"Jamás se sabe cuándo se está en eminente peligro, hasta que te cruzas una mirada tan vacía que no aflora la mínima emoción, salvo ego en esos azulados que ahnelan adoración".
WD.Rose...Acostada en forma fetal, la mirada perdida en un punto, desganada, sin ganas de vivir, apenas me observa pero no hay brillo en sus orbes. No sé si pueda avivarse un día, me pone mal verla así. Por otro lado, me siento aliviada de saberla viva, una vez sucedió que la dejé sola unos minutos, fui al mercado por unas cosas, al regresar la encontré en la cama casi sin pulso, y tuve que llamar a una ambulancia. Resulta que fue una sobredosis, de eso hace ya unos meses, ahora la vigilo más. No voy a mentir, el pavor pulula en mí cada que debo dejarla sola. Que suceda otra vez puede significar que no salga ilesa como la primera vez. No quiero que vuelva a hacer lo mismo. No confío del todo en ella, no en ese estado inestable; y se resiste a recibir ayuda. En su opinión, los antidepresivos no sirven de nada y dejó de tomar los que le recetó el doctor.-¿Cómo te ha ido? -pregunta, su voz es débil.Me siento al borde la cama y tomo su mano entre las mías. Una sonrisa se dibuja en mis labios. Eso debe de asegurarle que me ha ido bien, que un mejor porvenir está a la vuelta de la esquina.-Tengo el empleo, mira -le enseño la hoja -. Me han dado el horario de trabajo, inicio mañana, mamá.-Es una buena noticia -declara con un lejano mote de felicidad.-Lo es, no tienes de qué preocuparte, vamos a estar bien. -le aseguro pasando una mano sobre su cabello.-No es justo que debas asumir la responsabilidad sola, buscaré un empleo, te ayudaré -susurra.-De acuerdo, primero debes estar bien. Por ahora no debes sentirte angustiada, y deja que yo me encargue de lo demás, ¿está bien? -emito y dejo un beso en su frente.-Gracias, eres tan buena, Ary, deberías estar estudiando...-Lo sé, pero lo haré cuando estemos mejor, y esto es lo mínimo que puedo hacer por ti, mami, que me has dado todo. -pronuncio emotiva -. Soy buena porque tú lo eres, te amo.-Te he dado tristeza, soy un problema, pero deseo cambiar, ya no puedo seguir así, Aryanna. La vida es demasiado corta para pasarla de esta manera. Y-yo estoy resuelta a salir adelante... -expresa con un poderoso quiebre en la voz.Espesas lágrimas vuelven mi vista borrosa, jamás había sonado tan decidida que escucharla así me pone un nudo en la garganta. Dentro de mí hay una oleada de emociones fuertes, se disparan con locura y me echo a sus brazos, sin detener el convulso llanto que se avecina. Su palma está sobre mi espalda, baja y sube, la acción se repite varias veces. Es increíble que incluso la vida se despedaza para ella o no le vea el sentido, pero sigue teniendo el poder de llevarme a un lugar donde no me toca el dolor. Lo alivia, aunque no encuentre mitigar su sufrimiento; la abrazo, pretendo dedicarle un poco de lo que se esfuerza en entregar.-¿Has desayunado? -averiguo tras poner una mínima distancia.-No, aún no lo he hecho.-Lo harás, tampoco he desayunado -admito esbozando una sonrisa.Tan nerviosa estaba, que no me atrevía a probar bocado antes de salir de casa. La angustia, esa ansiedad que se agolpaba en mi ser me olvidó del apetito feroz que ahora ruge. Muero de hambre.-Bien, deja que me adecente.-Pero si estás hermosa -exclamo y niega con la cabeza, solo bromeo con la intención de sacarle una sonrisa.