— ¿De qué diablos hablas? Sabes que tenemos que dormir en la misma cama porque los empleados no deben darse cuenta de que esto es un matrimonio falso. Los medios pagarían millones por un chisme así.
— Si, lo sé, solo olvídalo.
— ¿Qué hiciste en ese viaje? — le preguntó Hanna — aparte de irte al gimnasio, te ves diferente.
— ¿Qué? ¿tengo la nariz torcida y los ojos más grandes? — comentó él, hacer reír a una mujer era el primer paso para conquistarla.
Hanna apretó el entrecejo al notar la broma.
Adrián comenzó su artimaña a base de mentiras, un acto que, sin saber, lo condenaría.
— Sí y ahora eres gracioso y haces chistes también. No, no me refiero a algo físico, eres diferente, como un hombre nuevo… como otro hombre…
Para evitar que la mujer notara la tensión que le entró en el cuerpo, Adrián comenzó a quitarse la ropa.
Aunque era un matrimonio falso, imaginó que sí se habían acostado alguna vez, la mujer debía de haberlo visto desnudo en algún momento, Así que se desnudó por completo y notó en el reflejo del espejo como la mujer lo miraba detenidamente.
Era evidente que se veía un poco más musculoso que su hermano Alfonso, Pero nada que no pudiera disimularse con una excusa de meterse al gym.
Se puso un pantalón corto, se recostó en la cama y luego intentó dormirse dándole la espalda a su esposa, o mejor dicho, a su cuñada, fingiendo indiferencia.
—¿Y no vas a leer? — le preguntó ella en medio de la oscuridad.
— ¿Qué?
— Que siempre que te acuestas lees antes de dormir.
— Ah sí — murmuró él, eso no se lo había contado Alfonso — estoy cansado, no quiero hacerlo. Hasta mañana — contestó, frío.
Ciertamente le fue imposible conciliar el sueño, sentir a la hermosa mujer a su lado, sentir su respiración, tenerla tan cerca, pero al mismo tiempo tan lejos.
Saber con certeza que su siguiente paso era enamorarla, para luego destruir todo el imperio de ambas familias le causó un poco de remordimiento, pero había esperado muchos años por esta venganza, no había marcha atrás y sus emociones no podían traicionarlo.
Resonaron en su mente las palabras del hombre que lo había criado mientras agonizaba en sus brazos.
«Sé que eres un buen hombre, Adrián» le dijo «Y no quiero que dejes que envenenen tu corazón, ese puro y maravilloso corazón que tienes es todo lo que te queda, no dejes que nada ni nadie lo corrompa»
— Ya es muy tarde — le murmuró Adrián a la oscuridad — mucho.
Comenzaba una vida difícil para él, pero cuando cerraba los ojos veía a su hermana, veía sus ojeras y su palidez.
Tenía que hacerlo por ella también, por una vida mejor, y no lo lograría si seguía arrastrando esos deseos de venganza inconclusos.
Comenzaba a entrarle sueño entrada la noche, cuando de repente, un grito aterrador vino de la parte baja de la casa.
— ¡Ayuda! — gritaban — ¡mi hijo se está muriendo!
Hanna despertó asustada, cuando abrió los ojos lo primero que vio fue la espalda ancha de su esposo sentado en el borde de la cama.A Hannah le costó un segundo reconocerlo y eso la asustó, pero otro grito aterrador proveniente de la sala hizo que aquello se le olvidara por completo.Su esposo se puso de pie y corrió hacia la puerta.— ¿Alfonso qué está pasando? — lo llamó ella pero el hombre abrió la puerta y salió corriendo sin dudarlo. Hanna se puso de pie y corrió, tenía el corazón acelerado. Cuando llegó al primer piso detrás del hombre, encontró a su cuñada con su pequeño sobrino, Marcos, en sus brazos.El niño parecía inconsciente, Alfonso llegó con ella y cargó al niño, cosa que sorprendió a Hannah, su esposo nunca había sido para nada cariñoso con sus sobrinos.— ¿Qué pasó? — preguntó el hombre con firmeza, la mujer sollozó.— Decía que le dolía el estómago, estaba en la cocina preparando un té de canela y cuando subí estaba inconsciente — comentó en medio del llanto. Hanna
— ¡Alfonso! — gritó ella emocionada.En cuanto el hombre puso sus ojos grises en ella, la miró con gesto interrogativo pero la mujer no le dio tiempo a preguntar siquiera nada, se abalanzó sobre él, lo tomó por las mejillas y le dio un profundo beso en los labios.Hanna sintió que la atravesó una fuerte corriente eléctrica.— Cariño — le dijo la enfermera — te habías desaparecido por tanto tiempo, la última vez que te vi me dejaste sola en la cama. No puedes ser tan grosero con tu futura esposa.— ¿Futura esposa? — preguntó Hanna en voz alta poniéndose de pie y caminando con rabia hacia la rubia.La enfermera facilota tomó a Alfonso de nuevo por las mejillas para intentar besarlo, pero el hombre la apartó con un poco de brusquedad. Hanna sintió rabia, pero no eran rabia de celos, ella sabía que eso era el pan de cada día con Alfonso, se acostaba con sus enfermeras, con su secretarias, con sus empleadas, con la mensajera… Era el hombre más infiel que Hanna jamás hubiera conocido, pe
— ¡¿Qué yo qué?! — preguntó sorprendido y Hanna lo empujó. — ¿Qué? ¿Ahora dirás que no te acuerdas que pagaste varios millones de dólares para que me obligaran a casarme contigo? ¿Acaso olvidas que me llamaste mercancía? ¿Que según soy tu esclava? se supone que debes conservar una imágen decente, pero te acuestas con quién se te atraviese — comentó ella dándole la espalda — sólo lo hiciste por orgullo, ¿Verdad? — pero Alfonso ya no contestó y le dio la espalda. El frío de la madrugada se espantó poco a poco con la calidez de la espalda del hombre, y aunque preocupada aún por Marcos, sabía que estaba en buenas manos. Era uno de los mejores hospitales del país, así que se quedó dormida, pero Alfonso no, o mejor dicho, Adrián.Adrián se volvió boca arriba y observó el perfecto rostro de la mujer que dormía a su lado.Era tan linda, con carácter. ¿Como su hermano podría ser un idiota con ella? ¿Cómo podría haberle sido infiel de esa forma tan descarada? ¿Cómo pudo haberla comprado c
