—Preferiría quedarme en casa— se quejó Grace— me aburré enormemente estar en un crucero, ya hemos ido a muchos— su hermana mayor la miró con desprecio, mientras que las miradas que llegaron por parte de sus padres no fueron muy alentadoras. Amelia, su madre, la miró reprobatoriamente, como si negarse fuese un pecado, mientras que la mirada de su padre era aún más severa. —Haz silencio, Grace— le ordenó el padre— no te he consultado nada, es una orden. Iremos al crucero porque somos invitados especiales, así que ve a hacer tu equipaje ahora mismo, porque mañana salimos a primera hora— Grace quiso rodar los ojos frente a su frustración, pero supo que sería aun mas cuestionada por aquel gesto, asi que decidió evitarlo. —Y procura comportarte— le advirtió su hermana mayor, Candace— en el crucero habrá lo mejor de lo mejor, de la alta sociedad, esfuérzate en no ridiculizarnos. Ian, estará con nosotros así que por una vez en la vida, no lo arruines. Ian Sullivan, el despreciable prometid
Grace, gimió de sorpresa ante el golpe que se llevó al chocar contra aquel extraño, lo miró con sus verdes ojos muy abiertos, aquel era un hombre mayor que ella, tenía una camisa blanca abierta hasta la mitad de su cuerpo, dejando al descubierto el amplio pecho, pantalones negros, una barba corta, que en algún tiempo fuera toda oscura, ahora tenía hebras grises, lo mismo sucedía con el cabello, sus labios gruesos, carnosos, una nariz perfecta y unos preciosos ojos azules que resaltaban en su bronceado rostro. Él era alto, muy alto, quizás más del metro ochenta, porque Grace con su metro sesenta y ocho centímetros, se sintió pequeña delante de él. —Yo... lo siento— tartamudeó. El universo parecía conspirar en su contra, no bastaba la discusión con su hermana y futuro cuñado, sino que ahora golpeaba a un extraño— no le ví, yo...—Hemos tropezado...— el hombre parecía estar ebrio, pero le regaló una espléndida sonrisa. —Venía distraída... lo siento, debo irme.— se giró para avanzar en
Dormía plácidamente, en aquella cama suave como una nube, cuando el silbido del crucero la sacó del mundo de los sueños, Grace abrió los ojos asustada y en un primer momento fue incapaz de reconocer en dónde se encontraba, hasta que los recuerdos de la noche anterior la golpearon con fuerza. "Demonios, no puede ser"No había dormido en su camarote, el sonido indicaba que habían atracado, pronto comenzarían a bajar del crucero, los invitados y su padre estaría furioso si no la veía con el resto de los pasajeros. Saltó fuera de la cama para vestirse, pero en cuanto sus pies tocaron el suelo, una punzada de dolor le atravesó, su intimidad palpitaba a causa del dolor y la incomodidad, pero no tenía tiempo para pensar, debía darse prisa, así que se vistió y se pasó las manos por el cabello, intentando estar lo más presentable posible, o al menos dar un poco de decencia a su imágen. Estaba por salir de aquel lujoso camarote, cuando se giró y se encontró con que su amante desconocido dormí
Tres meses... Tres largos meses habían transcurrido desde que la familia McCartney asistiera como invitados de honor a aquel crucero, tres eternos meses para Grace, quién como otras tantas mañana había despertado con mucho malestar, se sentía incómoda por las mañanas, se mareaba y la comida le provo
