Madison recorría apresurada los pasillos, aquello era excitante, era el primer día del último semestre de su universidad, al graduarse finalmente sería médico, entonces, encontraría la manera de hacer que Maddox volviera a caminar, aquello era su prioridad, nada más importaba, y este era finalmente el paso cúspide que debía dar para lograr todo aquello que desde muy joven se había propuesto. Se negaba a pensar en Daryl O´Brien, en recordar su doloroso pasado o nada más. En aquel momento, su única y siempre presente prioridad, era su hermano pequeño.Ella y Maddox habían quedado huérfanos siendo aún muy pequeños; un maldito conductor ebrio había truncado los sueños de convertirse en futbolista de su hermano menor, y se había llevado la vida de su madre. Maddox, poco recordaba de ese cruel suceso, y, sin duda alguna, aquello era lo mejor. Él había dejado de caminar, y ambos, siendo llevados al orfanato sin ningún familiar que pudiese cuidarlos, habían perdido toda esperanza cuando todas
El día finalmente había terminado, Madison esperaba a sus amigas que sin más, la sacaron casi a jalones y empujones del campus, argumentando estar hartas de la ridícula cantidad de gente que se hallaba en el lugar, Adrien y Erick salían detrás de ella con una expresión molesta en sus rostros, no había tenido siquiera tiempo de contarles que el profesor Connor la había invitado a hacer sus prácticas en su reconocido hospital, todos parecían estar preocupados por algo, sin embargo en su apresurada salida del recinto, pudo ver cómo Ernest sacaba a jalones al chico con el que había chocado esa mañana, ambos se gritaban y había alcanzado a ver cómo lo forzaba a subir a su auto, por alguna razón todos parecían estar alterados.Finalmente habían llegado hasta su cafetería, sus amigos habían insistido en cerrar el lugar solo para ellos a lo que finalmente accedió, ya se sentía bastante angustiada al ver las expresiones de todos ellos, incluso Jhon que no había asistido al primer día, se encon
Un par de meses habían transcurrido desde que el semestre había comenzado, el calor sofocante finalmente había dejado de atormentar a las masas para dar paso a los frescos vientos otoñales que arrastraban tras de sí las hojas secas de las copas de los árboles, Madison había comenzado sus prácticas en el hospital del sagrado corazón, su profesor y reconocido médico Lionel Connor, dueño del hospital, amablemente le había ofrecido realizar sus prácticas allí desde el tórrido primer día al comienzo del nuevo semestre, sus amigos aún se mantenían alertas ante la amenaza que la perseguía, Manuel, su guardaespaldas, se había vuelto un buen amigo, y aunque Ernest no había estado muy conforme con la presencia del hombre, no le había vuelto a mencionar algo al respecto, tampoco le pregunto la razón por la cual el guardaespaldas la estaba cuidando, y aunque eso le pareció extraño, lo dejo pasar, no habían vuelto a saber nada de aquel hombre que la buscaba, y cada día rogaba a dios no encontrarlo
Eliott se sentía como un maldito enjaulado, había intentado por todos los medios acercarse a la hermosa Madison Harrington que había conocido el primer día de clases, pero siempre se encontraba acompañada por ese extraño guardaespaldas y su séquito de amigos que parecían seguirla a todos lados, además su estúpido hermano lo había amenazado con sacarlo de la herencia familiar si no le seguía el extraño jueguito que se traía entre manos fingiendo ser otra persona, ¿Ernest Black? ¿Que acaso se había sacado ese nombre directo del trasero? No le había ni siquiera explicado el porqué de su falsa identidad, pero sabía que Madison Harrington tenía algo que ver con ello, ya que el malnacido no despegaba su vista de la bella jovencita, la seguía a todas partes y siempre procuraba ayudarla, era obvio que estaba interesado en ella, pero viendo la actitud de la joven dedujo que la chica no había tocado su cama y esa debía ser la razón por la cual se hallaba tan obsesionado con ella, nadie resistía
