Los paisajes verdes y reconfortantes de siempre, parecían perderse mientras se alejaba poco a poco de la hermosa mansión Black , las ideas revoloteaban como mariposas en su mente, todo parecía marchar bien, Madison había recibido las llaves de su nuevo apartamento que estaría cerca de la universidad y esa mañana se dirigía a revisar que todo estuviera en orden con la mudanza, los recuerdos de su vida en soledad siendo la esposa de un fantasma, finalmente, quedarían atrás; era libre de prepararse para el futuro que siempre soñó...y quizás enamorarse, o quizás no. La refrescante brisa matutina golpeaba con suavidad su hermoso rostro sonriente, su auto finalmente estaba listo y parecía no haber problemas de ningún tipo. Todo marchaba bien, había llamado a su querida amiga Stefany quien la ayudaría a acomodar las cajas de mudanza que seguramente ya habían llegado y estarían apiladas en la entrada del edificio, ese sería un día ocupado y había pedido a Ernest, el primo de su esposo, que la acompañase a su destino.
Elijah observaba la pequeña figura de su aún esposa; era increíble la emoción que desbordaba por montones por una razón tan simple como una mudanza, aunque, extrañamente, comenzaba a tomar cariño de aquellas actitudes tan simples y a veces infantiles que tenía la hermosa chica. Aún recordaba su silueta delicada y femenina saliendo de la piscina, aquella visión le recordaba a las ninfas que jugueteaban y danzaban en los claros y lagos de los bosques en los cuentos de hadas o los mitos griegos, su figura envuelta de luz, lo mucho que le recordó a la belleza grácil y pura que una vez lucio con orgullo su hermosa madre...no entendía que tenía aquella joven de cabellera azabache que la hacía lucir tan diferente al resto de mujeres que había conocido a lo largo de sus muchas noches, era simplemente distinta.
La carretera finalmente desaparecía de su vista dejando atrás los verdes prados y las omnipresentes montañas para dar paso al frio gris de los múltiples edificios de la ciudad, Elijah podía ver el repentino cambio de semblante de la chica, parecía realmente decepcionada por dejar de admirar lo que madre natura regalaba a la vista para solo mirar la fría presencia de la urbanización.
— ¿Sucede algo Madison? Pareces decepcionada — pregunto el apuesto castaño.
La azabache suspiró.
— Aunque me emociona mucho la idea de finalmente dejar atrás la mansión Black, no puedo negar que extrañaré la hermosa vista de las praderas y montañas, creo que, de cierta manera, me había acostumbrado a mirar todo aquello durante el tiempo que estuve allí — respondió la chica.
— ¿Y porque no se queda? — pregunto Elijah con intriga.
La joven sonrió con resignación.
— No, realmente necesito estar cerca de la universidad, además, solo es cuestión de días para lleguen los papeles que darán por hecho mi divorcio, sé que el señor Black es un hombre ocupado, pero en algún momento firmará, después de todo, no es algo que le importe en absoluto, tengo muchos sueños que quiero realizar — dijo la chica estacionando su auto frente a un viejo edificio, ciertamente la universidad New York estaba a unos pasos de allí.
Elijah descendió del viejo coche en silencio, cada que ella lo mencionaba sentía una molestia en el pecho. El divorcio, el pésimo concepto en que lo tenía, y aunque no era para menos, le causaba malestar saber que su joven esposa lo considerara tan desalmado.
Ingresando al edificio, el castaño pudo observar que el lugar lucía bastante arruinado y viejo. Si bien, no parecía que fuera a derrumbarse de un momento a otro, podía mirar que la pintura lucía vieja y carcomida por el paso de los años. El portero, aunque muy amigable, se veía bastante mayor; parecía que había sido colocado a propósito allí para hacer juego con el ambiente decadente que se apreciaba en todo el inmueble. De ninguna manera podría permitir que su joven esposa viviera en tales condiciones deplorables, pero sabía que no había poder humano, demoníaco o divino, que hiciera cambiar de idea a la joven mujer.
