Amor. Aquel sentimiento que te lleva del cielo al infierno en una sola vuelta a la luz del sol.—Luces hermosa, Madison —Un vestido. Aquella prenda, la más especial para una mujer, que la haría lucir como la más hermosa princesa que feliz esperaba a su destinado encuentro con el perfecto príncipe.—Seguro el será un hombre muy afortunado de tenerte, será el esposo más dichoso —Un marido. Aquel que una mujer escogía como su único, como aquel hombre con el que estaba dispuesta a compartir el resto de su vida, y de quien se había enamorado en medio de flores y bellos cuentos que pasaban desde las páginas hasta la realidad.—Es una pena, él ha dicho que no asistirá a su propia boda, esto debe de permanecer en secreto, o ella quedará expuesta al ridículo —Aquel lugar se sentía solitario, tan vacío como aquel que sentía en lo profundo de su corazón. Todas las pocas miradas presentes, estaban sobre la hermosa y solitaria novia, que lucía tan hermosa como una princesa, pero que era tan mis
Un año había transcurrido desde aquella farsa, un año desde que era tan solo una esposa olvidada.—Firme aquí, con esto, estará completa su solicitud de divorcio señorita Harrington —Fuera de aquella vieja y hermosa mansión, había un clima maravilloso. Los cielos celestes estaban despejados, y el cantar de las aves animaba su espíritu. Pronto, volvería a recuperar su libertad, pues para sorpresa de nadie, su desconocido esposo no había cumplido con su parte del contrato.—Entonces, señor Gardner, ¿Con esto estaré libre? — cuestionó Madison esperanzada.El abogado asintió. — Así es señorita Harrington, tan solo hará falta la firma del señor Black, pero dado su incumplimiento del contrato, no será difícil conseguirla, pronto usted volverá a ser soltera, no tiene nada de qué preocuparse —Madison sonrió. Finalmente, y después de un año completo, dejaría de ser la esposa de Elijah Black.—Por aquí señor, le mostraré la salida —La bella pelinegra salía hacia la piscina para nadar un rato
—Mucho gusto, soy Madison Harrington, ¿Y usted es? —El viento nocturno se sintió repentinamente helado aun y a pesar de estar a la mitad del verano. El ruido de las sirenas de ambulancia que llegaban al lugar, apenas alcanzaba a escucharlo. El tiempo parecía haberse congelado en el instante mismo en que esa hermosa y joven mujer le había dicho su nombre, y sintiéndose confundido, e incluso asustado, Elijah se había quedado sin palabras en aquel momento.Aquella sonrisa resplandeciente, aquellos ojos celestes tan claros como el color del cielo después de una lluvia en primavera. Era hermosa, la mujer más bella que el jamás antes hubiera visto, y su sencillez cautivadora la hacía resplandecer como a la más pura y brillante de las estrellas. El orgulloso y frío Elijah Black, por primera vez en su vida, se había quedado sin palabras, y esa mujer le miraba directamente a los ojos como nadie más lo había hecho.—¿Se encuentra bien señor? ¿Necesita ayuda? — cuestiono Madison al ver que el h
El viento caliente arrastraba el polvo entre los vientos, la vieja carretera era la misma que recordaba de antaño y los recuerdos más hermosos iban acompañados tambien de los más terribles. Aquellas colinas, aquellas praderas, alguna vez habían sido el paraíso terrenal de un inocente niño que cada día tenía el mejor día acompañado de su madre. Sin embargo, hoy en día no era así, y aquellos verdes prados se hallaban vacíos.Elijah, observaba aquello desde el balcón de su vieja habitación de infancia, sintiendo su corazón sobrecogido de tristeza y añoranzas que ya no podrían ser. El sonido de un chapuzón, sin embargo, lo sacaba de aquellos nostálgicos recuerdos de su infancia dolorida, haciendo que prestara atención en la enorme alberca que durante mucho tiempo había estado en desuso. Sus ojos ambarinos se fijaron en la escultural figura de aquella mujer que parecía nadar como toda una experta. Sus cabellos negros se hallaban completamente empapados, y su belleza única lo había deslumbr
