102| Huir.

Adrián se acostó nuevamente en la cama, fingiendo dormir con la cabeza metida en el rincón lleno de lama y hongos. Alfonso se acostó en la otra cama y entonces comenzó el plan.

— ¡Ay! — gritó Alfonso en su cama, sujetándose con fuerza el brazo izquierdo. Luego gritó nuevamente y cayó al suelo revolcándose.

A Adrián le parecía que era una actuación bastante forzada. Tal vez él debería haber hecho el papel de enfermo; evidentemente era mucho mejor actor que su hermano. "Hermano", pensó. Aquella palabra en su cabeza se quedó rebotando. ¿En serio podía ya permitirse pensar de aquella forma? Pensar que Alfonso era su hermano, Ernesto su padre, y Elena su madre. ¿Por qué no? Incluso el desgraciado de Ernesto, con su abismo y su arrogancia, reconocía a Adrián como su hijo. ¿Por qué él no podría reconocerlos también como su familia? Su sangre corría por las venas de Adrián. Sus genes provenían de la semilla de Ernesto y también de los óvulos de Elena. Solo que los genes eran los mismos que l
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