El silencio que se hizo en la parte de la sala de estar en donde se encontraban los adultos fue sepulcral. De pronto se habían quedado mudos, no sabían que decir. La pequeña Serena tenía pocos meses de nacida, otro bebé en camino haría las cosas más pesadas y difíciles. — ¡Pero que... que carajo Sergey, volviste a embarazar a Isabella así nada más! Isabella, ¿Estuviste de acuerdo con el ruso en encargar otro hijo, o es que él te está obligando a que le des muchos bebés para tener una familia grande? Puedes decirme con confianza, Romina y yo somos también tus amigos. Apolo no daba crédito a la noticia, no se esperaba que sus amigos le escribieran tan rápido a la cigüeña. — Vaya, resultaste ser todo un semental, ruso, vas ya por el quinto hijo. ¿Isabella está bien con eso? No sabía que ella quisiera tener una familia tan grande. Ahora tendrás que trabajar más, los bebés necesitan muchas cosas para criarse. — No te voy a pedir prestado para mantenerlo Dorian, puedo darle a mi
DOS SEMANAS DESPUES Fiorela había roto fuertes, como madre primeriza estaba muy asustada, no sabía que esperar, ni que estaba bien o que estaba mal. — Adriano, al principio no me dolía casi nada y me confié demasiado, creo que nos tardamos en venir al hospital, ahora me está doliendo muchísimo. ¡¡Aaaaahh!! Escuchar a su esposa gritar de dolor, le ponía los cabellos de punta al abogado. Estaba conduciendo lo más rápido que podía, pero sin poner en peligro a sus dos tesoros. — ¡Ya casi llegamos, mi amor, pronto te va a revisar el médico, verás que todo va a estar muy bien! — El esposo había visto tan tranquila a su mujer que coincidió con ella en esperar un poco, dejar que se duchara, elegir su ropa para salir del hospital y echar a la maleta alguna cosa que se le hubiese olvidado. — ¡Hay no, hay no! — ¿Qué? !¿Qué pasa Fiorela?! — ¡Estoy sintiendo algo ahí abajo, como una presión, dios mío que aterrador es dar a luz! ¡Apresurate Adriano, o la bebé va a nacer aquí! ¡Ahhh
El pequeño Aleksey, bajó de su habitación por la tarde noche, sus padres ya les habían dado la noticia sobre el nacimiento de la nena de su tío Adriano. El niño fue al despacho a hablar con su padre. — Papá, ¿Estás ocupado? — Pasa Aleksey, si estoy ocupado pero voy a escucharte, ¿Dile a papá que necesitas? Al CEO le pareció algo extraño que su hijo fuera a hablarle si ya sabía que no debían distraerlo de su trabajo hasta que fuera hora de la cena. — Oh, necesito que me ayudes a hacerle la propuesta al tío Adriano, la nena ya ha nacido y no quiero que nadie se me adelante. El hombre se quedó observando por unos momentos a su hijo. — ¿Estás seguro de que eso es lo que quieres? — Estoy seguro, papá. — Bien, te ayudaré. comenzaremos de una vez aquí en mi computadora. Padre e hijo se concentraron en hacer la propuesta, el CEO ruso estaba siendo muy generoso. Terminaron e imprimieron el documento para llevarlo al día siguiente a la villa del importante abogado. — Y
Isabella Rossi, salía de la mansión Ivanov, a altas horas de la madrugada. Su jefe le había pedido cocinar para él porque no comía de lo que los chefs que tenía a su servicio cocinaban y ella como siempre no se había podido negar En los dos años que llevaban de relación jamás había podido negarse a nada que le pidiera, él tenía en sus manos su voluntad, sabía que era solo su amante y que no podría aspirar a nada más, que Sergey Ivanov, nunca la iba a amar aunque quería pensar que si, y es que ella lo amaba con todo su corazón, ese hombre cruel y frío lo era todo para la hermosa Isabella El frío le helaba los huesos, Isabella trataba de mantenerse caliente en el taxi y cubrirse lo más posible con su abrigo, pero justo en ese momento un dolor en el vientre al que le siguió un sangrado que manchó su ropa la hicieron quejarse, al principio pensó que le había llegado el periodo pero algo no se sentía como siempre, sudaba frio mientras se llevaba las manos al abdomen tratando de calma
Por un momento Isabella, pensó que había escuchado mal, ella miraba al doctor sin poder creer lo que este decía, estaba tan aturdida que dejó de escuchar el ruido a su alrededor — ¿Bebés...? ¿Usted... está diciendo que son dos bebés lo que llevo en mi vientre? — Cada noticia era más impactante que la anterior, Isabella, estaba sola, sin su familia en la ciudad y siendo el padre de sus hijos un hombre tan frío y cruel, sentía que el mundo se le estaba viniendo encima, ella no pudo evitar dejar rodar sus lágrimas por sus mejillas, ante la mirada compasiva del especialista Isabella antes de conocer al CEO del que se enamoró, se imaginaba para ella una vida diferente, cumpliendo su sueño de ser chef, más ahora llevaba a sus hijos en el vientre y ni siquiera sabía cómo él tomaría la noticia, si querría o si odiaría a sus bebés — Por favor tome con calma lo que voy a decirle, recuerde que todo lo que usted sienta van a sentir los bebés, Y no queremos perderlos, ¿Cierto? — No...
