Hannah se sentía entorpecida y torpe, desde que Alfonso había regresado de sus vacaciones era prácticamente otro hombre y aquello la confundía mucho.Aunque era su cara, su cuerpo, su voz, Había algo dentro de él que la hacía sentir diferente, no sentía el mismo atarban ignorante que se creía independiente, pero era manipulable al que estaba acostumbrada, era un hombre diferente. por lo que había escuchado de las empleadas, había llegado a la empresa a hacer cambios, había despedido un par de personas y algo con un cargamento que ella no entendió muy bien. Aquello era, cuando menos, anormal. Alfonso siempre había esperado que su padre le dijera que era lo que tenía que hacer, a dónde ir y qué firmar, pero el nuevo Alfonso no. Mientras preparaba las invitaciones digitales para la fiesta sorpresa de cumpleaños de Alfonso, se preguntó si en realidad el accidente lo cambiaría, no sería la primera vez que una persona a punto de morir recapacitada sobre su vida y su manera de verla, pero
Adrián buscó en el armario el traje que Hannah le había indicado, pero justo como imagino, le quedaba pequeño ya que tenía las medidas de su hermano Alfonso. Cansado dejó el traje sobre la cama y escribió en su teléfono al número de la modista que su hermano le había dado, y literal una hora después a la puerta de la casa llegó un hombre con una maleta tres veces su tamaño. Había ropa de todos los estilos: casual, modesta, formal, un traje con un corbatín en vez de una corbata y Adrián pasó el resto de la tarde sacando toda la ropa de su hermano y poniendo la nueva. Hannah no le cruzó palabra en el resto de la tarde, se sintió Como un tonto por haber intentado besarla a pesar de que su plan de venganza consistía en eso, también por alguna razón en ese momento no pensó en la venganza, solo pensó en los labios de la mujer que se le hicieron tremendamente atractivos, luego se dio una tremenda cachetada frente al espejo del baño. No podía estar teniendo esos sentimientos por su cuñada,
La mano del hombre, de Luciano, seguía fuertemente apretada contra la mano de Adrián, él trató de zafarse, pero el hombre seguía apretándolo con firmeza.— muchas gracias por sus buenos deseos — Adrián no sabía cómo era su relación, Cómo era la relación de su hermano con ese hombre, era el segundo al mando de la compañía, básicamente era otro de sus titiriteros, era otro que le decía qué hacer y cómo hacer, así que imaginó que todos los cambios que implementó ese día en la empresa no le habrían agradado para nada, pero debía comportarse a la altura de la situación, no debía dejar su papel de Alfonso, pero aún así dar a entender que no era el mismo Alfonso de antes. Cuando el hombre al fin lo liberó, Adrián tuvo el impulso de limpiarse la mano en el traje, podía sentir los pelitos de gato en su Palma.— escuché muchas cosas que hizo en la empresa desde ayer — comentó Luciano, se metió las manos en el bolsillo. Adrián aprovechó un mesero que pasaba Y le robó una copa de vino, no le ofr
18 perder el control.Hannah lo hizo sin pensar, claramente el alcohol en sus venas le movió el cuerpo, pero no quería quedarse con la duda. Los besos, los poquísimos besos que le había dado a Alfonso, habían sido fríos; el hombre tenía los labios endurecidos, abría poco la boca, era un desastre total.Necesitaba saberlo, necesitaba probar que ese Alfonso era el mismo Alfonso que la había golpeado, el mismo Alfonso que la había humillado. Así que recortó la distancia que los separaba y lo besó.Al principio, Alfonso ni se movió, pero desde el primer instante en que Hannah puso sus labios contra los suyos, sintió que había algo diferente.Succionó el labio de abajo, suave y carnoso, y luego, despacio, las manos de Alfonso se posaron en sus caderas y la trajeron a su cuerpo. Abrió la boca y la besó de vuelta; era un beso acompasado, ambos se entendieron perfectamente, los labios del hombre sedoso se metieron entre su boca.Hannah metió los dedos en el cabello de él, atrayéndolo hacia su