Miedo...aquella respuesta inmediata hacia aquello que desconocemos o sabemos que nos puede lastimar. Viendo la fecha en el calendario, Madison sintió como algo en su mente estallaba de recuerdos horrendos que deseo dejar atrás…no quería volver a pasar por ello, sin embargo, con Daryl O´Brien tan cerca de ella, aquello, quizás, seria inevitable.Sintiéndose mareada, pronto, las fuerzas de sus piernas le fallaban ¿Había comido adecuadamente? No lo recordaba. Quizás, aquel viejo y terrible asunto, la estaba descompensando. Repentinamente todo se volvía negro, y entonces, los recuerdos de aquel reencuentro con Daryl le llenaron los ojos de lágrimas. ¿Por qué él había vuelto?—¿Madison que te ocurre? ¡Madison! —La voz de Ernest entrando en su departamento, fue lo último que escucho antes de desmayarse.La helada brisa hacia volar algunos de sus cabellos haciendo que estos comenzarán a hacer cosquillas en su mejilla y nariz, el viento que se colaba por la ventana no era gentil, se estaba m
Lujo, era todo cuanto saltaba a la vista, fino mobiliario, suaves cortinas de costosa seda, candelabros que cualquiera podía suponer, si tenían gemas preciosas reales, el esplendor y la frivolidad estaban impresos en cada una de las paredes de tan lujoso recinto, el sonido de la regadera rompía con el silencio que hasta hace unos minutos atrás reinaba en el sitio, los recuerdos que remolineaban en su mente parecían hacerse más lúcidos y vividos con cada gota de agua que resbalaba por el abdomen musculoso y marcado, aún sentía en sus manos la suavidad de su piel, aún sentía quemarse con el fuego de aquellos ojos celestes que lo miraban con odio... estaba más hermosa de lo que la recordaba, desde que se separó de ella no había pasado un solo día en que sus recuerdos no lo asaltaran cada día, cada tarde, cada noche…Madison era todo lo que el deseo para sí mismo desde hacía muchísimos años atrás, la única mujer a la que el amaba y por la cual…era completamente capaz de hacer lo que sea…ve
Elijah, observaba la mirada triste y perdida de la hermosa joven que, desde el balcón, contemplaba sus tierras con un aire de desánimo y melancolía, se preguntaba mil veces como era que ella se había involucrado con alguien tan ruin como lo era Daryl O´Brien...era hermosa, tanto como para tentar al mismo demonio si así lo quería...pero no tenía una descomunal riqueza, tampoco pertenecía a ninguna familia de prominente linaje...una madre fallecida en un accidente y un hermano paralítico en consecuencia, una trágica infancia en un infame orfanato y el golpe de suerte que supuso la aparición del viejo Michael en sus vidas...aquel viejo tampoco era de gran linaje, no había tenido descendientes y vio en los hermanos la oportunidad de criar a su propios herederos, pero la familia había caído en desgracia, casi perdiendo todo a su paso cuando el grupo O´Brien arrojó sus garras sobre la compañía del anciano, dejándolos casi en la miseria...no tenía sentido, nada de eso lo tenía, el líder rubi
Madison palideció ante la pregunta, aunque por supuesto, sabía que le iban a preguntar, ella conocía la fama que tenía el rubio...fama que se había ganado por su atroz personalidad.Elijah observaba las reacciones de la joven, el tema, en realidad, parecía perturbarla demasiado, sin embargo, él también quería escuchar de sus propios labios lo que ya sabía...o creía saber.Tomándose un momento para tomar algo de aire, finalmente Madison se decidió a hablar...la habían salvado, tenían al menos derecho a saber porque...aunque no todo.— Daryl es mi ex novio de la universidad, lo conocí hace casi 6 años...cuando recién ingresé a medicina, entre más joven de lo usual por mi capacidad...tenía 16 años en ese entonces...yo no tenía idea de quién era el, ni de su familia...solo fue un encantador chico que se cruzó por casualidad en mi camino...uno que después se transformó en monstruo, lo siento, pero no hay nada más — respondió la chica con seriedad.Elijah podía verlo, el terror que a ratos