Con esa gélida mirada azúl el CEO Ivanov, recorrió el amplio lugar hasta que dió con su objetivo y caminó en esa dirección, cuando Isabella, lo vió llegar se sorprendió muchísimo, ella apenas pudo pronunciar — Sergey.... Tú... ¿Qué haces aquí? — ¡Tú, enfermera, quiero que la cambien a la mejor habitación privada que tenga este hospital, de inmediato! — La imponente y dominante voz de Sergey Ivanov, hizo temblar a la mujer que revisaba la intravenosa de Isabella, ese hombre era realmente tan apuesto como aterrador El equipo de enfermería se apresuró de inmediato a cumplir las órdenes del hombre millonario, con mucho cuidado y con premura, trasladaron a Isabella, a una de las habitaciones más lujosas del hospital Ella pudo ver qué parecía un habitación de hotel cinco diamantes, el lujo estaba por todas partes, incluso tenia una pequeña cocina, sala de estar, televisión con cable, y teléfono, la única diferencia era que había equipos médicos en ella Después de dejar cómod
El CEO, se había quedado trabajando en el sofá cerca de la camilla en dónde estaba Isabella, ella se había dormido y vuelto a despertar, el hombre la observaba de vez en vez — Sergey... — Dime, ¿Necesitas algo? — Agua, quiero un poco de agua, estoy muy sedienta — Claro, dame un momento — El hombre hizo a un lado su laptop y su celular para buscarle una botella de agua a su asistente, Isabella, lo observaba sin poder creer que él estuviera haciendo eso por ella, siempre había sido al revés, era ella quien lo atendía, pero ahora... estaba ahí, no se había marchado, no la había abandonado, consideraba al bebé en su vientre, sus ojos se humedecieron pero evitó llorar, eso significaba que no estaba sola, ¿Cierto? — Aquí tienes. — Gracias... — Isabella estaba a punto de preguntarle si le gustaban los bebés cuando el médico entró con un aparato para revisar a los niños — Buenas noches, veo que está descansando, eso es muy bueno para que mejore pronto, voy a hacer un ultras
Después de haber tenido una noche de pasión bastante intensa, al día siguiente Isabella despertó y se encontró sola en la cama, no era nada extraño, se había convertido en algo habitual que despertara sola, el CEO siempre se marchaba dejándola sola y sumida en la tristeza. El alta ya estaba firmada, ese día la bella asistente ya se podía marchar, ella estaba haciendo su maleta cuando de pronto escuchó tocar a la puerta y fue a abrir, nunca se espero ver quien era el visitante — ¡Hermano...! ¿Qué haces aquí? ¿Cómo supiste que...? — Era evidente la voz temblorosa de la jóven — ¿Se puede? — Preguntó el CEO Rossi, antes de entrar — ¿Qué estabas aquí? Igor me ha avisado, sabes bien que él no solamente es tu mayordomo, también es el hombre de confianza de nuestra familia — No debió decirte nada, mírame, estoy bien, ya el médico dijo que puedo irme a casa — Sabes bien que las cosas no son tan sencillas, no quieras encubrir a ese hombre. Cuando dijiste que te amaba, te creí y t