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El aterrador CEO Sergey Ivanov

Por un momento Isabella, pensó que había escuchado mal, ella miraba al doctor sin poder creer lo que este decía, estaba tan aturdida que dejó de escuchar el ruido a su alrededor

— ¿Bebés...? ¿Usted... está diciendo que son dos bebés lo que llevo en mi vientre? — Cada noticia era más impactante que la anterior, Isabella, estaba sola, sin su familia en la ciudad y siendo el padre de sus hijos un hombre tan frío y cruel, sentía que el mundo se le estaba viniendo encima, ella no pudo evitar dejar rodar sus lágrimas por sus mejillas, ante la mirada compasiva del especialista

Isabella antes de conocer al CEO del que se enamoró, se imaginaba para ella una vida diferente, cumpliendo su sueño de ser chef, más ahora llevaba a sus hijos en el vientre y ni siquiera sabía cómo él tomaría la noticia, si querría o si odiaría a sus bebés

— Por favor tome con calma lo que voy a decirle, recuerde que todo lo que usted sienta van a sentir los bebés, Y no queremos perderlos, ¿Cierto?

— No... no quiero perderlos, ya estoy calmada, ¿dígame que más pasa? — La bella rubia se sorbió la nariz mientras preguntaba, estaba lejos de estar calmada estaba muy asustada, podía ver como las demás chicas tenían un acompañante a su lado que les tomaba de la mano, no como ella que estaba completamente sola, habría dado lo que fuera por qué Sergey, estuviera a su lado, pero eso era imposible, y a pesar de que parecía que el corazón se le iba a salir por la garganta, debía parecer tranquila para que le dijeran todo lo que había que saber

— ¿Dígame Cuál es su nombre? — El doctor preguntó para llamarla por su nombre de pila y hacerla sentir más cómoda y en confianza, tenía muchos años de experiencia y la mirada atribulada de la jóven no pasaba desapercibida para él

— Mi nombre es... Isabella Rossi

— Isabella, escuche, usted es una mujer muy afortunada, si los bebés se logran no va a tener uno o dos angelitos, usted tendrá tres, por qué... está embarazada de trillizos

Con los labios entreabiertos y sin dejar de parpadear, a Isabella, se le fueron las palabras, si con un bebé era más que suficiente para que la vida le cambiara, tres hijos de una sola vez era... ¿Qué haría ella con tres criaturas?

— No puede ser... ¿Seré madre de tres bebés?— Dijo la futura madre llevándose la mano que tenía libre a los labios para no gritar, ella lo dijo en un susurro cuando recuperó el aliento,

— Si puede ser y lo es, le hemos aplicado un medicamento que la hará dormir, felicidades por el triple milagro, ahora descanse, debe reponerse para que los bebés se fortalezcan, estará un tiempo aquí con nosotros guardando reposo y en observación

— No, no puedo, tengo un trabajo, muchas obligaciones, ¿Podría darme de alta... mañana? — Isabella, sabía el mal carácter que tenía su jefe, si ella no se presentaba a trabajar seguro que Sergey, se enfurecería

— Debe estar bromeando, ¿Cierto? Usted no se puede ir, no puede trabajar, no puede ni siquiera ponerse de pie, si de verdad quiere conservar a los trillizos tendrá que dejar todas las actividades que hacía, o de lo contrario los perderá, ya no se resista más y duerma un poco

Isabella, asintió, no le quedó de otra que aceptar, poco a poco se fue quedando dormida mientras acariciaba su vientre, ahí estaban sus hijos, ella se los imaginaba y eso la hacia sentir emocional, el amor de madre había nacido ya, y haría todo lo que estuviera en sus manos por lograr que sus bebés nacieran

Al día siguiente el CEO Ivanov, había esperado su desayuno pero su secretaria no se había aparecido. Estaba de muy mal humor por esa razón, solo tomó café aunque esté le hacía doler el estómago.

El teléfono de la secretaria timbraba una y otra vez hasta que ella despertó, tenía cerca su bolso, sacó el aparato y leyó el intermitente, era su jefe, seguro que estaba molesto con ella, estaba a punto de rechazar la llamada pero al final decidió responder

— …¿Si, diga?

— Isabella, ¿En donde estás? Mira la hora que es y tú no te has dignado a aparecer, estoy hambriento y mi comida no está lista — Se escuchó la seca y varonil voz del CEO, su tono de voz era áspero y duro

— Solo me llamas porque tienes hambre, ¿Cierto? !Con todo el dinero que tienes bien podrías tener al menos cinco chefs con estrellas Michelin preparando tu comida, yo no estoy disponible ahora! — La mujer no estaba de humor para soportar los regaños del severo CEO, así que se rebeló como nunca antes lo había hecho

— ¿Por qué no has llegado? ¿Estás enfadada porque no te llevé a tu casa ayer? Estaba demasiado cansado, tuve mucho trabajo el día de ayer, no tengas un comportamiento infantil y ven aquí, muero de hambre y quiero que me cocines

— ¡Te digo que no podré ir, estoy en el hospital, yo... voy a enviar mi renuncia a la compañía, no seguiré trabajando para ti!.... Cuídate Sergey — Isabella, cortó la llamada, no sabía cómo tomaría él la noticia de su embarazo y por esa razón no se lo dijo, más el celular siguió timbrado

— ¿Cómo se atreve ella a colgarme? Ella.... — El enfurecido hombre seguía marcando, su secretaria y amante, nunca antes había hecho tal cosa, jamás le había hablado de esa forma, ¿Qué significaba?

El hombre hacía llamada tras llamada, eso era más de lo que la había llamado en dos años. Ella no podía acercarse a él si no era para tener relaciones sexuales, se rió con burla de si misma, más recordó lo que le había dicho el médico, tenía que guardar reposo y dejar el trabajo si quería conservar a sus hijos, ella tomó la decisión de apagar el celular para tener paz, Isabella, creía que era mejor así, pero estaba lejos de imaginar lo que el poderoso hombre haría, a Sergey Ivanov, no se le podía salir nada de control o se arriesgaban a conocer su carácter

El doctor llegó a hacer su ronda, los bebés estaban siendo monitoreados constantemente, había un par de mujeres que ya estaban por dar a luz y otras dos más con problemas en su embarazo, la sala era ruidosa y no tenía privacidad

— ¿Cómo se siente hoy? Espero que ya haya asimilado la noticia y ya esté más tranquila, la voy a revisar, por favor relajase — El doctor hizo lo suyo, el pronóstico era bueno — Los bebés siguen vivos y en su lugar, eso es magnífico, debe seguir en reposo, Isabella, no lo olvide

El médico ya se había retirado, eran las enfermeras las que seguían sus instrucciones, ellas estaban revisando a las embarazadas cuando de pronto la puerta se abrió abruptamente, por ella entró un elegante e imponente hombre vestido de traje y abrigo negro, sus pisadas eran fuertes y seguras, el elegante CEO se había robado todas las miradas

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