En un exclusivo bar de la ciudad, Adrián vió llegar a su mejor amigo, ellos habían estudiado en la misma universidad de élite, el abogado americano conocía el duro y frío carácter de Sergey, pero ahora además no le miraba buen semblante. — Por fin llegas, ten, creo que lo necesitas con urgencia — El abogado le servía un vaso de whisky, el líquido ambarino casi llegaba a tope. — En verdad que necesito mucho más que eso, ella se ha ido, piensa que puede dejarme tan fácilmente. — ¿Quién...? Te refieres a la mujer que trabaja contigo, a la que convertiste en tu amante, A cierto lo olvidaba, tu chef privada. Siempre quiero probar su cocina — No, no lo entiendes, ella... Isabella... Está embarazada de mis hijos. — ¡¿Hijos?! ¡¿No es solo un bebé?! — Resultó ser que ella tiene trillizos en su barriga, son mios. — ¡Wow, siempre haciendo las cosas de manera extraordinaria, ¿Y ahora que vas a hacer? ¿El mejor papá? — Siempre, he estado enfocado en la compañía y en mantenerla en
Después de tomar una ducha, unos analgésicos y vestirse de traje, el CEO bajó al comedor, estaba hambriento pero no tenía la comida de ella, otras preparaciones no le apetecían. — Señor, hemos preparado Langosta termidor, costillas de cordero y pato a la naranja, pida lo que le apetezca — uno de los tres chefs que trabajaban cocinando permanente en la mansión, dió el menú a su jefe. — Que me sirvan un plato con fruta solamente, no tengo mucho apetito... — Hola querido, por fin despertaste, parece que la fiesta se descontroló un poco anoche, ¿Eh? — No hay nada que preocuparse madre, todo está bien, solo me pase de copas, eso es todo. — ¿Y piensas que me voy a tragar ese cuento? ¡Te conozco perfectamente, sé que algo te sucede, tú jamás faltas a la empresa, ni siquiera llegas tarde, algo te pasa y me lo vas a decir ahorita mismo! Cariño, soy tu madre, puedes confiar en mi, lo que sea que esté mal lo vamos a resolver — Katerina Ivanov, tenía un carácter fuerte, no por nada había si
Isaías Rossi, no asimilaba lo que estaba viendo, su delgada hija tenía el vientre tan crecido, estaba seguro que si no fuera por la ayuda de Ismael, ella tendría muchas dificultades para caminar. Por unos momentos sintió mucho enfado, quería saber quién se había aprovechado de la ingeniudad de su princesa, y como fué que ella se dejó llevar, pero solo bastó una palabra para que se olvidara de todo y solo quedara ese inmenso amor que le tenía a su hija menor — ¡Papá...! — Isabella llegó hasta su padre apresurando sus pasos, él por inercia le abrió los brazos para recibirla aunque la panza de tres bebés le hacía un poco difícil acercarse — ¡Isabella, hija! ¿Qué te han hecho? — El padre escuchaba como su hija rompía en un desgarrador llanto, ella se quebraba en los brazos del ser que la había cuidado y amado desde que llegó al mundo, quien la protegía de todo y de todos, en mala hora lo convenció de que la dejara conocer el mundo desde otra perspectiva que no fuera su noble y ac
El CEO Ivanov se había presentado como dijo a la mansion Estrada, la mucama lo llevaba al despacho que era donde generalmente los señores de alto estatus recibían a sus visitas importantes, camino ahí, Amelia se cruzó a propósito con su prometido, no iba a dejar pasar una oportunidad como esta para asegurarse de que el casamiento se llevara a cabo, en el extranjero ella siempre presumía de ser la futura esposa de Sergey Ivanov, lo que la hacía ser envidiada por las demás señoritas casaderas de sociedad. Amelia Estrada era una joven caprichosa y arrogante que había nacido en cuna de oro y que estaba acostumbrada a siempre conseguir lo que quería, era bella si, su cabello negro, ojos verdes y atractivo cuerpo no hacían más que alimentar su desmedida vanidad. — ¡Oh, Sergey, ya estas aquí! mi padre te está esperando en el despacho, él se puso muy contento con que quisieras venir a hablar del matrimonio, sobre todo porque apenas acabamos de llegar al país - La mujer quiso tomar por e
