierto. Ahora sí estaba perdido.El día tan odiado había llegado, desperté y fui directo a desayunar. Una vez en la mesa creí que si hablaba con mis padres ellos me retirarían el castigo. Pero al pedírselo ellos se negaron rotundamente.- Pero esa vie... Digo, mi profesora se irá. No le veo sentido seguir con las clases -- Traerá a alguien de confianza - Respondió mi padre.- Es su nieta. No dudo que sea igual de buena e inteligente que ella. Debes tratarla bien, con respeto y poner atención a sus clases - Agregó mi madre.- ¡No puede ser! - Dije en voz baja.Fui a darme una ducha en la tina, totalmente desanimado.Llego la hora de la clase y como cada fin de semana, mi maestra hablaba sin parar, yo estaba que me dormía del aburrimiento. Después de 5 largas y tediosas horas, miró su reloj y se levantó de su asiento - Joven Thomas, me marcho, ya es la hora de irme. Pero no sin antes presentarle a mi nieta, que debe estar afuera esperando -Abrió la puerta y ahí estaba parada con la mano arriba, como si estuviese a pu
Betty llegó, yo ya me encontraba en la oficina más que listo.- Joven Thomas, que puntual - Dijo sonriente.- ¡Claro! Mi padre me enseñó a que nunca se debe dejar esperando a una dama -Me lanzó una sonrisa y se sentó del otro lado del escritorio.- Bueno joven Thomas, sé que estoy aquí como sucesora de mi abuela, y que usted está aquí como castigo. En realidad mi abuela no me dió muchos detalles, pero supongo que son más duros con usted por ser el príncipe -- Aammm... - Agaché la cabeza, no quería decir nada. Era mejor que no se enterará.- Sé muy bien lo que es pasar por esa edad. Y también se que aún le falta mucho para ser libre de estás clases extras así que, yo prefiero tomar otro método, nada parecido a mi abuela, yo soy más comprensiva -- ¿En verdad? Uufff - Expresé.- Sí. Creo que salir un poco no le haría nada mal. Tendremos clase de artes, música, cultura general, entre todo lo aburrido -- ¡Wow! Me parece maravilloso -- ¡Bien! Entonces comencémos -Abrió su bolso y sacó
Ya en la escuela, estaba más despistado de lo normal, no lograba concentrarme. Pensaba en la bella Lizzie, sus hermosos cabellos pelirrojos, sus delicadas curvas, las pecas de su nariz esos grandes y brillantes ojos jade, en fin... Toda su humilde belleza.Pero no solo pensaba en eso, también pensaba en que esa hermosa sonrisa escondía una gran tristeza. Quizá su interior estaba lleno de depresión, soledad y mucho dolor, algo que su dulzura quería evadir a toda costa.La campana del receso sonó sin entrar por mis oídos. Cuando reaccioné, voltee a ver a mi alrededor pero yo era el único que seguía dentro del aula. Me levanté, pero una chica entro al aula cerrando detrás de ella la puerta.- Hola Thomas - Dijo caminando hacia mí.- Aamm... Hola... ¿Te conozco? - Pregunté confundido.- Sí. Bueno en los pasillos siempre te saludo pero nunca he podido hablar contigo. Siempre estás rodeado de chicas -- ¡Oh! Pues lo siento mucho - Sonreí de lado.- No te preocupes. En realidad, varias de el
Ambas me tomaron por los brazos y me jalaron fuertemente haciéndome pasar.- Ven Tommy, siéntate ¿Quieres tomar algo? - Preguntó una de las chicas.- ¿Quieres algo de comer? - Preguntó la otra, acercándome un racimo de uvas.- Gracias preciosas. Que atentas son -Ambas se miraron, sabía que tramaban algo. Se sentaron una a cada lado mío y entrelazaron sus dedos por mis cabellos jugando con el.- Nos gustas mucho Thomas - Dijeron en coro.- Y ustedes a mí - Sonreí.Una de ellas comenzó a lamer el exterior de mi oído, mordisqueaba mi lóbulo, provocando que mi piel se erizara, mientras la otra desabrochaba mi chaqueta haciendo que resbalara por mis hombros, hasta caer en el sofá.Debo admitir que me puse algo nervioso. Ambas mujeres se habían puesto de acuerdo para hacerme caer ante sus provocaciones, y yo realmente me estaba desplomando.Bajó lentamente de mi oído a mi cuello, las partes más sencibles de mi ser. La otra dama, más atrevida, lamió mis labios haciéndome perseguirlos para q
