Para Noah despertarse ese día como siempre, solo en su cama y luego de haber tenido una noche de espectacular desahogo con una de esas mujeres que le encantan; lo hace meterse a la ducha para luego irse a la oficina a ser ese jefe serio e inclemente.
Con las mujeres es indiferente.
En cambio, en el mundo sólo hay dos personas que le sacan lo mejor y son sus mejores amigos, la única familia que tiene, Santiago y Elena Valencia.
Tras atender algunas llamadas a primera hora, Noah se encierra en su oficina para revisar algunos de los proyectos y también para beber de su café. Luego de eso vuelve a gritar a algunas personas porque el trabajo está mal hecho y ordena que lo vuelvan a hacer.
Para la hora de almuerzo, Noah se pone de pie y se va al mismo restaurante de todos los días. Mientras espera a que le lleven su comida, se dedica a atender los correos electrónicos que no ha podido revisar en la mañana por tanto trabajo. Tras devorarse una buena porción de comida, camina hacia la oficina mirando el cielo gris y la fina llovizna que le cae en el rostro como pequeñas agujas, sonríe feliz hasta que un escalofrío le recorre como si algo fuese a pasar.
—Corina —le dice a su secretaria cuando llega la oficina—, llámeme a los banqueteros que siempre contratamos, en tres meses será mi cumpleaños y quiero comenzar a organizarlo como se debe.
—Por supuesto, señor, de inmediato le comunico.
En cuanto Noah pone un pie en la oficina, el teléfono comienza a sonar y sabe que ya la comunicación está lista. Esa es la única razón por la que Corina ha durado tanto tiempo en su puesto, aunque no puede negar que esos pequeños relajos que la pelirroja le brinda de vez en cuando con la boca, también ayudan bastante a que conserve su puesto.
Tras arreglar los detalles que quiere para su próximo cumpleaños número treinta y uno, Noah se pone de pie y se va a la sala de juntas, en donde tendrán una importante reunión con todo el equipo para revisar los proyectos que están a punto de aprobarse, no sólo en Inglaterra, sino que también en el resto de Europa.
En cierto momento, realiza una videoconferencia con su mejor amigo y también mejor arquitecto.
—¿Qué tal, amigo mío? ¿Cómo te trata Lisboa? —le pregunta con cordialidad a Santiago y éste le responde de la misma manera.
—Bastante bien, no me puedo quejar y la obra aquí va espectacular, tenemos una semana adelantada, lo que sabes es bastante difícil conseguir. Pero el equipo que pude reunir aquí es bastante bueno y rápido, muy eficiente y cada una de las pruebas que hemos hecho han salido bien…
Ambos comienzan a hablar de tecnicismos que no todos pueden comprender. En cierto momento, cuando ya termina el reporte de Lisboa, corta la llamada y sigue hablando con el resto de los equipos por unos minutos más.
De pronto, algo se oye fuera de la sala de juntas, pero no le presta mucha atención. Sin embargo, cuando la puerta se abre de manera abrupta y aparece allí el señor Valencia, Noah frunce el ceño, se pone de pie y le pregunta preocupado.
—¿Señor Valencia, le ha ocurrido algo a Santiago o a Elena? —intenta moverse de su puesto, pero el hombre saca un arma que lo apunta directamente al pecho y todos allí ahogan un grito.
—¡¿Y tienes el descaro de preguntarme por Elena?! ¡¡Maldito infeliz, le desgraciaste la vida a mi hija!!
—Señor Valencia, no sé de qué está hablando. Yo a Elena no la veo desde antes que se fuera a Brasil…
—Mira tú las casualidades de la vida, ¡¡justo cuando dejaste embarazada a mi hija!!
—¡¿Que yo quéeee?! —en ese momento, Noah no sabe qué responder, así que mira a todos los que están allí presentes y los manda a salir para quedar solo con el hombre—. ¡Salgan todos ahora mismo y el último cierra la puerta! ¡¡Y pobres de ustedes que salgan con el chisme de aquí, porque se van todos despedidos!!
Una vez que la puerta se cierra, Noah camina con decisión arreglándose el traje hacia el señor Valencia, quien no deja de apuntarlo con el arma. Se para frente a él con el cañón de la glock casi rozándole la corbata, lo mira con esos ojos grises y fríos, y le dice.
—¿De dónde ha sacado usted que yo pude haber hecho algo como eso? Sabe perfectamente que yo a Elena la quiero mucho, pero no para tener una relación con ella.
—¡No, si es que tú no quieres a ninguna mujer para tener una relación seria con ellas! Pero si crees que vas a dejar a mi hija sola con tu hijo, estás muy equivocado… ¡¡Vas a tener que responder y casarte con ella!
—A ver, discúlpeme, pero… —Noah se pasa la mano por el cabello con absoluta frustración y le arrebata el arma a Enrique, quien parece totalmente inestable y en cualquier momento se le puede escapar un tiro.