-Claro, lo estoy -responde sarcástica.Todo parece demasiado bueno para ser real, mamá siguiendo mi juego, animada a bajar y comer junto a mí, decidida a darse una oportunidad de vivir. El día no puede ir mejor, ha empezado a salir el sol. Direcciono mis pies hasta la pequeña cocina, aquí habitan muchos momentos. Mariola dando sus primeros pasos, correteando y papá detrás advirtiendo que no es lugar para juegos. Me divertía muchísimo lo traviesa que era ella, daba alegría a nuestras mañanas, también atrasaba a papá cuando debía irse al trabajo, lloraba hasta que mamá debía decirle que papi volvería pronto. Ahora que vuelvo a verme sola, se esfuman escenas añoradas, instantes que no volverán, sin embargo regresan de forma cíclica a mi cabeza, dejando una marca que no se borrará.En la alacena no hay mucho, apenas alcanza para el día de hoy. Le he pedido hace dos días a Mila, la vecina, un nuevo préstamo. Me da verguenza que deba pedirle otra vez. Suspiro. Al menos ya podré pagarle. Tomo lo que queda del paquete de sándwich, son cinco rebanadas, es todo. De la nevera cojo el tarro de mermelada a medias. Ha quedado zumo de naranja de ayer, lo sirvo en dos vasos. Cada vez es menos, confío en que todo va a mejorar.Espero un rato, aprovecho de echarle un vistazo a la hoja, noto que mi entrada será de lunes a viernes a las ocho de la mañana y saldría a las cinco salvo el día jueves que voy a quedar libre a las cuatro. Todo indica que estaré lejos de mamá muchas horas diarias, eso me alarma bastante.Me muevo hasta el comedor, dejo todo en la mesa y aguardo a mi madre. Ella se presenta en cuestión más arreglada y me acompaña.-Háblame sobre el empleo, tu jefe... ¿ha sido amable?¡¿Amable?! Ha sido un cretino conmigo, algo cortante y grosero. Pero veo a mamá sonreír, más viva que otros días que no puedo decirle la verdad. Si es necesario pintar de rosa y darle una buena impresión sobre ese Silvain, lo haré.-Todo bien, es algo serio, pero no hay cuidado, mamá. Creí que no me daría el trabajo, pero ha sido todo rápido. -me limito a comentar.-Todavía queda gente en este mundo con un gran corazón... -emite esperanzada.Es lo que no poseo yo, disfrazo la realidad, y la verdad es que me aterra no ser suficiente en esa mansión, temo fallar o hacer algo incorrecto a los ojos de ese hombre que ni siquiera parece tener un corazón.-Sí, mamá -continúo comiendo -. Quiero platicarte sobre el horario, llegaré tarde a casa, no quiero que te preocupes. ¿Puedo confiar en ti? ¿vas a estar bien?-Sí, te lo prometo -susurra genuina, dejando una mano sobre la mía, acaricia mi dorso, me mira con amor.-Te creo, gracias.Me levanto, voy a lavar los trastes, mamá me detiene y se ofrece en hacerlo. Le doy un beso en la mejilla, y me encargo de los quehaceres que faltan. El día no deja de cambiar el rumbo, ya no se dirige a la remota oscuridad, la dirección esclarece y rescata de las penumbras la austera necesidad de mamá por esconderse en cuatro paredes.Limpio la pequeña sala, desde trapear, hasta quitarle polvo a los objetos. Luego llega ella e insiste en que se lo deje a su cargo, porque luego estaré exhausta para ir a trabajar.-No te preocupes, mamá.-Siempre dices eso, Aryanna. Yo terminaré de hacerlo -insiste quitándome la aspiradora, estaba a punto de empezar a limpiar el alfombrado -. Es hora de que haga mi papel, tú ve a descansar, mañana será un día agotador.-Voy a estar bien.-Por favor... -me advierte con la mirada.¿En qué momento ha regresado una parte de la mujer que creí haber perdido?Sonrío, dejaré que haga lo que desee, con tal de volver a verla así de ansiosa....Ha llegado la noche, voy a mi habitación. Tomo una ducha y me voy a la cama. Alargo la mano y la tomo de la mesilla de noche. Ha sido el regalo de mi padre, no creí que la usaría, ahora es mi compañera.El cuadernillo, un objeto de infinito valor para mí, ahí he dejado todo lo que siento y se me atora en el alma, lo he tomado en mis manos. Ligera, pero carga con un enorme peso entre sus páginas. He vaciado mi corazón en cada línea escrita, párrafos enteros que si tuvieran voz, expresaran la desazón que tengo en el pecho. Esa tristeza está atrapada en las capas de mi piel, y quiero muchas noches gritarla al mundo, al final me conformo con poder susurrarselo a la