El fin de semana llegó y Betty estaba lista para empezar las clases. -Muy buen día joven Thomas - Atravesó la puerta saludando. - ¡Hey! Ya habíamos hablado respecto a las formalidades - Dije. - Aamm... Si, lo siento es solo que no quiero que se mal interprete lo que pasó en la colina - Agachó la mirada sonrojada. - No, no para nada. Espero que no pienses mal de mi - En realidad había sido mi culpa, no quería hacerla sentir mal - Mejor olvidemos eso y dime... ¿Que haremos hoy? - - ¡Ah! Pues hoy veremos cultura general así que iremos a las calles para averiguar lo que la gente compra y vende en los pequeños puestos de la plaza - - Me parece muy interesante - Caminamos por las calles, nos detuvimos en algunos puestos armables con mesas, vendían de todo, desde vestidos lindos, zapatos, comida casera hasta dulces hechos en casa. Me encantan las golosinas así que me detuve ahí para poder probar algunas. Compré un macarrón, son mis favoritos, es un dulce realizado con leche de cabra
La escuela se me había hecho más aburrida, pesada y tediosa de lo normal. Yo estaba ansioso por ver a Betty y escuchar su respuesta.El timbre sonó, guarde el libro que estaba sobre mi mesa y corrí por el pasillo sin esperar a que me dieran el permiso, mis compañeros y profesor solo me vieron alejarme.Llegué a la fuente, miré mi reloj y me di cuenta que había llegado 10 minutos antes de la hora. No quería verme tan impaciente, mucho menos que Betty notará lo entusiasmado que estaba por verla, así que decidí sentarme a la orilla y cruzarme de piernas como siempre, como si nada a mi alrededor me importara, tranquilo y relajado.- ¡Hola, Thomas! Espero no haberte echo esperar mucho tiempo - Dijo al llegar.- No, no. Acabo de llegar - Respondí sonriendo - Bien pues, supongo que ya pensante tu respuesta -Dió un largo suspiro - Ay Tom yo... No puedo aceptar, me siento tan mal. Ya tuviste una confrontación con Julious, no quiero que te involucres más. Eres mi alumno y solo te deberían impo
Estaba tan sediento, tan agotado, los pies y los golpes de la espalda me mataban. Al entrar a la ciudad sabía que mi tormento estaba a punto de terminar. No quería ir a casa, aún me sentía con la emoción en las venas, me sentía alterado. Además todavía no había pensado en que le diría a mis padres con respecto a mis heridas. Sólo pensaba en una cosa: ver a Betty. Debía decírselo, contarle que yo solo había acabado con el monstruo, con el malvado dragón que la tenía prisionera, que ya no tenía que preocuparse más por Julious. Claro que tampoco iba a decirle que lo había asesinado, lo que menos deseaba era asustarla y alejarla de mi. No sé porque estaba pensando tanto en ella últimamente, me negaba a aceptar que realmente me sentía atraído, si quizá solo era eso, era una mujer hermosa y necesitaba la protección de un caballero, y yo en mi papel de príncipe, quería a alguien a quien proteger. Finalmente llegué hasta su casa, toque la puerta con gran fuerza. Un par de minutos después s
"Cada vez que intentes hacerme daño, solo conseguirás hacerme más fuerte". - Se preguntarán, como todos los demás ¿Por qué ese hombre es tan malvado? Pues verán, así es la vida - Se encoge de hombros, como si no importase la respuesta - Yo no solía ser mala persona, por el contrario, amaba la vida, amaba a mis padres, a mis hermanos... Bueno - sonríe sarcásticamente - era un idiota, siendo positivo, brincando y saltando como un pequeño gatito con los ojos vendados, sin poder ver al feroz lobo llamado "vida" - pone una expresión de molestia - Pero claro, ustedes quieren saber la verdadera razón. Para eso están aquí no?... Pues se las contaré -Y así es como inicia está historia:- Comenzaré diciendo que era un niño muy listo, más que mi hermano Terrence, obviamente - dice orgulloso con una sonrisa de oreja a oreja - Al ser hijo de William y Phillipa, el rey y la reina de Inglaterra, debíamos asistir a una prestigiosa escuela privada, dónde solo asistían pocos niños, aunque todos de bu