Adrián escuchó una voz a lo lejos, se le hacía familiar pero no era capaz de entender ciertamente de quién era o qué le decía. Los oídos le pitaban como si un par de cornetas se hubieran posicionado en cada una de sus orejas. De repente, un dolor lo invadió, le atravesó desde la parte trasera de la cabeza y toda la columna. Entonces, todo regresó a él como un baldado de agua fría ir caminando hacia el auto de Alfonso, siendo arrollado por él, luego manipularlo para que creyera que la idea de intercambiar era suya, su padre, la empresa, Hannah, el cálido y estrecho interior de la mujer, sus besos y luego explosión. Cuando abrió los ojos, Hannah estaba sobre él, lo sostenía, cargado en sus piernas, había humo y polvo, le picaba la nariz y le dolía la cabeza, todo se veía borroso, la mujer le hablaba, pero él no era capaz de entender lo que decía. Se escuchaba tan lejos como un sueño, se tocó la parte trasera de la cabeza donde se había golpeado al caer, luego si miró la mano, no ten
Adrián sintió cómo el estómago le dio un vuelco, el hombre frente a él le apuntaba directamente a la cara; al parecer, no había bastado con la explosión, quien lo quisiera muerto, lo quería muerto de verdad, a como diera lugar, sin importar las consecuencias. Pero ahí estaba Hannah, su sobrina, su hermana, no podía permitir que presenciaran algo como eso, así que levantó las manos hacia el hombre. — Déjalas ir — suplicó — Por favor, no hagas que ellas lo vean. — No, no vamos a dejarte — dijo Evaluna, pero Adrián negó — . Váyanse — les dijo. Le dio un beso en la frente a su sobrina y luego empujó a su hermana por la puerta. Cuando agarró a Hanna por la muñeca, ella negó. — No, yo no me voy a ir — Pero él la empujó con violencia y justo antes de que diera a la vuelta para intentar entrar de nuevo, él cerró la puerta y la apretó con fuerza; la madera se atascó con los retazos rotos que había quedado y la puerta quedó bloqueada. Al otro lado, Hannah la porreó varias veces, per
Las noticias no se hicieron esperar; antes de que cayera la madrugada, la ciudad entera sabía lo que había pasado en Vital. Una vez más, la farmacéutica estaba envuelta en un escándalo de proporciones enormes. De las seis personas que estaban tiradas en el suelo, dos habían fallecido esa misma noche. Las otras cuatro estaban gravemente heridas, pero sobrevivirían. El cuerpo del hombre que estaba sobre la tarima, llamado Raúl, uno de los porteros del edificio, fue identificado. La bomba no fue identificada, pero balística confirmó que había sido puesta en el atril con un cronómetro; no tenía control remoto. Estaba diseñada para explotar a esa hora específica, la hora en que Adrián, es decir, Alfonso, debería haber estado sobre la tarima dando su discurso.Adrián estaba sentado en una fría y dura silla. Tenía sueño, le dolía el cuerpo y le ardía la garganta. Quería irse a casa a descansar, aunque sabía que no lograría hacerlo. Cada vez que cerraba los ojos, veía en su mente las imágen
Hannah se sentía extraña; el viaje camino a casa fue silencioso. El sexy guardaespaldas de Alfonso conducía el auto, así que ellos iban en la parte trasera en silencio. Alfonso parecía perdido en sus propios pensamientos, las cosas que habían tenido que ver y hacer esa noche los acompañarían seguro de por vida, pero no era lo único que había pasado. Su encuentro íntimo en el baño era algo de lo que tenían que hablar, pero Hannah no sabía si tenía cabeza para eso en ese momento. Lo único que quería era acostarse, dormir y olvidar todo lo que había pasado. El sol comenzaba a despuntar por las montañas a lo lejos. La madrugada había caído sobre la ciudad, pero Hanna notaba algo diferente en el ambiente. No sabía explicar si era algo bueno o malo; era algo que percibía en los huesos, en el estómago. Sabía que las cosas cambiarían de ahí en adelante, que ya nada volvería a ser igual, y eso la asustó. No entendía si era algo para bien o para mal.Cuando el auto se detuvo frente a la casa