almohada.Empecé a escribir desde la muerte de papá y mi pequeña hermanita, desde entonces se ha vuelto un método que saca de mí todo lo que no hilo con la voz.Escribo para no sentirme sola.»Me derriba en consecuencia un fugaz anhelo por regresar el tiempo, saber que un retroceder es cosa de soñadores tontos, anula la idiotez que siento por devolver las agujas del reloj, la inquebrantable urgencia por guiarlas a la izquierda, el ritmo que baila el pasado, una pieza que no suena ahora«.Es la introducción que está en la primera hoja, luego de adentrar la vista por la siguiente, y finalmente escrudiñar otras sombrías, llenas de arrugas que confiesan cuanto he llorado al escribirlas.Es hora de pasar la página, pero no evito leer el antaño, rememorando de inmediato el peso que causa dar un paso atrás. La caída repentina y el impacto final llega, una profunda inmediatez que aloja cristales sobre mí, escarlata ya lo pinta todo y doy un rápido parpadeo haciendo que se desvanezca el recuerdo de mi desesperada decisión.Mi antebrazo guarda un poco de eso, cicatrices que surcan mi piel, dándole un aspecto poco agraciado, antiestético. Cuando no cubro esa parte de mi cuerpo y lo dejo a la vista de muchos curiosos, no me importa, ellos pueden creer lo que quieran, pero si tuviera que explicarlo, me inventaría una historia. Diría que ha sido el arañazo de un felino, y no esa persona abrumada que se aventó a la estupidez.Ya no soy esa, ni regresaré a esa etapa de tormento, y no voy a mentir, me veo tentada muchas veces a tirar la toalla, pero no vale la pena ejecutar la desgracia, suficiente con los malos días, basta con seguir respirando, tengo un motivo, con nombre propio, yo llevo su apellido, es mamá.Lunes, 02 de Enero de 2020.Vacío, inexplicable agujero que devora la ilusión, sueños, rotura que no halla la aguja ni el hilo para solucionarlo. Han pasado dos meses desde que radica en mí la nostalgia, me abrazo a mí misma, pero no entro en calor, sigo en un crudo invierno, y no hay una fogata que derrita la pesadumbre que siento.Se han ido. ¡No puedo hacerme a la idea!Es desgarrador, un disparo al corazón.No le deseo esto a nadie, es una sensación desagradable, estás respirando, pero es como si no hubiera oxígeno en realidad.Ahogada, desesperada y en busca de cómo seguir el decurso, he atentado contra mi vida. Ahora me doy cuenta que solo ha sido una tontera.Prefiero atreverme dejar en papel lo que no puedo guardarme, en lugar de vencerme y de irme a la inconsciencia eterna.No es fácil...Es algo más que un reto...Una hora se le suma al día y se multiplica el dolor. Llega el acreciento con ferocidad, lo trae la noche; cuando se levanta el sol, me estrello contra la realidad, no volverán, su sonrisa que calma, sus besos que curan, el sonido etéreo de su voz pronunciando un "te amo". Todo se ha ido, experiencia e inocencia, dulzura y ternura, papá y Mariola no tienen un pase de vuelta, por eso debo resignarme a que su viaje no tiene retorno.Los echo tanto de menos, no creo que encuentre las palabras correctas para insertar el dolor que causa la ausencia, aún si lo hiciera, las líneas no podrían expresar lo que siento, es demasiado.Decidiré si cambiar los puntos suspensivos o no.Pero...Todo se ha quedado en la pausa, y si se reanuda no será la misma continuación.Suspiro.Tomo el borde de la hoja y la paso, mis ojos recorren la página en blanco. Siento que ya es hora de escribir un nuevo inicio. Tomo el lápiz, pero al afincar sobre el papel se le rompe la punta. ¿Es una mala señal?"Existe, pero solo desea vivir siendo el centro de atención, una sola mirada y consigue que muchos orbes se dediquen a darle, sin un solo parpadeo, veneración; han quedado idiotas en un chasquido, yo soy una estúpida más del montón".WD.Rose...