Adrián encontró que la ropa de Alfonso que había en el armario le quedaba un poco ajustada, de hecho muy ajustada, Así que buscó en la agenda de su hermano a su modista, el hombre le había dicho que tal vez debía contratarla precisamente por eso. Optó Entonces por ponerse el traje con el que había llegado del viaje, ese estaba hecho a su medida. encendió el auto de su hermano y se fue para la oficina.La farmacéutica vital era una de las empresas más importantes de América, había tenido increíbles tratos comerciales con otra farmacéutica llamada Biogen, pero esta estuvo involucrada en Casos de corrupción y homicidios, así que Vital tuvo que hacerse su nombre por su propia cuenta, Por eso los Velazco, dueños principales de la farmacéutica, se vieron obligados a requerir a socios comerciales importantes para salir a flote sin la ayuda de Biogen, aun así le quedó la duda del Por qué eligieron a su hermano Alfonso para liderar la compañía, el hombre era bueno en las finanzas, pero imaginó
Fue un día muy pesado para Adrián, extrañamente se adecuó fácil a la oficina y al trabajo. Alfonso le había explicado muy bien cuál era su rol, Pero él Había decidido tener una participación más activa dentro de la compañía, Por eso impidió que la carga con los medicamentos caducados saliera Y ante su presencia logró agachar más de una cabeza que pensó humillarlo. Alfonso, al parecer, se dejaba humillar de cualquiera, pero él no era Alfonso Y aunque tenía que fingir que era él ya se había hecho la promesa de que se vengaría de todos, esa empresa le pertenecía por ley, pero si no era para él no sería para nadie, solo tenía que descubrir los negocios sucios que escondían y eso sería suficiente para hundirlos.A escondidas llamó a su hermana Ana María, la joven se alegró mucho al oírlo.— ¿Cómo estás, hermanita? — le preguntó Adrián. Se sintió feliz por escuchar el tono de voz alegre de su hermana, hacía muchísimo tiempo no lo escuchaba con tanta energía.— Excelente. ¿y el empleo? — E
11 Dudas.Adrián, antes de salir del gimnasio, comprobó las pastillas que Hanna le había entregado. Tenía la marca Vital, eran de la compañía y aquello le sorprendió. Alfonso en ningún momento le había comentado que tenía que tomar medicamentos, muchísimo menos que tuviera un problema cardíaco. Él estaba completamente saludable y siendo honesto consigo mismo, le atemorizó tomarse los medicamentos de Alfonso y que tal vez fuera contraproducente para su salud, Así que entró al baño de su habitación ignorando a Hanna que estaba acostada en la cama dándole la espalda a la entrada y tiró por el excusado un par de las pastillas. Tendría que hacerlo diario y tendría que fingir frente a Hannah que las tomaba, Pero esperó que no fuera difícil. Se dio una larga ducha de agua muy fría luego, cuando salió envuelto en la toalla, le entró una extraña preocupación. Había muchas cosas que Alfonso no le había comentado de su vida, cosas importantes como por ejemplo las pastillas y eso le generó inco
Cuando Adrián despertó, supo que algo andaba mal cuando notó a Hanna sentada en la silla frente a la cama. La mujer tenía los ojos enrojecidos, no era como si hubiese llorado, más bien, era como si estuviese conteniendo la rabia. El sol apenas comenzaba a salir por el horizonte, la luz mortecina que se colaba por las ventanas apenas permitía que pudiera reconocer el rostro de la mujer y sus enrojecidos ojos, Parecía que había pasado la noche ahí sentada.— ¿desde hace cuánto estás ahí? — le preguntó él, pero Hannah no contestó, se quedó ahí observándolo detenidamente. Adrián se irguió en la cama, tenía únicamente la ropa interior, pero por alguna razón no le importaba estar semidesnudo frente a la mujer. Ella desbloqueó su celular, la luz azulada de la pantalla mostró las ojeras que tenía bajo los ojos, le lanzó el celular y Adrián apenas lo atrapó. Aún se sentía cansado y con sueño. Cuando Adrián miró el celular, le costó un segundo reconocer las letras que habían, en era un artí
Hanna se removió incómoda en la Silla, el frío de la mañana comenzaba a entrarle en el cuerpo, Así que se puso de pie y caminó de un lado para otro. La historia de Alfonso era complicada, extraña. Estaba llena de muchas preguntas, pero lo cierto es que tal vez tenía razón, tal vez el accidente no lo hubiera cambiado lo suficiente como para ser un hombre bueno, pero si lo suficiente como para que tal vez intentara cambiar las cosas. Esperó no preocuparse por eso y trató de dejar de darle vueltas al asunto, lo único que quería era salir de eso cuanto antes.Si Alfonso no recordaba el monstruo que había sido, ella se lo recordaría claramente, le recordaría cada falla y se lo restregaría en su cara.El hombre la observaba detenidamente caminar de un lado para otro, ella se mordió los labios y luego tomó una pequeña cobija que había sobre el mueble a la derecha y la puso sobre sus piernas sentándose ahí. No fue capaz de mirarlo a la cara cuando comenzó a hablar.— fue hace unos cuantos añ