Hanna despertó asustada, cuando abrió los ojos lo primero que vio fue la espalda ancha de su esposo sentado en el borde de la cama.
A Hannah le costó un segundo reconocerlo y eso la asustó, pero otro grito aterrador proveniente de la sala hizo que aquello se le olvidara por completo.
Su esposo se puso de pie y corrió hacia la puerta.
— ¿Alfonso qué está pasando? — lo llamó ella pero el hombre abrió la puerta y salió corriendo sin dudarlo.
Hanna se puso de pie y corrió, tenía el corazón acelerado.
Cuando llegó al primer piso detrás del hombre, encontró a su cuñada con su pequeño sobrino, Marcos, en sus brazos.
El niño parecía inconsciente, Alfonso llegó con ella y cargó al niño, cosa que sorprendió a Hannah, su esposo nunca había sido para nada cariñoso con sus sobrinos.
— ¿Qué pasó? — preguntó el hombre con firmeza, la mujer sollozó.
— Decía que le dolía el estómago, estaba en la cocina preparando un té de canela y cuando subí estaba inconsciente — comentó en medio del llanto. Hanna corrió hacia el teléfono.
— Ya mismo llamaré a una ambulancia o le diré chofer para que nos lleve al hospital, llegará en diez minutos — pero Alfonso negó.
— Claro que no, no hay tiempo de eso — sin zapatos, en un pantalón corto y sin camisa, salió corriendo de la casa a toda velocidad hacia el parqueadero con el niño en brazos.
Hanna observó a su cuñada, la mujer estaba tan asustada que ni siquiera repararon el hecho de que Alfonso se ofreciera a llevar al niño al hospital, aquello le pareció bastante extraño ambas mujeres.
Salieron corriendo tras el hombre, cuando llegaron al parqueadero, él ya había abierto la puerta de su auto y había puesto el niño en la parte de atrás.
— ¡Ya súbanse! — les ordenó el hombre, encendió el auto y salió a toda velocidad por la calle — ¿Dónde queda el hospital más cercano? — preguntó y Hanna apoyó la mano en la frente del niño, estaba ardiendo de fiebre. Su cuñada seguía llorando.
— ¿Cómo no vas a saber dónde queda? Hace unos meses estuvimos allá para los exámenes de rutina.
— Ya dime dónde queda, mujer — le ordenó el hombre con firmeza y Hanna se sorprendió, le dio la dirección y el hombre aceleró. Parecía diferente, con más carácter y eso por alguna extraña razón asustó a Hanna.
Mientras Alfonso conducía ella lo miró. con los brazos anchos y el gesto apretado.
Sus cejas se juntaban en una expresión tensa, una que nunca le había visto hacer a su esposo.
Ese era Alfonso, indudablemente, pero era como si lo hubiesen cambiado, como si le hubiesen quitado el alma y le hubiesen puesto otra diferente, era él pero al mismo tiempo no lo era.
Cuando llegaron al hospital, Alfonso salió corriendo con el niño en brazos y entró, una enfermera los Atendió de inmediato, tomaron al niño y se lo llevaron de inmediato a la sala de urgencias.
Evaluna, la hermana de Alfonso, trató de salir corriendo tras el niño, pero su hermano la tomó por la cadera y la trajo hacia él, le dio un fuerte abrazo y la mujer sollozó en su hombro.
¿Alfonso siendo cariñoso con su hermana?
Se preguntó Hanna, comenzaba a dolerle la cabeza, Así que dejó de pensar en eso.
Tal vez Alfonso había aprovechado esas vacaciones para cambiar, para apreciar a las personas que lo rodeaban… Pero eso era imposible.
Un hombre como Alfonso no cambiaba.
Era una Escoria y sería una Escoria para toda la vida.
Un hombre que la había comprado como si fuese una esclava no merecía ni cambiar.
Una enfermera le prestó a su esposo un abrigo que Hanna no preguntó de dónde había salido y los tres se quedaron sentados en una banca esperando que un doctor saliera.
Cuando un hombre alto de cabello canoso salió por la puerta, los tres se pusieron de pie.
— ¿Qué le pasa a Marcos? — preguntó Alfonso.
— El niño está bien, logramos estabilizarlo, lo que tiene es un grave caso de apendicitis, debemos operarlo de inmediato y necesitamos la autorización de su padre o madre.
Evaluna asintió y caminó tras el hombre para dar su autorización
— Qué bueno que lo trajeron a tiempo —dijo una enfermera que estaba ahí — si la madre da la autorización lograremos operarlo antes de que la apendicitis pase a una fase crítica, Si hubiesen tardado al menos unos una hora más… bueno, ya no importa.
Alfonso asintió como agradecimiento y se sentó nuevamente en la silla.
Hanna lo observó.