¿Cómo es el primer día de trabajo? No sé qué tal le va al resto del mundo, a mí, que no hay día más feo que otro, este me ha tomado desprevenida. ¡Quince minutos antes de que las agujas del reloj se posicione sobre el ocho! Me dirijo al baño, ya tengo el corazón en la palma, late frenético. No puedo llegar tarde, sería terrible para mí, encima es el primer día. No quiero dar una mala impresión, que me vean como la chica descarada incapaz de cumplir con el horario siquiera el primer día. Es una mala imagen que no deseo quedarme. Como no podía ir peor el lunes, no hay agua, la han cortado, ni electricidad. Quiero arrancarme hebra por hebra y golpear la pared. Impotente y enfadada por no cambiar la mala suerte que me aplasta, salgo del baño y e
"La valentía se desliza entre mis dedos, el afán va en el desliz, he caído como un tafetán aterriza a los pies, y un charco de perdición ahoga, el contenido está en él". WD.Rose...Me ha tocado fregar el suelo de la cocina, una vez he terminado empiezo en el comedor, a diferencia de lo que creo, no es una labor mugrosa, porque ya estaba reluciente, pero a la vista de mi jefe raro, no es así. Debo dejar todo perfecto, estoy con la fregona en la mano derecha y la froto sobre el suelo. Un ligero mechón de mi pelo se ha escabullido de mi peinado y ahora cruza mi frente siendo parte de mi campo de visión. No lo arreglo, estoy cansada, y eso que no es mediodía todavía. Me duelen las manos, estoy sudorosa y sedienta. Pero quiero terminar con esto antes de ir por ese vaso de agua que tanto me urge. Agua... la palabra me recuerda que falta en casa y la luz también. ¿Cómo estará mamá? Se enciende una bombilla sobre mi cabeza, llamaré a Mila cuando esté desocupada. Quizá sepa algo. Continúo l
Llego a casa cuando la noche ya ha caído. Toco el timbre en la entrada, no debí olvidar las llaves en mi habitación. Ahora tengo que esperar a mamá. Para mi sorpresa no es su rostro el que veo cuando la puerta cede, es Mila. Chilla al verme y me da su abrazo efusivo que me contagia de alegría. De seguro ha venido a hablar con mamá, lo que me parece emocionante. Le hace bien a mi progenitora socializar, volver a eso que solía, antes de todo el infierno. —Oh, preciosa, estoy feliz por ti. ¿Cómo te ha ido? —Imagino que ya mamá te ha puesto al corriente de todo. Y sí, ha sido un día duro, pero ya firmé el contrato, el salario es más de lo que esperaba. Podré pagar varias deudas, a ti —informo.—Lo que me debes, tranquila, no quiero que me devuelvas un solo centavo. Lo importante es que ustedes tengan lo básico en casa, también luz y agua. Por eso, ya he pagado el servicio, y compré unas cosas. ¿Por qué no me dijiste que no había comida? —cuestiona. —Porque ya has hecho mucho por nosot
"Si no hay admiración, no existe y él odia ser invisible"....Ando hasta el comedor. Al fin veo a la chef, de quién habló Camila ayer. La mujer debe cruzar ya los cuarenta años. Usa un traje blanco, típico de quien cocina en lugares de prestigios. Se gira hacia mí, da un parpadeo curioso. —¿Aryanna Viscardi? —Hola, sí, soy yo, la nueva —confirmo su duda. Asiente ligera, dibujando una sonrisa afable. —Un placer, bienvenida. Ayer no te vi. —Sí, se me asignó otra parte de la casa. Me dice Génesis que debo llevarle el desayuno a Silvain... —Ya lo estoy terminando, ayúdame a ponerlo todo en la bandeja. —emite y lo hago. Arándanos, fresas y chocolate; waffles con miel, hay filetes con huevos, zumo de naranja y café. Es mucha comida. Y todo se ve apetecible con demasía. Me ha dicho la ama de llaves que Silvain come en la terraza, por eso no pregunto hacia donde dirigirme cuando ya sostengo la pesada bandeja. Después del recorrido, estoy a pocos pasos de salir a la terraza y ver a mi
