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3| Comienza la venganza.

— ¡¿UN EMPLEO?!— al otro lado la muchacha se alegró, luego bajó el tono de voz—. Ya dejaste de lado la idea de venganza contra tu familia biológica, ¿verdad? 

— Claro que sí, eso ya lo dejé en el pasado, ya no me atormenta más —Adrián mintió.

Mentirle a su hermana le dolía, pero ella no lo aprobaría, ya todo estaba encausado.

El destino lo había puesto en el camino de la venganza que tanto había planeado así que un mes después, completamente recuperado, con un nuevo corte de cabello y un traje impecable hecho a medida, bajó del auto lujoso que lo trajo del aeropuerto directamente hacia la mansión de su familia biológica. 

La prueba de ADN que Alfonso había mandado hacer había arrojado una sorprendente similitud entre ambos, indiscutiblemente eran gemelos.

Gemelos idénticos y el pobre hermano de Adrián pensó que era quien llevaba la b****a en el plan.

Adrián solo lo veía como un cachorrito patético que hizo todo lo que él necesitaba.

Cuando cruzó por las puertas de la inmensa casa tuvo un momento de envidia y resentimiento porque esos deberían haber sido sus lujos, la vida que le robaron.

Comenzó a subir por las escaleras Y entonces la encontró, a Hanna, la esposa de su hermano.

Era alta y delgada, con el cabello castaño rizado que caía en perfectas ondas hacia su cintura, venía en ropa un poco más Modesta de lo que uno imaginaría encontraría a alguien en aquella mansión. 

Se detuvo en la mitad de las escaleras y lo miró de los pies a la cabeza.

— Pensé que te quedarías más tiempo, pensé que tus vacaciones se alargarían más meses. Es una tristeza que estés tan pronto en casa, esposo. 

Adrián pasó saliva ante carácter agrio de de la esposa de su hermano, pero debía fingir que era él… antes de enamorarla. 

Claramente su hermano le había contado sobre su esposa. 

Un matrimonio por contrato fracasado. 

Se odiaban y el trato de Adrián hacia ella debía ser déspota y grosero, Pero a él no le apeteció serlo.

No era parte de su plan, así recortó un poco la distancia que los separaba acercándose lentamente, arrastrando su maleta.

Cuando estuvo cerca de ella se acercó para darle un beso en la mejilla, pero la mujer le dio un paso atrás y le dio una tremenda bofetada.

— ¡¿Qué diablos se supone que estás haciendo?! 

Adrián sonrió, no se enfadó y se acercó a su cuñada.

— Se supone que iba a saludar a mi esposa. 

La mujer lo miró de los pies a la cabeza, por un segundo tuvo miedo de que reconociera que no era su esposo, de que era un impostor.

— ¿Has hecho ejercicio? ¿ a eso te fuiste? ¿a ponerte musculoso para que más mujeres se te acerquen y puedas meterte con ellas en nuestra cama? 

Adrián abrió la boca para contestar, pero alguien aplaudió desde abajo.

— Pero mira quién decidió aparecer… 

Cuando él volvió hacia las escaleras se encontró con el resto de la familia. 

Todos lo odiaban y él debía odiarlos a todos, los conocía bien, sabía que hacer, sería una venganza dulce y lenta. 

Mientras tanto, un hombre bajito y tembloroso entró a la oficina, le sudaban las manos y cuando habló, la voz le tembló. 

— Jefe — murmuró, como si tuviera miedo de alzar la voz — mis informantes me cuentan que el joven Alfonso regresó de sus vacaciones — el hombre al otro lado miró por la ventana, pensativo. 

— Mantenlo vigilado — ordenó — regresó antes de tiempo, pero él siempre ha sido un títere sin carácter, no tenemos nada de qué preocuparnos. 

— Señor, mis informantes me dicen que llegó muy cambiado… ¿Qué tal si le da por investigar? 

El hombre acarició al gato sobre su regazo y miró a su empleado con fiereza y luego habló con voz firme. 

— Si se mete en nuestros asuntos, lo eliminaremos…

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