— Gracias — murmuró la mujer, se sentía confundida y extrañada, realmente intimidada, era como si estuviera con un desconocido.
— ¿De qué? — preguntó el hombre.
— ¿Cómo que de qué? Por traer a Marquitos tan rápido — Alfonso se cruzó de brazos, sus ojos grises se posaron en ella.
— Es lo mínimo que puedo hacer, es mi sobrino.
— Pues me parece muy curioso que pienses eso ahora y no antes, recuerdo la cantidad de veces que lo humillaste porque era gordito, o que simplemente lo ignoraste. Me pareció muy raro este cambio de actitud…
Alfonso se encogió de hombros y le apartó la mirada, ya no dijo nada más, Y aunque Hanna quería preguntar..
Por alguna extraña razón le aterraba saberlo.
Estaban ahí en silencio cuando Alfonso se puso de pie y caminó hacia la ventana, desde ahí se veía las luces de la ciudad, era entrada a la medianoche.
Una enfermera muy alta de cabello rubio brillante cruzó por su lado y luego se detuvo en cuanto lo vio.
— ¡Alfonso! — comentó con un tono romántico y sexy.
— ¡Alfonso! — gritó ella emocionada.En cuanto el hombre puso sus ojos grises en ella, la miró con gesto interrogativo pero la mujer no le dio tiempo a preguntar siquiera nada, se abalanzó sobre él, lo tomó por las mejillas y le dio un profundo beso en los labios.Hanna sintió que la atravesó una fuerte corriente eléctrica.— Cariño — le dijo la enfermera — te habías desaparecido por tanto tiempo, la última vez que te vi me dejaste sola en la cama. No puedes ser tan grosero con tu futura esposa.— ¿Futura esposa? — preguntó Hanna en voz alta poniéndose de pie y caminando con rabia hacia la rubia.La enfermera facilota tomó a Alfonso de nuevo por las mejillas para intentar besarlo, pero el hombre la apartó con un poco de brusquedad. Hanna sintió rabia, pero no eran rabia de celos, ella sabía que eso era el pan de cada día con Alfonso, se acostaba con sus enfermeras, con su secretarias, con sus empleadas, con la mensajera… Era el hombre más infiel que Hanna jamás hubiera conocido, pe
— ¡¿Qué yo qué?! — preguntó sorprendido y Hanna lo empujó. — ¿Qué? ¿Ahora dirás que no te acuerdas que pagaste varios millones de dólares para que me obligaran a casarme contigo? ¿Acaso olvidas que me llamaste mercancía? ¿Que según soy tu esclava? se supone que debes conservar una imágen decente, pero te acuestas con quién se te atraviese — comentó ella dándole la espalda — sólo lo hiciste por orgullo, ¿Verdad? — pero Alfonso ya no contestó y le dio la espalda. El frío de la madrugada se espantó poco a poco con la calidez de la espalda del hombre, y aunque preocupada aún por Marcos, sabía que estaba en buenas manos. Era uno de los mejores hospitales del país, así que se quedó dormida, pero Alfonso no, o mejor dicho, Adrián.Adrián se volvió boca arriba y observó el perfecto rostro de la mujer que dormía a su lado.Era tan linda, con carácter. ¿Como su hermano podría ser un idiota con ella? ¿Cómo podría haberle sido infiel de esa forma tan descarada? ¿Cómo pudo haberla comprado c
Adrián encontró que la ropa de Alfonso que había en el armario le quedaba un poco ajustada, de hecho muy ajustada, Así que buscó en la agenda de su hermano a su modista, el hombre le había dicho que tal vez debía contratarla precisamente por eso. Optó Entonces por ponerse el traje con el que había llegado del viaje, ese estaba hecho a su medida. encendió el auto de su hermano y se fue para la oficina.La farmacéutica vital era una de las empresas más importantes de América, había tenido increíbles tratos comerciales con otra farmacéutica llamada Biogen, pero esta estuvo involucrada en Casos de corrupción y homicidios, así que Vital tuvo que hacerse su nombre por su propia cuenta, Por eso los Velazco, dueños principales de la farmacéutica, se vieron obligados a requerir a socios comerciales importantes para salir a flote sin la ayuda de Biogen, aun así le quedó la duda del Por qué eligieron a su hermano Alfonso para liderar la compañía, el hombre era bueno en las finanzas, pero imaginó
Fue un día muy pesado para Adrián, extrañamente se adecuó fácil a la oficina y al trabajo. Alfonso le había explicado muy bien cuál era su rol, Pero él Había decidido tener una participación más activa dentro de la compañía, Por eso impidió que la carga con los medicamentos caducados saliera Y ante su presencia logró agachar más de una cabeza que pensó humillarlo. Alfonso, al parecer, se dejaba humillar de cualquiera, pero él no era Alfonso Y aunque tenía que fingir que era él ya se había hecho la promesa de que se vengaría de todos, esa empresa le pertenecía por ley, pero si no era para él no sería para nadie, solo tenía que descubrir los negocios sucios que escondían y eso sería suficiente para hundirlos.A escondidas llamó a su hermana Ana María, la joven se alegró mucho al oírlo.— ¿Cómo estás, hermanita? — le preguntó Adrián. Se sintió feliz por escuchar el tono de voz alegre de su hermana, hacía muchísimo tiempo no lo escuchaba con tanta energía.— Excelente. ¿y el empleo? — E