Había pasado los últimos días tratando de convencerla por todos los medios de quedarse en la mansión, y todas y cada una de esas ocasiones se había negado rotundamente. Era terca, no había duda de ello y no se dejaba comprar fácilmente tampoco. No mansión, no dinero, no auto nuevo; todo se lo lanzó a la cara diciendo que sola podría hacerse cargo de ella misma; aquello le provocó varias jaquecas y Giuseppe había pagado los platos rotos del malhumor que le ganó las muchas veces que la Harrington desprecio su ayuda. El solo podía mirar un horrible y muy viejo edificio de apartamentos, perfecto escenario de aquellas películas hollywoodenses sobre asesinos en serie, pandillas callejeras o mafias internacionales tratando de ocultarse, ella, sin embargo, miraba su nuevo y dulce hogar cuál cuento de ensueño y de hadas, como si nada malo pudiese ocurrir allí, Elijah se tocó el puente de la nariz previniendo que una nueva jaqueca llegaba.
— ¿No crees que es fantástico? Vamos, ayúdame a subir estás cajas para comenzar a ordenar todo en mi departamento — dijo Madison con alegría, aunque, desde el punto de vista del castaño, con un despreocupado y sonriente semblante.
— ¿No crees que este lugar es un poco aterrador para una chica? — pregunto con horror el castaño al ver algo de moho en alguna pared ocasional.
— Claro que no, es perfecto, no tenía demasiado presupuesto y por supuesto que no molestaría al padre con algo más costoso — refunfuño Madison inflando sus mejillas.
Elijah negó en silencio sintiendo ya a la migraña invadirlo.
Finalmente llegaron al departamento en el quinto piso del lugar, era bastante pequeño, quizás si era espacio más que suficiente para dos personas, pero Elijah, acostumbrado a los grandes lugares lujosos, aquello lucía como un armario, al menos pudo sentir algo de alivio al ver que su lugar no estaba enmohecido o se veía deteriorado, ambos dejaron las pesadas cajas en el piso y la azabache extendió sus brazos.
— Finalmente estoy aquí, este es mi propio lugar y es algo que conseguí con mi propio esfuerzo, ¿No crees que es maravilloso!? — pregunto con emoción la hermosa jovencita.
Elijah sonrió al ver el entusiasmo de su joven esposa, mirando de nuevo el lugar de pronto no lo sintió tan pequeño, ella estaba orgullosa, después de todo, había logrado comprarlo ella misma sin la ayuda de nadie; aunque él no podía entender del todo la emoción de la joven esposa, sabía que esto era muy importante y especial para ella, al final de cuentas él no podía comprender la emoción de pelear férreamente por algo, todo cuánto quiso lo tuvo en el momento que lo deseó, nunca se había planteado antes lo que podía valer y significar el esfuerzo propio para obtener algo que deseas hasta ese momento.
Los minutos transcurrían entre bromas de parte de la chica y ambos acomodando todo en los lugares que ella creía convenientes, la simplicidad de Madison lo llenaba de intriga y al mismo tiempo lo divertía. Debía admitir que la chica tenía un humor bastante bueno aunque algo ácido y sarcástico, era fascinante verla reír por la más pequeña tontería, aquella esposa que intenconadamente habia dejado en el olvido, era tan diferente e indescifrable para el que quería ver más y más.
Quería conocerla, quería poseerla. Debía ganarse su corazón...quería que ella, le llamara por su verdadero nombre. Había cometido un terrible error al ignorarla, pero el miedo de que ella lo rechazara cuando supiera quien era en realidad, lo hacia guardar silencio. ¿Seria posible? Si el ganaba su corazón justamente, ¿Ella seria capaz de perdonarlo? No lo sabía, pero aquella hermosa mujer, había logrado hacerlo desear algo más que su cuerpo…el quería tener tambien, su corazón.