—¡¡No te disculpo nada, te dimos la confianza suficiente para entrar a nuestra familia!! ¡Sabíamos perfectamente que no tenías a nadie y tú me lo pagas así!
—¡¡Yo no le he pagado nada porque no le debo nada!! Tampoco los afectos se sacan en cara, pero si usted considera que el haberme dejado ser parte de su familia es un motivo por el cual yo deba pagar, creo que es suficiente con haberle dado un buen puesto a Santiago, que en realidad lo hice porque es mi amigo y confío en él ciegamente.
—¡No te pases de listo conmigo, muchacho…! ¡¡Asume tu error!!
—¡¡No voy a asumir nada porque yo no he estado con Elena!! ¡¿Quién demonios le dijo eso?!
—Yo —la voz temblorosa de Elena se escucha tras Enrique y los dos se giran para verla. Noah entorna los ojos y Elena sabe que está en serios problemas. Él siempre ha sido dulce y atento con ella, pero sabe muy bien cómo suele ser en su trabajo y esa es precisamente la faceta que está a punto de ver—. Yo le dije que tú eres el padre de mi hijo.
Y justo en ese momento Noah siente por primera vez ganas de ahorcar a una mujer.
Para Enrique, escuchar el nombre del mejor amigo de sus hijos fue un duro golpe que lo dejó sin aire por algunos segundos, lo suficiente para armar toda una estrategia en su cabeza.—Entra a la casa —es todo lo que el hombre le dijo a Elena y ella, con cierta dificultad, se puso de pie.—Pero Enrique, ¿cómo estás dispuesto a aceptar a esta pvta? —Elena sintió cómo los puñales se iban clavando en su corazón, caminó con la cabeza gacha y cierta dificultad al interior de la casa. Enrique pasó por su lado sin decir nada.Los minutos han pasado, mientras ella se ha quedado al lado de la entrada, sin tener ni una pizca de intenciones de pasar más allá, porque su madre le está bloqueando el paso. Cuando oye la puerta abrirse, Elena ve con horror como en una de sus manos, su padre, lleva un arma.—¿Padre, qué piensas hacer? —le pregunta con el miedo atenazando su cuerpo.—Tú no te metas…—¡No! ¿Qué vas a hacer?—Lo justo y necesario para arreglar este estropicio que has causado tú.El hombre
No nos confundamos.A Noah, ni por asomo se le está saliendo el padre protector de aquel hijo que no es suyo. En su mente sólo hay culpa porque él sentó con demasiada brusquedad a Elena en la silla y piensa que es su responsabilidad el hecho de que ella esté perdiendo a su hijo en ese momento.—Por favor, Chiquita… No me hagas esto —dice él con la voz llena de angustia.Diez minutos después entran paramédicos apresuradamente para atender a Elena y en cuanto él les dice que está embarazada, la suben con mucho cuidado a la camilla y se la llevan de allí.Fuera del edificio, Enrique los alcanza y en cuanto el paramédico se gira para preguntar quién irá con ella, Noah no se demora nada en decir que él la acompañará.—¿Y usted es…? —le pregunta el hombre con una ceja levantada y Noah en ese momento, como no piensa con claridad, responde sin darse cuenta de lo que eso significaría sino hasta unas horas después.—El padre de su hijo… —lo dejan subir y en ese momento Enrique empuña las manos.
Noah siente cómo las manos comienzan a sudarle, el pecho comienza a dolerle demasiado y se pone tan pálido que el doctor le pide a una enfermera rápidamente que se acerque.—Señor Summer… Lamento mucho tener que darle esta noticia, pero… —Noah en ese momento levanta la mirada y lo mira con el rostro furioso.—¿Acaba de decirme, señor Summer?—Sí —responde el médico algo confundido—, usted es el esposo de la señora Summer, que llegó de cuatro meses con una embolia…—¡No! ¡¡Yo estoy aquí por Elena Valencia!! —se pone de pie rápidamente y se pasa la mano por el cabello—. Maldición, ¡¿usted es idiota?! ¿Por qué demonios no preguntó mi nombre antes de darme esa noticia? ¿Tiene idea del miedo que me hizo pasar?—Lo siento, disculpe, pero…—Familiares de la señorita Elena Valencia —dice otro médico tras ellos y Noah mira al médico con ganas de matarlo.—¡¡Ve que no es tan difícil hacer algo como eso!! —le muestra los dientes como si fuera un perro rabioso y se acerca al médico que lo llama—.