Isabella Rossi, salía de la mansión Ivanov, a altas horas de la madrugada. Su jefe le había pedido cocinar para él porque no comía de lo que los chefs que tenía a su servicio cocinaban y ella como siempre no se había podido negar En los dos años que llevaban de relación jamás había podido negarse a nada que le pidiera, él tenía en sus manos su voluntad, sabía que era solo su amante y que no podría aspirar a nada más, que Sergey Ivanov, nunca la iba a amar aunque quería pensar que si, y es que ella lo amaba con todo su corazón, ese hombre cruel y frío lo era todo para la hermosa Isabella El frío le helaba los huesos, Isabella trataba de mantenerse caliente en el taxi y cubrirse lo más posible con su abrigo, pero justo en ese momento un dolor en el vientre al que le siguió un sangrado que manchó su ropa la hicieron quejarse, al principio pensó que le había llegado el periodo pero algo no se sentía como siempre, sudaba frio mientras se llevaba las manos al abdomen tratando de calma
Por un momento Isabella, pensó que había escuchado mal, ella miraba al doctor sin poder creer lo que este decía, estaba tan aturdida que dejó de escuchar el ruido a su alrededor — ¿Bebés...? ¿Usted... está diciendo que son dos bebés lo que llevo en mi vientre? — Cada noticia era más impactante que la anterior, Isabella, estaba sola, sin su familia en la ciudad y siendo el padre de sus hijos un hombre tan frío y cruel, sentía que el mundo se le estaba viniendo encima, ella no pudo evitar dejar rodar sus lágrimas por sus mejillas, ante la mirada compasiva del especialista Isabella antes de conocer al CEO del que se enamoró, se imaginaba para ella una vida diferente, cumpliendo su sueño de ser chef, más ahora llevaba a sus hijos en el vientre y ni siquiera sabía cómo él tomaría la noticia, si querría o si odiaría a sus bebés — Por favor tome con calma lo que voy a decirle, recuerde que todo lo que usted sienta van a sentir los bebés, Y no queremos perderlos, ¿Cierto? — No...
Con esa gélida mirada azúl el CEO Ivanov, recorrió el amplio lugar hasta que dió con su objetivo y caminó en esa dirección, cuando Isabella, lo vió llegar se sorprendió muchísimo, ella apenas pudo pronunciar — Sergey.... Tú... ¿Qué haces aquí? — ¡Tú, enfermera, quiero que la cambien a la mejor habitación privada que tenga este hospital, de inmediato! — La imponente y dominante voz de Sergey Ivanov, hizo temblar a la mujer que revisaba la intravenosa de Isabella, ese hombre era realmente tan apuesto como aterrador El equipo de enfermería se apresuró de inmediato a cumplir las órdenes del hombre millonario, con mucho cuidado y con premura, trasladaron a Isabella, a una de las habitaciones más lujosas del hospital Ella pudo ver qué parecía un habitación de hotel cinco diamantes, el lujo estaba por todas partes, incluso tenia una pequeña cocina, sala de estar, televisión con cable, y teléfono, la única diferencia era que había equipos médicos en ella Después de dejar cómod
El CEO, se había quedado trabajando en el sofá cerca de la camilla en dónde estaba Isabella, ella se había dormido y vuelto a despertar, el hombre la observaba de vez en vez — Sergey... — Dime, ¿Necesitas algo? — Agua, quiero un poco de agua, estoy muy sedienta — Claro, dame un momento — El hombre hizo a un lado su laptop y su celular para buscarle una botella de agua a su asistente, Isabella, lo observaba sin poder creer que él estuviera haciendo eso por ella, siempre había sido al revés, era ella quien lo atendía, pero ahora... estaba ahí, no se había marchado, no la había abandonado, consideraba al bebé en su vientre, sus ojos se humedecieron pero evitó llorar, eso significaba que no estaba sola, ¿Cierto? — Aquí tienes. — Gracias... — Isabella estaba a punto de preguntarle si le gustaban los bebés cuando el médico entró con un aparato para revisar a los niños — Buenas noches, veo que está descansando, eso es muy bueno para que mejore pronto, voy a hacer un ultras