Los paisajes verdes y reconfortantes de siempre, parecían perderse mientras se alejaba poco a poco de la hermosa mansión Black , las ideas revoloteaban como mariposas en su mente, todo parecía marchar bien, Madison había recibido las llaves de su nuevo apartamento que estaría cerca de la universidad y esa mañana se dirigía a revisar que todo estuviera en orden con la mudanza, los recuerdos de su vida en soledad siendo la esposa de un fantasma, finalmente, quedarían atrás; era libre de prepararse para el futuro que siempre soñó...y quizás enamorarse, o quizás no. La refrescante brisa matutina golpeaba con suavidad su hermoso rostro sonriente, su auto finalmente estaba listo y parecía no haber problemas de ningún tipo. Todo marchaba bien, había llamado a su querida amiga Stefany quien la ayudaría a acomodar las cajas de mudanza que seguramente ya habían llegado y estarían apiladas en la entrada del edificio, ese sería un día ocupado y había pedido a Ernest, el primo de su esposo, que la
Las risas de la chica fueron interrumpidas por el molesto sonido del timbre del departamento, Madison entre risas se apresuró a abrir dejando ver a una pequeña y muy delgada jovencita de cabello corto y castaño y unos enormes ojos del mismo color que las hojas verdes de los árboles, era bonita, aunque su belleza era más infantil, junto a ella se encontraba un joven rubio de ojos azules que había corrido a abrazar a Madison tan pronto como abrió la puerta, otro chico más de aspecto más serio y con gafas había entrado al departamento, aunque esté parecía tener mucha más educación que el otro joven, para su desgracia, conocía bastante bien a aquellos dos.— Stefany, Adrien, Erick, me alegra mucho que vinieran — dijo Madison quitándose de encima al rubio y abrazando a la chica bajita.Dos de aquellos rostros, sin embargo, no eran desconocidos para él. Se trataban de nada mas y nada menos que dos viejos conocidos, miembros de las familias mas poderosas e la ciudad estando solo por debajo d
Las chicas habían terminado de acomodar casi todo y se habían tomado algunos minutos para descansar.— Ese chico que estaba contigo parecía muy serio y elegante, el tipo de hombre del que cualquiera podría enamorarse — dijo repentinamente Stefany.— ¿Lo crees? Bueno, si es muy apuesto, a decir verdad, nunca había visto un hombre así, pero sabes que no es mi prioridad ahora mismo tener una pareja — rio Madison sin darle importancia.Stefany la miro seria.— Madison, Adrien no quería que te lo dijera, pero creo que debes saberlo — dijo la pelinegra.— ¿Decirme que? — pregunto la pelinegra intrigada ante la seriedad de la chica.— El regresará...viene desde Inglaterra, ha concluido sus estudios y tomara el control como cabeza de su familia, solo quiero decirte, que no dejaremos que el vuelva a hacerte daño — dijo la chica con seriedad.Madison palideció ante las palabras de Stefany, todo pensamiento que tenía hasta ese momento, desde la extraña reacción de Adrien ante Ernest y lo curioso
Aquellas palabras de Eccheli, habían dejado a Elijah con tantas dudas. Aquella cicatriz en el cuerpo de su esposa, aquella charla extraña con su amiga; todo aquello había mantenido su mente ocupada. Aquella mañana había solicitado a su investigador privado todo lo que pudiera de Madison. Tenía que averiguar qué era lo que estaba pasando. El calor del verano parecía haberse desvanecido repentinamente. El hermoso cielo celeste, había sido invadido por espesas nubes que parecían presagiar una tormenta. De a poco, gruesas gotas lluvias comenzaban a caer, dejando el suelo completamente empapado y en el aeropuerto, un desfile de guardaespaldas desfilaba protegiendo a un elegante hombre que caminaba de manera arrogante. —Señor O´Brien, sea bienvenido a New York, espero que el viaje haya sido de su total agrado… —Silencio — interrumpía aquel elegante hombre. Sus cabellos rubios, casi platinos, su tez aperlada y tersa, y aquellos fieros ojos tan ámbar que parecían ser casi amarillos, lo hac