La vida de Diana Miller cambió radicalmente la noche que encontró a su novio con una de sus compañeras de trabajo. Un año de relación y la posibilidad de formar un hogar, se habían ido al caño ese mismo día. Su familia escandalizada por la decisión de romper su compromiso, le dan la espalda cuando ella más los necesitaba. Sin embargo, una noche desenfrenada entre el alcohol, pasión y la lujuria con un hombre que siempre deseó, hará que su vida tenga un giro de ciento ochenta grados.
Leer más—Pensé que me dejarías plantado en el altar, cuando Karla dijo que tenías algo urgente que decirme —decía Ian besando el cuello de Diana mientras la embestía de manera descontrolada.—No te deje plantado. Simplemente te necesitaba y no podía esperar más —a pesar de que habían pasado la noche haciendo el amor. No podía dejar de desearlo.—De verdad no entiendo Diana como pude dejar que me convencieras de esto. Arruinaras el vestido.—No pienses en el vestido. Tu eres el culpable de arruinarlo. No me dejaste dormir en toda la noche con tu sesión de sexo.No podía creerlo después de cuatro años se iban a casar por fin. Se habían retrasado porque su recuperación fue lenta y ellos querían estar seguros de que iba todo bien en el embarazo. Luego nació Victoria. Sin embargo. Las cosas se fueron r
RESISTEEl olor estéril se metía por sus fosas nasales. Tenía el cuerpo un poco entumecido. Los sonidos de un equipo de monitores podían escucharse cada cierto tiempo.—¿Ella está bien?Diana conocía esa voz. La voz que muchas veces cuando en sus días más oscuros quiso que la confortara. Quería decirles que estaba bien. Que solo se sentía cansada. Que el cuerpo solo le pedía descanso, pero no tenía fuerzas para nada.—Eso espero —suspiró Ian—. Han pasado muchos días desde la operación y aún no despierta.—Debieron llamarme antes. Me he enterado por las noticias.—No es como si estuvieses preocupada por ella.—¿Qué insinúas? ¿Qué no quiero a mi hija?—Creo que no es el momento ni el lugar para ese ti
LA TRAGEDIA—¿Dime en dónde está? —exigió Ian a Andrew entrando a su apartamento.—¡Suéltame, maldito bastardo! —dijo zafándose de su agarre.—Si no me dices en dónde tienen a Diana, y a mi hijo iré a la policía. Tienen en su cargo de conciencia la muerte de Mark.Andrew abrió los ojos.—¿Mark está muerto? —preguntó sorprendido.—¡Vamos Andrew! Ahora me dirás que no lo sabías. Cuando estoy seguro que has sido tú quien planificó todo esto.—No —negó firmemente la cabeza —. Yo no he hecho nada.Cuando Ian miró a su alrededor pudo ver que Andrew a lo mejor no había podido planificar nada. Habían botellas de whisky tirados por todo el suelo de la sala y lo menos que le sorpr
EL SECUESTROSentada en el recibidor de su oficina verificando unos planos, días después, todavía Diana se preguntaba de dónde había sacado el valor para enfrentarse a todos y decir de una vez la verdad. Con el escándalo que había hecho Mónica todo el mundo lo sabía. Cuando salió esa mañana de la oficina todo el personal de la empresa la miraba y hablaba de ella cuando daba la espalda. Sin embargo; Karla se encargaba de defenderla delante de todos.Ojalá y tuviese el temple de Ian, quien le seguía diciendo que no hiciera caso. Que no importaba lo que pensaran los demás. Ellos eran los únicos que necesitaban saber qué había pasado realmente, y al igual que él, también estaba un poco cansada de ocultar a todos sus sentimientos hacía él. De ninguno de los sabía absolutamente nada. Mó