Las risas de la chica fueron interrumpidas por el molesto sonido del timbre del departamento, Madison entre risas se apresuró a abrir dejando ver a una pequeña y muy delgada jovencita de cabello corto y castaño y unos enormes ojos del mismo color que las hojas verdes de los árboles, era bonita, aunque su belleza era más infantil, junto a ella se encontraba un joven rubio de ojos azules que había corrido a abrazar a Madison tan pronto como abrió la puerta, otro chico más de aspecto más serio y con gafas había entrado al departamento, aunque esté parecía tener mucha más educación que el otro joven, para su desgracia, conocía bastante bien a aquellos dos.— Stefany, Adrien, Erick, me alegra mucho que vinieran — dijo Madison quitándose de encima al rubio y abrazando a la chica bajita.Dos de aquellos rostros, sin embargo, no eran desconocidos para él. Se trataban de nada mas y nada menos que dos viejos conocidos, miembros de las familias mas poderosas e la ciudad estando solo por debajo d
Las chicas habían terminado de acomodar casi todo y se habían tomado algunos minutos para descansar.— Ese chico que estaba contigo parecía muy serio y elegante, el tipo de hombre del que cualquiera podría enamorarse — dijo repentinamente Stefany.— ¿Lo crees? Bueno, si es muy apuesto, a decir verdad, nunca había visto un hombre así, pero sabes que no es mi prioridad ahora mismo tener una pareja — rio Madison sin darle importancia.Stefany la miro seria.— Madison, Adrien no quería que te lo dijera, pero creo que debes saberlo — dijo la pelinegra.— ¿Decirme que? — pregunto la pelinegra intrigada ante la seriedad de la chica.— El regresará...viene desde Inglaterra, ha concluido sus estudios y tomara el control como cabeza de su familia, solo quiero decirte, que no dejaremos que el vuelva a hacerte daño — dijo la chica con seriedad.Madison palideció ante las palabras de Stefany, todo pensamiento que tenía hasta ese momento, desde la extraña reacción de Adrien ante Ernest y lo curioso
Aquellas palabras de Eccheli, habían dejado a Elijah con tantas dudas. Aquella cicatriz en el cuerpo de su esposa, aquella charla extraña con su amiga; todo aquello había mantenido su mente ocupada. Aquella mañana había solicitado a su investigador privado todo lo que pudiera de Madison. Tenía que averiguar qué era lo que estaba pasando. El calor del verano parecía haberse desvanecido repentinamente. El hermoso cielo celeste, había sido invadido por espesas nubes que parecían presagiar una tormenta. De a poco, gruesas gotas lluvias comenzaban a caer, dejando el suelo completamente empapado y en el aeropuerto, un desfile de guardaespaldas desfilaba protegiendo a un elegante hombre que caminaba de manera arrogante. —Señor O´Brien, sea bienvenido a New York, espero que el viaje haya sido de su total agrado… —Silencio — interrumpía aquel elegante hombre. Sus cabellos rubios, casi platinos, su tez aperlada y tersa, y aquellos fieros ojos tan ámbar que parecían ser casi amarillos, lo hac
El insoportable calor del verano parecía robar la vitalidad de la juventud que apresurada intentaba mantener su energía de siempre. Las calles, vacías de día y atiborradas de noche, dejaban claro que la gente decidía escapar del sofoco que las altas temperaturas les provocaba. La cafetería, sin embargo, recibía clientes sedientos y hambrientos durante todo el día desde la apertura hasta el cierre, bebidas frías y sabrosos helados de mil sabores y colores eran los predilectos de los muchos jóvenes que diariamente llegaban en busca de algún manjar que les ayudará a refrescarse.— ¡Que tenga un buen día señor! — decía la única empleada que atendía la cafetería, y quien era tambien una de las mejores amigas de Madison.Le Amore era un refugio para miles de estudiantes que dentro de muy poco comenzaban el nuevo semestre; era casi como una bendición para refugiarse del ajetreo y el estrés. Aquel sitio, era el primer hijo de Madison Harrington, la cafetería que, a base de mil esfuerzos y sac
