Hanna apretó el arma con fuerza, le temblaba la mano. El hombre tras ella apoyó su mano en la muñeca de Hanna e hizo que levantara el arma apuntando hacia los dos hombres que tenía enfrente, ambos con el mismo rostro, ambos vestidos de la misma forma, indistinguibles como el reflejo de un espejo, atados y amordazados.
— Vamos, Hanna — le dijo el hombre, su voz produjo eco en el parqueadero — dispara, dispara a uno de los dos hombres que tienes enfrente, si matas a tu esposo tú y tu hijo mueren con él, Pero si matas al impostor sobrevivirán.
La mano de Hanna que sostenía el arma apuntando hacia los gemelos tembló nuevamente, los ojos se le llenaron de lágrimas.
¿Cómo podía aquel hombre pedirle algo como eso?
— Vamos Hanna, dispara, ¡dispárale! Adivina Cuál de los dos hombres que hay frente a ti es el impostor, mátalo Y así te entregaré a tu hijo. Escoge si eres capaz de distinguirlo. ¡Escoge Hanna!
A pesar del increíble y terrorífico parecido entre ambos hombres, Hanna podía distinguir perfectamente Quién era quién. No había una razón en específico, un gesto, un guiño, algo en sus cuerpos o en sus poses que sirviera para identificarlos, ella simplemente lo sabía, sabía con el alma Quién era su esposo y sabía con el alma quién era el impostor del que se había enamorado, pero solamente tenía una salida: Mataba al hombre que amaba y salvaba a su hijo, o dejar vivir al hombre que amaba, pero moriría a ella y su criatura.
No había a quién pedir ayuda, estaban solos, atrapados, acorralados, Así que Hanna respiró profundo y cuando parpadeó dos gruesas gotas de lágrimas rodaron por sus mejillas.
— ¿ya tomaste la decisión, Hanna? — le preguntó el hombre. Estaba tan cerca que su asqueroso y cálido aliento se deslizó por el cuello de la joven haciéndola estremecer — ¿ya tomaste la decisión? — preguntó nuevamente.
Uno de los hombres levantó la cabeza y en sus ojos grises Hanna entendió perfectamente lo que quería decir, era un valiente y comprensivo: “Hazlo” y Hanna asintió, así que apretó con fuerza el arma y el sonido del disparo resonó por todo el lugar...
Tres años antesAdrián trató de acomodarse en la cama, pero le dolía todo el cuerpo. No sabía si era más incómoda la sensación de los huesos magullados o el ver al hombre de pie frente a su camilla.Pero ya había iniciado con su plan y no podía dar marcha atrás, le había dado alas a su venganza y ya no podía detenerse. Era como si se mirara en el espejo, la situación era extraña. Había investigado al hombre y al ver sus fotos se asombró al notar el parecido entre ambos, pero ya tenerlo cara a cara era extraño… Pero no podía dar marcha atrás, quería sus respuestas y su venganza y las tendría a como diera lugar.Alfonso le había robado todo en la vida y lo haría pagar por eso… todos lo harían.Cuando se lanzó hacia el auto del hombre en la mañana su plan salió perfecto, nada pudo ser mejor a que estuviera ebrio, así creyó que lo había atropellado. — ¿Alfonso? — preguntó Adrián y el hombre asintió.— Nacido el 2 de febrero de 1993.Adrián negó con vehemencia, fingiendo incredulidad.
— ¡¿UN EMPLEO?!— al otro lado la muchacha se alegró, luego bajó el tono de voz—. Ya dejaste de lado la idea de venganza contra tu familia biológica, ¿verdad? — Claro que sí, eso ya lo dejé en el pasado, ya no me atormenta más —Adrián mintió.Mentirle a su hermana le dolía, pero ella no lo aprobaría, ya todo estaba encausado.El destino lo había puesto en el camino de la venganza que tanto había planeado así que un mes después, completamente recuperado, con un nuevo corte de cabello y un traje impecable hecho a medida, bajó del auto lujoso que lo trajo del aeropuerto directamente hacia la mansión de su familia biológica. La prueba de ADN que Alfonso había mandado hacer había arrojado una sorprendente similitud entre ambos, indiscutiblemente eran gemelos.Gemelos idénticos y el pobre hermano de Adrián pensó que era quien llevaba la batuta en el plan. Adrián solo lo veía como un cachorrito patético que hizo todo lo que él necesitaba.Cuando cruzó por las puertas de la inmensa casa tuv
Adrián se volvió hacia toda su familia.Aunque no se habían criado juntos, aunque en el fondo él sintiera que esa era la familia de Alfonso, también era la suya, también era su padre, también era su madre, sus hermanos y sus sobrinos… Eran los que lo habían querido muerto, los que lo habían olvidado.Al parecer todos llegaron juntos, Adrián levantó la mirada y se ajustó el traje.— Sí, ya regresé — dijo con un poco de apatía. Las semanas que había pasado estudiando a su hermano notó que era un hombre extraño. Era frío y parecía que nada le impresionaba, pero también era un hombre tremendamente inseguro, las cosas que le comentó que le hacían su familia eran patéticas. — Según nos dijiste regresarías en unos cuantos meses, ¿las vacaciones que te autoimpusiste te cansaron? — dijo su padre.Era un hombre alto como ellos, aunque sus canas marcadas dejaban entrever un brillante cabello rubio que debió haber lucido orgulloso en su juventud, tenía los ojos oscuros y apagados, pero un por