Sin embargo, si ella cree que es por seguirle el juego, está muy equivocado. Noah levanta su dedo índice y le advierte.—No te entusiasmes mucho Chiquita. Vas a decirme el nombre del estúpido de Brasil y todo lo que pudo haberte dicho que nos sirva para buscarlo.—Pero Noah… —dice ella con temor de lo que pudiera suceder, desde el rechazo de aquel hombre hasta querer quitarle a su hijo.—Si hay algo de lo que realmente tengo ganas es de encontrármelo cara a cara y reventarle la sonrisa de príncipe azul que me dijiste que tenía. Y después de eso lo pondré frente a tu padre, ¡a ver si él sí se caga en los pantalones cuando lo apunte con el arma!Elena no puede evitar soltar la carcajada y se deja abrazar nuevamente por Noah. Si no fuera mayor, un puto y mal genio con las mujeres, probablemente sería el hombre ideal, porque con ella es un sol.—¿Quieres largarte ya de aquí? —le pregunta con una sonrisa que extingue cualquier pena y ella asiente—. Bien, déjame buscar a un doctor, pero uno
Noah se despierta con una deliciosa sensación, un calorcito a su costado derecho, un brazo que cruza por su abdomen y algo húmedo en su pecho…—¡Mierda! —salta de la cama asustado, limpiándose la baba del pecho y cuando Elena salta de la cama también, mirando a todos lados asustada, Noah se pasa las manos por la cara.Jamás, ¡NUNCA! Ha dormido con una mujer, porque la cama es para muchas cosas con una mujer. Así que sí, es de los corredores.—¿Qué te pasó? —pregunta ella pasándose las manos por los ojos en un gesto tan infantil que a Noah lo hace sonreír por la ternura que le provoca.—Es que… ¡pues me tenías babeado, niña! —Elena se pasa la mano por el rostro y se ríe, pero cuando recuerda dónde estaba su cara babeando a su amigo, se sonroja un poco. Sin embargo, luego de verlo nervioso, ella sólo entrecierra los ojos y se acerca a él.—A mí me huele que tú eres de los que corre, Noah Cummings… y antes de recordar que estabas conmigo, saltaste de la cama para escapar —él le saca la l
—¿Disculpe? —sisea Noah acercándose a Enrique y este retrocede sólo por el instinto de supervivencia—. ¿Ha preguntado dónde está su hija?—¡Elena sigue siendo mi hija, aunque me haya deshonrado! —Noah se echa hacia atrás con aquellas palabras y mira a los guardias.—¡Mierda, ¿regresamos a la edad media y no me di cuenta?! —los hombres sonríen, pero Noah se mantiene con cara de asesino—. Primero, una hija no deshonra por quedarse embarazada, hay cosas peores que los hijos pueden hacer.«Segundo, asuman esto y métanselo bien en la cabeza o donde les quepa: ustedes no tienen hija. Ella se murió ayer en el hospital, cuando ninguno de los dos se molestó siquiera a esperar a que saliera para llevarla a casa a cuidarse.—¡No me la puedes negar!—¡Y yo no quiero que molesten a mi mujer! Elena ahora es mía, mi asunto, mi problema. Al primer error, o como sea que se le llame a eso, le dieron vuelta la espalda. Elena es mi mujer y no los quiero cerca de ella ni de mi bebé. ¡¡LARGO!!Esta vez Noa
Aquella noche Noah se acomoda en el nuevo sofá, en el que pueden caber dos personas fácilmente, con su manera, las almohadas y un par de chucherías para comer mientras ve un partido de rugby.Elena está en el cuarto leyendo algo de las materias desde la plataforma de la universidad desde la laptop que le ha pasado y cuando se dispone a instalarse por fin, escucha el grito de Elena que lo hace saltarse el sofá en dos segundos.—¡¿Qué pasó, Chiquita?! —dice llegando a ella y mirando lo que Elena tiene frente a sus ojos—. OK… Esto no es mío…—¡No me mientas, Noah! ¡¡Es tu ordenador personal!!—¡Sí, pero yo no veo estas página para adultos! ¿Para qué querría verlas?—¡Pues no sé! ¡Para aprender nuevas posiciones, sacar ideas…! —Noah
En cuanto llega al departamento, mete la caja en un lugar donde no estorbe y se da cuenta que en ese departamento de Noah no tiene realmente un espacio. Se pasa las manos por el cabello, mira a todos lados y respira profundamente, porque debe hacer algo rápido para no perder la carrera… pero también para buscarse un lugar dónde vivir, porque puede que su amigo la ayude en un momento como este, pero eso no quiere decir que se aprovechará de él.—Por el momento, es mejor que coma decentemente…Rebusca en la cocina comida, pero no encuentra nada. Mira en su bolso si tiene algo de dinero, pero lo que le queda está justo para el autobús, así que no le queda más remedio que usar ese as bajo la manga que no le gusta, pero es eso o no comer.Antes le habría dado lo mismo, sin embargo, ahora no es sólo ella.Toma su teléfono y le marca a su hermano, quien le responde de inmediato.“¡Hermanita! Que bueno que me llamas, he sido un ingrato contigo, pero te prometo que lo compensaré con un hermoso