LA VERDAD—¿De qué se supone que estás hablando esta vez? —preguntó calmado.—Ese siempre fue tu plan. ¿Cierto?—No sé de qué estás hablando. Tampoco sé la razón por la cual entras a mi oficina de esta manera.—Tengo derecho soy tu...—N-A-D-A. Mónica. No somos nada.Con los ojos inyectados en sangre por la rabia. Mónica lo miraba fijamente sin decir una palabra.—Esto ha sido un completo error —Mónica cambió el tono de voz y se acercó un poco a él pero no se lo permitió—. No estamos separados Ian. Lo nuestro es para siempre —repetía mientras se jalaba un poco los cabellos histérica.En ese momento hizo su aparición Diana en la oficina distraída hablando por su teléfono celular y se qued
EL RECONOCIMIENTOUn cuerpo caliente pegado al suyo, despertó a Ian al día siguiente, junto a unas piernas torneadas enrolladas con las de él. El cabello espeso sobre su pecho y la mano entrelazada con la sábana envolviendo sus extremidades. Es su pecho los latidos de su corazón comenzaban a latir rápidamente.Ya no era una fantasía. Diana Miller muy pronto sería suya y con el título de propiedad incluido. Ella se removió y él solo pudo apretar los dientes, pues inconscientemente rozaba su erección matutina.Ian comenzó a acariciar su espalda. Los párpados de Diana se removieron lentamente hasta que sus ojos se abrieron. Cuando se encontró con su mirada, ambos sonrieron como un par de tontos.—Buenos días —dijo él sin dejar de sonreír.—Hola —respondió ella t&iacu
LA SORPRESAEl camino se recorrió en silencio. Cuando entró al ático. Suspiró. Sentía que verdaderamente era su hogar. No por la comodidad y las hermosas vistas. Era simplemente porque Ian estaba ahí.Lo primero que hizo fue buscar a Ian en su despacho. Necesitaba verlo y quedarse por un buen rato entre sus brazos. Rodeada de aquel calor que le decía que estaba segura. Él no estaba.Fue a la habitación que estaban compartiendo como una pareja consolidada y casi se le salen los ojos al verlo como se colocaba el pantalón de chándal que usaba para dormir. La vio reflejada en el espejo y le sonrió.—¿Cómo te fue? —preguntó de manera casual.Caminó hasta donde estaba y lo abrazó. Él la besó y sintió como si todos los problemas hubiesen desaparecido y solo existieran ellos e
LA PROPUESTA.Ese hombre no tenía nada de tacto para decir las cosas. Ian le había dicho que se casarían. No fue una pregunta. Mucho menos una propuesta de matrimonio romántica, digno de una novela de Hollywood.—Estás muy pálida. ¿Te sientes bien? —preguntó frunciendo el ceño.—Es que ni siquiera me has preguntado si quiero casarme contigo —le miró un poco furiosa.—Es cierto, —sonrió arrogante— no te lo estoy pidiendo. Te lo estoy informando.—¿Alguna vez pides las cosas con un por favor al final?—Sólo cuando es necesario —se estaba divirtiendo al ver su rostro ؙ—la envolvió en sus fuertes brazos.—Ian... esa decisión es muy apresurada.Cubrió los labios con los suyos y permitió que el calor de aquel beso l
BAJO SOSPECHA.Estaba a favor de ésta nueva actitud de Diana. Pero no confiaba en Andrew. Sabía que iba a hacer algo para borrar ese optimismo de ella. Llegaron al edificio de la empresa. Estaban llegando al sótano. Ian tomó la mano de Diana.—¿Estás segura de esto? —preguntó por cuarta vez.Ella asintió. —Lo estoy Ian, —suspiró— lo que pasó ayer no volverá a ocurrir. No aceptaré más abusos por parte de Andrew.—Me parece la decisión correcta —no se atrevía a preguntar acerca de lo que había sucedido con ellos. La verdad era que le espantaba un poco saber la respuesta. Aunque eso no afectaba su buen humor. Le sentaba muy bien el saber que Diana y él estaban en sintonía.Bajaron del automóvil, de la manera más casual. No dejaba de sentirse