27.
—Bueno… Hay unos negocios aquí, unas… joyas que quiero que Tavernier venda y mi madre me envió para cerciorarme de que todo estaba saliendo bien, pero mi sorpresa fue que al llegar aquí el bergantín donde iban a salir había sido atacado, si no fuera por un informante anónimo hubiéramos perdido mucho…

Cirice solo presta atención sin voltear hacia él, esa historia ya la conoce no necesita que nadie se la cuente. Ella vio perfectamente la destrucción del bergantín y las consecuencias de su atraco. De nuevo se le viene a la cabeza el pirata, sus ojos, como se veía desmayado bajo el agua, tan inofensivo.

—Nos has contado que tu barco pereció con toda tu familia, pero no sé de dónde vienes, qué hacían tú y tu familia en un barco hacia la Habana.

—Mi padre es… mercante… traía un cargamento de azúcar… —Piensa de inmediato en Bradley y se agarra de eso para inventar su historia.

—¿De dónde venían?

La pregunta deja pensando a Cirice, lo ve directo a los ojos y los caballos se detienen com
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