El viento soplaba con suavidad, y aquellas memorias que creyó para siempre enterradas, llegaban como una poderosa ola que estremecía sin piedad el corazón de Elijah.— ¿Sucede algo Ernest? — pregunto Madison sacando a Elijah de sus pensamientos.— Estoy bien — respondió Elijah.Sintiendo una leve punzada al ser llamado por un nombre falso, por un momento quiso saber cómo se escucharía su nombre saliendo de esos hermosos labios sonrosados sin el deje de decepción y molestia con el que la joven solía pronunciarlo.— Pareces algo conmocionado, quizás nos vendría bien a ambos salir a caminar un momento, tanto pensar en las clases y tú en lo que sea que ocupe tus pensamientos parece que nos ha afectado, además este sofocante calor no ayuda mucho — dijo la joven sonriendo.Nuevamente, Elijah quería preguntarle qué era lo que le había pasado con ese maldito, pero no se sentía con derecho a hacerlo. Caminando por las aglomeradas calles de la ciudad, finalmente llegaron hasta un pequeño parque
Del otro lado en la cuidad, amigas disfrutaban de una tranquila noche de chicas.— Mis sentimientos por usted no han cambiado, pero una palabra suya me silenciara para siempre...—Suspiros profundos se dejaron escuchar en la pequeña pero cómoda habitación de la joven.— Dios ¿Porque no puedo encontrar un hombre así para mí? — reprochaba Eimy ganándose una risita de parte de Beatriz y Madison.— Es un personaje literario, lo escribió una mujer, obviamente nunca encontraremos a nadie así — dijo Stefany con ironía.Todas se rieron y miraron a la delgada chica con ironía.— Pero ¿Cómo puedes decir eso cuando tienes a Eccheli suspirando por ti? — reprochó Beatriz entre risitas.— Es verdad, el chico es como un príncipe, ¡Es tan malditamente apuesto y gentil que en verdad es ofensivo que digas eso Stefy! — chillo la bella pelirroja.— Adrien es muy ruidoso, no me deja ni respirar, no me extrañaría que estuviera en el edificio de enfrente espiando lo que hacemos con tal de no perderme de vis
Madison recorría apresurada los pasillos, aquello era excitante, era el primer día del último semestre de su universidad, al graduarse finalmente sería médico, entonces, encontraría la manera de hacer que Maddox volviera a caminar, aquello era su prioridad, nada más importaba, y este era finalmente el paso cúspide que debía dar para lograr todo aquello que desde muy joven se había propuesto. Se negaba a pensar en Daryl O´Brien, en recordar su doloroso pasado o nada más. En aquel momento, su única y siempre presente prioridad, era su hermano pequeño.Ella y Maddox habían quedado huérfanos siendo aún muy pequeños; un maldito conductor ebrio había truncado los sueños de convertirse en futbolista de su hermano menor, y se había llevado la vida de su madre. Maddox, poco recordaba de ese cruel suceso, y, sin duda alguna, aquello era lo mejor. Él había dejado de caminar, y ambos, siendo llevados al orfanato sin ningún familiar que pudiese cuidarlos, habían perdido toda esperanza cuando todas
El día finalmente había terminado, Madison esperaba a sus amigas que sin más, la sacaron casi a jalones y empujones del campus, argumentando estar hartas de la ridícula cantidad de gente que se hallaba en el lugar, Adrien y Erick salían detrás de ella con una expresión molesta en sus rostros, no había tenido siquiera tiempo de contarles que el profesor Connor la había invitado a hacer sus prácticas en su reconocido hospital, todos parecían estar preocupados por algo, sin embargo en su apresurada salida del recinto, pudo ver cómo Ernest sacaba a jalones al chico con el que había chocado esa mañana, ambos se gritaban y había alcanzado a ver cómo lo forzaba a subir a su auto, por alguna razón todos parecían estar alterados.Finalmente habían llegado hasta su cafetería, sus amigos habían insistido en cerrar el lugar solo para ellos a lo que finalmente accedió, ya se sentía bastante angustiada al ver las expresiones de todos ellos, incluso Jhon que no había asistido al primer día, se encon