Pasa otro rato y termina de comer. Se levanta. Luce más imponente, más poderoso y tiene doble dominio en mí. Es realmente musculoso, fuerte y apuesto. Se me corta la respiración, mis labios se mantienen rectos, obligada a fingir que no me afecta. No me conozco, esta parte mía se congela, está siendo cubierta por el hielo que genera, él frío, mi jefe raramente surtiendo lo más alto y bajo a la vez. Un fuego flameando dentro de mi ser, un invierno que quema lo recrudece. —Ehm... evita volver a ese tipo de comportamiento, eres solo mi empleada, y antes de que intentes excusarte, recoge todo, llévalo a la cocina y vuelve aquí. —me dice autoritario. Abro los ojos, abrumada. —No eludo la culpa, porque no soy culpable, jefe —me defiendo antes de girar sobre mis pies y literalmente huir.Un escape que se ve atrofiado, e inútil, cuando dedos largos, fiereza y fuerza varonil se ejerce en mi antebrazo. Me vuelve hacia él, mirándome con potencia, ya soy cenizas ante el incendio de sus ojos. Ni
A la hora de comer junto a mis compañeras, en ese lado apartado, que se distingue por la ausencia de elegancia. Ellas murmuran entre sí, hablan de un tal Gaspard. Se muestran pícaras y acaloradas al mencionarlo. Me mantengo al margen, no estoy familiarizada con esos temas, me incomoda.—Tú, ¿ya has visto a Lebrun? —inquiere Camila, la picardía aborda sus labios, se mete en sus ojos que brillan como dos estrellas.—No, ¿quién es ese? —pregunto arrugando el entrecejo. —El sexy amigo de Silvain —contesta Julia con cara de boba y suspiros tontos —. Suertuda que eres, Aryanna, te ha tocado limpiar la zona de la piscina y el bombón de Lebrun está en la piscina. —¿Qué cosas dices? No estoy pendiente de...—¿Bromeas? —interrumpe Camila —. Estuve a punto de rogarle a Génesis que me dejara limpiar las paredes acristaladas, pero el viernes lo hice. Y chasquea la lengua, luego bufa. No sé qué tan perfecto es ese Lebrun, lo que sí sé, es que luego de ver a Silvain, incluso tan imbécil, otra ca
Soltándome de la imagen sensual de ese francés, empiezo con mi labor. Mis ojos traviesos se desligan del trabajo, para clavarse en él, que se tira a la piscina, para zambullirse de nuevo, un par de veces también me mira, y disimulo, no quiero ser una descarada. Él, sale de la piscina y se acuesta en una tumbona, se ubica a unos tres metros de mí, una distancia que no refleja lejanía, por ende me convierte en gelatina. Desde ahí me observa, sin esconderse en el miramiento furtivo, es un casanova. —¿Cuántos días tienes aquí trabajando? —exclama, su acento europeo me causa gracia, él a diferencia de Silvain, se le nota más lo extranjero. —Pues este es mi segundo día —le devuelvo en respuesta, lo miro fugaz, vuelvo a hacer mi trabajo, ya me queda nada. Estoy barriendo, ya me falta poco para terminar. —Cierto, me has dicho que eres nueva. —No lo hice en realidad, solo me presenté.—Sí, pero tu hermoso rostro jamás lo había visto por aquí. Y vengo seguido, de hecho —comenta sin tapujos
Sábado, 25 de Marzo de 2021.Aún me cuesta creer que te hayas marchado, dejándome sola. ¿Qué hago?Ahora no se qué hacer si no estás. Tú, que siempre has estado presente, dejas de ser mi hoy y el mañana, te has ido en el ayer que cada día se vuelve más lejano. No le sonrío al día, y le lloro a la noche. Y cuando me levanto, falta el aliento. Hay un alba asomándose en la ventana, pero no es suficiente. Te necesito a ti, el vacío quema, y solo tú eres capaz de calmar el resplandor que duele. Me dicen que puedo volver a empezar, pero no quiero hacerlo. Ya no veo la luz por estos lares, un apagón se queda conmigo, emociones marchitas, trazos que no van a ningún lado, y más fotos en la pared que multiplican recuerdos. No encuentro la salida, hay heridas incurables, nadie puede salvarme. Soy una nota que se rompió antes de ser embotellada, ahora echada al mar se deshizo en el agua salada.Sin tus colores, solo soy una pintura abstracta, incompleta, colgada de mala gana en una pared. Nad