— ¿De qué diablos hablas? Sabes que tenemos que dormir en la misma cama porque los empleados no deben darse cuenta de que esto es un matrimonio falso. Los medios pagarían millones por un chisme así.— Si, lo sé, solo olvídalo.— ¿Qué hiciste en ese viaje? — le preguntó Hanna — aparte de irte al gimnasio, te ves diferente.— ¿Qué? ¿tengo la nariz torcida y los ojos más grandes? — comentó él, hacer reír a una mujer era el primer paso para conquistarla. Hanna apretó el entrecejo al notar la broma.Adrián comenzó su artimaña a base de mentiras, un acto que, sin saber, lo condenaría. — Sí y ahora eres gracioso y haces chistes también. No, no me refiero a algo físico, eres diferente, como un hombre nuevo… como otro hombre… Para evitar que la mujer notara la tensión que le entró en el cuerpo, Adrián comenzó a quitarse la ropa. Aunque era un matrimonio falso, imaginó que sí se habían acostado alguna vez, la mujer debía de haberlo visto desnudo en algún momento, Así que se desnudó por com
Hanna despertó asustada, cuando abrió los ojos lo primero que vio fue la espalda ancha de su esposo sentado en el borde de la cama.A Hannah le costó un segundo reconocerlo y eso la asustó, pero otro grito aterrador proveniente de la sala hizo que aquello se le olvidara por completo.Su esposo se puso de pie y corrió hacia la puerta.— ¿Alfonso qué está pasando? — lo llamó ella pero el hombre abrió la puerta y salió corriendo sin dudarlo. Hanna se puso de pie y corrió, tenía el corazón acelerado. Cuando llegó al primer piso detrás del hombre, encontró a su cuñada con su pequeño sobrino, Marcos, en sus brazos.El niño parecía inconsciente, Alfonso llegó con ella y cargó al niño, cosa que sorprendió a Hannah, su esposo nunca había sido para nada cariñoso con sus sobrinos.— ¿Qué pasó? — preguntó el hombre con firmeza, la mujer sollozó.— Decía que le dolía el estómago, estaba en la cocina preparando un té de canela y cuando subí estaba inconsciente — comentó en medio del llanto. Hanna
— ¡Alfonso! — gritó ella emocionada.En cuanto el hombre puso sus ojos grises en ella, la miró con gesto interrogativo pero la mujer no le dio tiempo a preguntar siquiera nada, se abalanzó sobre él, lo tomó por las mejillas y le dio un profundo beso en los labios.Hanna sintió que la atravesó una fuerte corriente eléctrica.— Cariño — le dijo la enfermera — te habías desaparecido por tanto tiempo, la última vez que te vi me dejaste sola en la cama. No puedes ser tan grosero con tu futura esposa.— ¿Futura esposa? — preguntó Hanna en voz alta poniéndose de pie y caminando con rabia hacia la rubia.La enfermera facilota tomó a Alfonso de nuevo por las mejillas para intentar besarlo, pero el hombre la apartó con un poco de brusquedad. Hanna sintió rabia, pero no eran rabia de celos, ella sabía que eso era el pan de cada día con Alfonso, se acostaba con sus enfermeras, con su secretarias, con sus empleadas, con la mensajera… Era el hombre más infiel que Hanna jamás hubiera conocido, pe
— ¡¿Qué yo qué?! — preguntó sorprendido y Hanna lo empujó. — ¿Qué? ¿Ahora dirás que no te acuerdas que pagaste varios millones de dólares para que me obligaran a casarme contigo? ¿Acaso olvidas que me llamaste mercancía? ¿Que según soy tu esclava? se supone que debes conservar una imágen decente, pero te acuestas con quién se te atraviese — comentó ella dándole la espalda — sólo lo hiciste por orgullo, ¿Verdad? — pero Alfonso ya no contestó y le dio la espalda. El frío de la madrugada se espantó poco a poco con la calidez de la espalda del hombre, y aunque preocupada aún por Marcos, sabía que estaba en buenas manos. Era uno de los mejores hospitales del país, así que se quedó dormida, pero Alfonso no, o mejor dicho, Adrián.Adrián se volvió boca arriba y observó el perfecto rostro de la mujer que dormía a su lado.Era tan linda, con carácter. ¿Como su hermano podría ser un idiota con ella? ¿Cómo podría haberle sido infiel de esa forma tan descarada? ¿Cómo pudo haberla comprado c
Adrián encontró que la ropa de Alfonso que había en el armario le quedaba un poco ajustada, de hecho muy ajustada, Así que buscó en la agenda de su hermano a su modista, el hombre le había dicho que tal vez debía contratarla precisamente por eso. Optó Entonces por ponerse el traje con el que había llegado del viaje, ese estaba hecho a su medida. encendió el auto de su hermano y se fue para la oficina.La farmacéutica vital era una de las empresas más importantes de América, había tenido increíbles tratos comerciales con otra farmacéutica llamada Biogen, pero esta estuvo involucrada en Casos de corrupción y homicidios, así que Vital tuvo que hacerse su nombre por su propia cuenta, Por eso los Velazco, dueños principales de la farmacéutica, se vieron obligados a requerir a socios comerciales importantes para salir a flote sin la ayuda de Biogen, aun así le quedó la duda del Por qué eligieron a su hermano Alfonso para liderar la compañía, el hombre era bueno en las finanzas, pero imaginó