—¿Qué?, ¿Casarnos?— volvió a mirar a Noah, quién parecía muy tranquilo como si ya estuviese al tanto de la situación. ¿Quería decir que la única que no lo sabía era ella?—¡Yo no puedo casarme con él, ni siquiera le conozco, es primera vez que le veo!— intentaba guardar la compostura, pero estaba por tener una crisis de nervios. —No es tan malo— se escuchó la voz de Noah, Grace lo miró aturdida ante sus palabras —¿Cómo podía no ser "tan malo" casarse con un desconocido — soy un gran partido para cualquier dama— señaló con orgullo. —No lo dudo, Noah... no me malinterpretes, no se trata de ti, si no del hecho de que no nos conocemos. —Es suficiente, Grace— le recriminó su padre— Los O'Farrel son amigos de nuestra familia, Izan es un gran amigo, no de ahora, si no de hace mucho tiempo, crear una alianza fortalecida con el matrimonio de nuestros hijos, es perfecto. —¡Pero yo no quiero casarme!— dijo angustiada. —¿Por qué tengo que ser yo?—Porque así yo lo digo— aseveró su padre. —Pad
Oliver McCartney, estuvo en silencio durante todo el camino a casa, furioso, solo quería descargar su enojo contra Grace, quien había pasado a desobedecerlo y dejarlo en ridículo frente a su amigo. Al llegar a la mansión, Grace bajó en silencio caminando detrás de su padre, tenía toda la intensión de huir hacia su habitación, el estrés y el momento de tensión le estaban pasando factura y se sentía momentaneamente mareada. Caminó apresurada hacia las escaleras para subir, pero la voz de su padre la detuvo. —¡A mí despacho, Grace!— ordenó con desprecio, y ella sintió estremecerse, sabía que no podía escapar del enojo de su progenitor y por si fuese poco... tenía tener que revelarle a su padre la verdad sobre su embarazo. Temblando internamente caminó hacia el despecho, en dónde su padre había entrado unos segundos antes. —Cierra la puerta— el tono calmado y amenazante la hacia estremecer, era un evidente contraste con su ira. Prefería mil veces que gritara, que estallara, que maldijer
—¿Qué sucede?, ¡Qué ésta mujerzuela está embarazada y de un desconocido!—dijo Oliver con desprecio, Candace frunció el ceño, no podia creerlo, Grace, no podia hacer sido tan poco inteligente. —Candace, padre no quiere oirme, ayúdame a...— suplicó con desespero, sin embargo Oliver no le permitió terminar. —¡Ni se te ocurra, Candace!— le advirtió su padre—¡Desde hoy, yo solo tengo una hija y tú no tienes hermanas!, Grace se ha comportado como una mujer de la calle, ahora debe irse. —Te lo advertí, ¿cómo fuiste tan estúpida?— Candace, la miró enojada—¿Por qué no puedes hacer nada bien, Grace, por qué?, ¡Te dije que si hacías alguna tontería, padre te echaría!—Ayúdame, Candace... madre, padre, los necesito, los necesito más que nunca... por favor. —pidió con desesperación, la joven llegó con la cartera y se la entregó a Oliver, el hombre la arrojó a los pies de Grace. —Por favor—suplicó Amelia, intentándolo salir pero su esposo la tomó con fuerza del brazo y la miró con desprecio. —
—¿Cómo pudiste echarla así de casa, Oliver?— preguntó Amelia angustiada. —Sabes que no tiene a nadie y está embarazada. —¡No es mi problema!—gruñó el furioso hombre — ¡Qué vergüenza para nuestro apellido, embarazada y ni siquiera sabe quién es el padre!, ¡Ahora debo pensar qué le diré a O'Farrell!—¿A quién?— Candace se sorprendió al escuchar el apellido de uno de los hombres más influyentes del país. —Se supone que Grace debería casarse con Noah O'Farrell, era un acuerdo, ahora esa niña tonta me ha metido en un aprieto, le di mi palabra de darle la mano de mi hija en matrimonio y esa niña estúpida lo arruinó todo. —El hombre entenderá —aseguró Amelia. —Por supuesto que no lo hará, no tienes idea Amelia, tengo grandes negocios con O'Farrell, ¿cómo va a respetarme si quedó en ridículo demostrando que no puedo cumplir mi palabra, porque mi hija es una zorra?—Lo solucionaremos...—aseguró Candance segura de sí misma. Los negocios con aquel hombre no podían venirse abajo, a fin de cue