La cercanía del frío CEO

Con esa gélida mirada azúl el CEO Ivanov, recorrió el amplio lugar hasta que dió con su objetivo y caminó en esa dirección, cuando Isabella, lo vió llegar se sorprendió muchísimo, ella apenas pudo pronunciar

— Sergey.... Tú... ¿Qué haces aquí?

— ¡Tú, enfermera, quiero que la cambien a la mejor habitación privada que tenga este hospital, de inmediato! — La imponente y dominante voz de Sergey Ivanov, hizo temblar a la mujer que revisaba la intravenosa de Isabella, ese hombre era realmente tan apuesto como aterrador

El equipo de enfermería se apresuró de inmediato a cumplir las órdenes del hombre millonario, con mucho cuidado y con premura, trasladaron a Isabella, a una de las habitaciones más lujosas del hospital

Ella pudo ver qué parecía un habitación de hotel cinco diamantes, el lujo estaba por todas partes, incluso tenia una pequeña cocina, sala de estar, televisión con cable, y teléfono, la única diferencia era que había equipos médicos en ella

Después de dejar cómoda a la paciente, las enfermeras y el médico salieron dejando solos al hombre de traje y la bella jóven, el silencio reinó un poco hasta que se escuchó la varonil voz

— ¿Por qué no me dijiste que estabas embarazada? — La expresión del CEO Ivanov, era indescifrable, Isabella, no lograba leerlo, él parecía estar tranquilo, ella no podía estar segura de lo que estaba pensando, si le alegraba la noticia, o si esta le molestaba, solo permanecía observándola con las manos manos en los bolsillos de su pantalón

— No te lo dije por qué yo tampoco lo sabía — Ella volteó la mirada a otra parte

— Puedes quedarte aquí todo el tiempo que sea necesario, te contrataré una enfermera de tiempo completo, la mejor

— Si claro, Puedes contratar al mejor personal para servirte excepto un chef que sea de tu agrado — Isabella, sonrió, un poco de humor quizás podia relajar un poco el ambiente, se sentía tanto tensión que el ambiente era pesado.

--"Solo quiero comer las cosas que me cocinas es que...!" Sergey sabe que Isabella está ironizándole. Pero no sabe cómo seguir esa frase.

Justo en ese momento el estómago de Isabella, gruñó un poco, ella no había probado bocado en todo el día, quizás los bebés estaban hambrientos, se sonrojó un poco, pero que podía hacer

— Tienes razón, cinco de mis chefs Michelin ya están trabajando en la cocina de un hotel cercano aquí, probablemente la comida ya esté lista, iré a buscar los alimentos — El CEO, encaminó sus pasos a la salida, pero en ese momento Isabella, tomó su mano

— Pide que te envíen la comida aquí, tú... no te vayas, quédate conmigo

El CEO, envió un mensaje a su asistente para después acomodarse junto a ella en la cama, sintió su calor y le dejó un suave beso en los labios que después intensificó, besó su cuello con pasión, bajó su mano a su vientre para acariciarlo, la tenía tan cerca de él y solo eso lo ponía duro, su deseo por ella era intenso, casi incontenible, su mano acariciaba el exquisito cuerpo de ella bajo la bata de hospital,

Isabella no pudo evitar gemir ante las caricias de ese hombre que sabía cómo enloquecer la y hacerle perder los sentidos

— Eres exquisita... Tan adictiva para mi....

— Sergey... para... no podemos, el embarazo está delicado... — Las manos del CEO, estaban ya en los redondos senos de la bella mujer, que si no hubiese sido por que debía tener reposo la habría tomado y la habría hecho suya como tanto quería

— Ahhhgrr... ¿Cuánto tiempo? — La paciencia no era la mayor virtud del CEO, el no poder hacerle el amor y controlarse le iba a costar, necesitaba sentirla

— ¿Qué...? — Isabella, parecía aturdida, no sabía a qué se refería el CEO, exactamente

— ¿Cuánto tiempo necesitas para recuperarte?

Ella notó el rostro rojo del CEO, pero que continuaba sin ninguna expresión, quizás ella se había equivocado y solo quería que le volviera a preparar los alimentos para no morir de hambre.

— Oh, el médico dijo... Unas semanas — Isabella quería reír, algunas veces ese CEO parecía un niño pequeño. Pero ella se esforzaba en comprenderlo. El ambiente entre los dos estaba más agradable, mas justo en ese momento se escuchaba el timbre de la puerta, el hombre se puso de pie y acomodó las ropas de Isabella con una mirada de insatisfacción graciosa. Al menos graciosa a la vista de la jóven.

El asistente Enrique, entró con un carrito lleno de exquisita comida, el hombre educado y vestido en traje, saludó cortésmente.

— Buenas tardes, estoy aquí con los alimentos, señorita Rossi, los chefs se esforzaron mucho en la preparación, esperan que sea de su agrado

El aroma de la sopa era exquisito, el menú era muy completo, incluso había un postre, Enrique, acomodó todo y acercó la mesa movible a la jóven mujer.

— Gracias Enrique, puedes retirarte, yo me haré cargo del resto — Ordenó el CEO

— Por supuesto, con su permiso.

— Esto se ve riquísimo — Isabella, tomó la cuchara con su mano izquierda, ya que en la derecha llevaba la intravenosa, como era diestra le costaba manejarla

— Deja, yo lo haré — Sergey, le quitó la cuchara y el mismo estaba por alimentarla

— No... yo puedo hacerlo, no es necesario que te tomes esa molestia

— ¿Te estás negando a qué yo te alimente? — La mirada severa del CEO, desarmó a la asistente

— No, yo... — Isabella no sabía qué decir, solo obedeció a la órden y abrió su boca, mientras miraba el atractivo rostro del hombre frente de ella.

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