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No es solo un bebé, son tres

El CEO, se había quedado trabajando en el sofá cerca de la camilla en dónde estaba Isabella, ella se había dormido y vuelto a despertar, el hombre la observaba de vez en vez

— Sergey...

— Dime, ¿Necesitas algo?

— Agua, quiero un poco de agua, estoy muy sedienta

— Claro, dame un momento — El hombre hizo a un lado su laptop y su celular para buscarle una botella de agua a su asistente, Isabella, lo observaba sin poder creer que él estuviera haciendo eso por ella, siempre había sido al revés, era ella quien lo atendía, pero ahora... estaba ahí, no se había marchado, no la había abandonado, consideraba al bebé en su vientre, sus ojos se humedecieron pero evitó llorar, eso significaba que no estaba sola, ¿Cierto?

— Aquí tienes.

— Gracias... — Isabella estaba a punto de preguntarle si le gustaban los bebés cuando el médico entró con un aparato para revisar a los niños

— Buenas noches, veo que está descansando, eso es muy bueno para que mejore pronto, voy a hacer un ultrasonido, vamos a ver cómo se encuentran los bebés.

Apenas el CEO escuchó las palabras del doctor, se apresuró a preguntar.

— ¿Qué quiere decir con bebés? ¿Acaso no es solo un niño? — Al saber que su asistente estaba por amenaza de aborto, el hombre poderoso asumió que se trataba de un solo bebé

— ¿No lo sabe? No es uno solo feto el que la madre tiene en su vientre.

— ¿Son dos hijos? — Sergey, permanecía con el rostro indescifrable

El médico negó con la cabeza y con una sonrisa respondió.

— Tampoco son dos niños, ellos o ellas son tres, la paciente lleva trillizos en el vientre, ¿No es una excelente noticia? No todos los días se ven casos como este, así que hay que hacer todo lo posible por qué el embarazo llegue a término

La mirada azul del CEO se fijó en la mujercita que yacía en la camilla, ella no solo le daría un hijo si no tres

— Está bien, asegurense que todos ellos puedan conseguir el mejor tratamiento.

— Puede estar seguro de que lo estamos haciendo señor Ivanov, el sangrado ya se detuvo — Explicaba el ginecólogo mientras miraba la pantalla para leer el estado de las criaturas.

— Doctor, ¿Cómo están ellos? Van a estar bien, ¿Cierto? — Isabella preguntaba con un brillo especial en su mirada, ella ya amaba a sus trillizos, perderlos no era una opción para la joven madre

— Hasta ahorita lo que les falta es subir de peso, la madre debe alimentarse mejor, ellos se están mostrando más fuertes cada vez, si siguen así pronto saldrán del cuadro de peligro y podrán irse a casa

En ese momento una llamada le entró al celular al empresario, él revisó el remitente unos momentos hasta que respondió

— Dime, ¿Qué pasa? — Se le escuchó preguntar mientras encaminaba sus pasos hacia la salida — Estoy ocupado Amelia.

— Sergey, pronto mi madre va a mejorar y terminará su tratamiento aquí en Europa, pronto volveré a américa para poder casarnos — Amalia Estrada, era la prometida que la familia Ivanov, le habia elegido al poderoso y millonario CEO.

— Eso no lo quiero hablar por teléfono, lo hablaremos ya que estés aquí — Sergey, solo cortó la llamada sin más

— Era imposible que Isabella, no hubiese escuchado la llamada, había sido asistente del CEO por mucho tiempo, había escuchado que el estaba comprometido pero nunca vió una mujer en su vida, entonces.... ¿Era ella...?

Más desde ese día el CEO venía a acompañar cada noche a la futura madre de sus hijos. Era como si él hospital se hubiera convertido en su segundo hogar, el hombre la trataba como nunca antes lo había hecho, los chefs cocinaban para ella, las enfermeras pagadas por él se esmeraban en su buen trato hacia la mujer embarazada, incluso si podía se quedaba a trabajar en su laptop sentado en el sofá junto a ella, aunque seguía siendo frío como un témpano de hielo, siempre ocupado, siempre en llamadas o en juntas de negocios, siempre lejano

La noche que Isabella fue dada de alta, el CEO no se contuvo más para hacerla suya, fué suave y delicado como nunca antes, la fue desnudando mientras besaba su cuerpo, Isabella, recorría los cabellos del hombre con sus manos, no le importaba que fuera dejando marcas en su piel

— Ahhh... sigue... no pares Sergey...

— Siiii... Gime mi nombre — El CEO se enterró en la intimidad de Isabella embistiéndola profundo mientras jadeaba de placer, su interior era tan cálido y húmedo, su obsesión y adicción más grande

— ¡Dios, me enloqueces.... Sigue, sigue por favor...

La exitación que le causaba saber que tenía a Isabella delirando por el placer que él le provocaba era tan intensa que estaba a punto de correrse en su interior, pero todavía no era el momento, besó y lamió los pezones del exquisito cuerpo de la mujer haciendo que ella se dejará llevar por la pasión y se corriera en su falo

— Eres exquisita, solo un poco más... — Sergey dió unas cuantas embestidas más y se corrió en el interior de Isabella, ambos jadeaban mientras intentaban recobrar la respiración cuando alcanzaron el clímax y se quedaron abrazados, ella no pudo evitar preguntar

— Entonces, ¿Es por tus hijos?

El empresario estaba confundido

— "¿Qué?"

Isabella miró a los ojos al atractivo CEO

— ¿Todo esto, la habitación lujosa, la diferente forma de tratarme, y... tu apoyo?

Al escuchar la pregunta de la mujer, el CEO no pudo contestar, solo pudo volver a besarla, a tocarla y acariciarla para volver a hacerle el amor

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