11 Dudas.Adrián, antes de salir del gimnasio, comprobó las pastillas que Hanna le había entregado. Tenía la marca Vital, eran de la compañía y aquello le sorprendió. Alfonso en ningún momento le había comentado que tenía que tomar medicamentos, muchísimo menos que tuviera un problema cardíaco. Él estaba completamente saludable y siendo honesto consigo mismo, le atemorizó tomarse los medicamentos de Alfonso y que tal vez fuera contraproducente para su salud, Así que entró al baño de su habitación ignorando a Hanna que estaba acostada en la cama dándole la espalda a la entrada y tiró por el excusado un par de las pastillas. Tendría que hacerlo diario y tendría que fingir frente a Hannah que las tomaba, Pero esperó que no fuera difícil. Se dio una larga ducha de agua muy fría luego, cuando salió envuelto en la toalla, le entró una extraña preocupación. Había muchas cosas que Alfonso no le había comentado de su vida, cosas importantes como por ejemplo las pastillas y eso le generó inco
Cuando Adrián despertó, supo que algo andaba mal cuando notó a Hanna sentada en la silla frente a la cama. La mujer tenía los ojos enrojecidos, no era como si hubiese llorado, más bien, era como si estuviese conteniendo la rabia. El sol apenas comenzaba a salir por el horizonte, la luz mortecina que se colaba por las ventanas apenas permitía que pudiera reconocer el rostro de la mujer y sus enrojecidos ojos, Parecía que había pasado la noche ahí sentada.— ¿desde hace cuánto estás ahí? — le preguntó él, pero Hannah no contestó, se quedó ahí observándolo detenidamente. Adrián se irguió en la cama, tenía únicamente la ropa interior, pero por alguna razón no le importaba estar semidesnudo frente a la mujer. Ella desbloqueó su celular, la luz azulada de la pantalla mostró las ojeras que tenía bajo los ojos, le lanzó el celular y Adrián apenas lo atrapó. Aún se sentía cansado y con sueño. Cuando Adrián miró el celular, le costó un segundo reconocer las letras que habían, en era un artí
Hanna se removió incómoda en la Silla, el frío de la mañana comenzaba a entrarle en el cuerpo, Así que se puso de pie y caminó de un lado para otro. La historia de Alfonso era complicada, extraña. Estaba llena de muchas preguntas, pero lo cierto es que tal vez tenía razón, tal vez el accidente no lo hubiera cambiado lo suficiente como para ser un hombre bueno, pero si lo suficiente como para que tal vez intentara cambiar las cosas. Esperó no preocuparse por eso y trató de dejar de darle vueltas al asunto, lo único que quería era salir de eso cuanto antes.Si Alfonso no recordaba el monstruo que había sido, ella se lo recordaría claramente, le recordaría cada falla y se lo restregaría en su cara.El hombre la observaba detenidamente caminar de un lado para otro, ella se mordió los labios y luego tomó una pequeña cobija que había sobre el mueble a la derecha y la puso sobre sus piernas sentándose ahí. No fue capaz de mirarlo a la cara cuando comenzó a hablar.— fue hace unos cuantos añ
14 imperdonable.Hanna trató de salir de la habitación, pero Alfonso estiró la mano y la sujetó por la muñeca, era grande y cálida. Hannah nunca había recordado sentir la mano cálida de Alfonso.La sujetó por la misma muñeca en que la había sujetado cuando la golpeó en su Noche de bodas, pero El tacto era tan diferente que ella se sintió sobrecogida. Cuando lo miró el hombre tenía una extraña expresión en el rostro, la jaló hacia él hasta que Hannah se sentó en el borde de la cama a su lado, la pierna del hombre tocó la suya y ella sintió estremecimiento al sentir la calidad piel y los suaves pelitos contra su pierna.— Lo lamento — murmuró él, no era capaz de mirarla a la cara — no lo recordaba… no lo recordaba bien, todo es difuso y borroso, Pero créeme cuando te digo que quiero hacer las cosas que diferente, ya no soy el mismo que era antes, cuando desperté en la camilla no podía mover el cuerpo, pensé que me había quedado cuadripléjico. El doctor me dijo que era normal, había esta