Desde Los Ojos De Un NarcisistaP.O.V Silvain De Castelbajac•••Tres años después...Lunes, 08 de Mayo. Una pila de papeles sobre el escritorio, el teléfono a cada rato sonando, la secretaria entrando para avisarme de la visita imprevista de Fabrizio, y tengo junta en media hora. Saturado, estresado, estoy al borde de un colapso. Me levanto, enderezando la espalda y me dirijo al minibar. Una copa de whiskey o cuántas sean no aligera la presión que siento ahora. ¡Maldición! Llaman a la puerta. Exasperado me trago el lenguaje soez, la agitación de este día no para. —¿Qué pasa, Micaela? —suelto, ajetreado. —Señor, ¿puedo pasar? Tengo noticias sobre la galería. —dice, desde el otro lado. Mi expresión cambia, «la galería es relevante». —Sí, entra. Bonita cara, cuerpo atractivo y ojos dulces. Hoy trae un vestido ajustado que marca su silueta; es la única secretaria con la que no me involucro aún, ni tengo interés en hacerlo. Casi siempre trae trenzado su cabello rojizo, dándole ese
—Cielo, permíteme un momento, ¿podrías? —lo veo con ojos de cachorrito. Samuele se cruza de brazos. Su actitud me da un poco de gracia. Apenas he llegado de la universidad, Mila se ha ido después de quedarse con el niño, ahora que intento terminar un capítulo, él se aburrió de ver tele y viene a mí para que le haga sus galletas favoritas. ¿Quién puede resistirse a esos grandes ojos celestes? Mi deber como mamá gana, además de que no quiero causarle el llanto. —Quelo galletita, mami. —emite, aferrando mi pierna. —Lo sé, te haré las que quieras, pero luego, ¿dejarás a mamá trabajar en su novela? —Pometido. —sonríe, dándome el meñique, como le enseñó Mila, y lo encierro con el mío. —Te amo, bebé —lo cargo, él me abraza, tan dulce como suele —. Mamá te ama de aquí al infinito, ¿lo sabías? —Sí, mami, yo te quelo también. —frenético me dice, besando mi rostro. A su corta edad mi chiquito es avispado, aprende rápido y cada día me sorprende. Me esfuerzo es ser lo que él necesita, de no
Hace días que le compré estos jeans con tirantes, que junto a la camisa blanca y zapatitos negros se ve precioso. —Mira lo guapo que estás, cielo. Ya solo falta... —alcanzo el cepillo, peino su cabello hacia un lado —. Creo que me enamoré, usted es un apuesto caballero, señor Samuele —bromeo imitando la voz de una fémina chillona y le beso la mano. Se pone a reír, contagiándome al instante. Después lo lleno de muchos besos, agradezco que mi labial sea mate, si no, ya arruinaría su camisita blanca. —Hora de irnos —canturrea mi amiga, asomándose. —¡Tía! —exclama mi pequeño, así de ansioso se pone al verla. —Sí, cariño mío, aquí está tu tía favorita, venga —abre los brazos, él se le va encima y lo atrapa —. Que bien hueles, tesoro. —Tú también. —le dice abrazándola. Me derrito de la ternura. Pronto subimos al deportivo de Gaspard, de saber a dónde vamos me habría ido con mi hijo en mi auto. Durante el trayecto, me siento algo nerviosa, no sé la razón, puede que desconocer el des
Despiadado salta mi corazón golpeando mi pecho. Está a punto de tomar vida propia y salir corriendo por la sala. Es la primera interacción de padre e hijo, y soy una masa emocional, además de cargar con nervios apabullantes. Pero Samuele se queda callado, tímido ante ese desconocido. —Has planeado todo, ¿no es cierto? Gaspard y Mila están involucrados en esto. —añado, incesante urgencia por recriminar. —¿Estás enfadada? Hay mucho por decirte, quiero hablar contigo, por favor. «¿Por favor? viniendo de Silvain es una combinación extraterrestre». —Confundida, me siento traicionada, armaron todo esto a escondidas, ¿por qué? —No creo que quisieras verme después de todo. —¿Por qué estás seguro de que ahora sí? De hecho no quiero verte ni hablarte, no es el momento, ni el lugar y por respeto a mi hijo no sigas, Silvain. —blanqueo los ojos. En ese momento me agarra el brazo, acercándose a mi oído. La amenazante cercanía me mantiene alerta. —Soy un imbécil, el adjetivo que quieras pone
Años después...La primera cita; Silvain escogió un lugar tranquilo, siendo más acogedor y modesto a los que suele acostumbrar. La pasé bien, dos semanas después de la galería, había dado lugar a ese momento que creí nunca llegaría. Atento, amable y detallista. Reunió todo esa noche. El recuerdo arriva de inmediato a mi mente dejándome retrospectiva. La lista de sucesos hermosos, e inimaginables, es interminable. «—Espero te guste, pensé en ti, así que deseo que sea de tu agrado. —la seguridad que suele manejar parece abandonarlo. me guía hasta el interior del restaurante, es cálido, hermoso... No tengo palabras. —Me gusta, mucho —admito. Él sonríe. Vamos a una mesa, apartados del resto, un maïtre no tarda en aparecerse y ofrecernos opciones culinarias que me ponen indecisa. Todo se ve bien. Sin embargo, no pasa mucho cuando el caballero se inclina para escuchar en un secreteo la petición de Silvain. Así que ya no elijo, todo está dicho. —¿Qué le has dicho? —Nos traerá el mejo
Silvain De Castelbajac era un hombre que destacaba en el mundo empresarial gracias a su innegable éxito y a su obsesión por el poder. Narcisista por naturaleza y frío como el hielo, Ismaíl vivía en un mundo en el que solo importaba él mismo y su poder. Para las personas que lo rodeaban, la convivencia con este hombre era diariamente acostumbrar a un ser hermético, quien parecía haber renunciado por completo al trato humano y al cariño que se espera de un ser humano. Pero un día, Aryanna llegó a su vida. Desesperada por encontrar un empleo, la mujer terminó trabajando en la mansión de Silvain sin tener ni idea de lo que le esperaba. De alguna manera, el CEO se obsesionó con ella y poco a poco, Aryanna comenzó a caer en su juego. ¿Podrá Silvain amar alguna vez? ¿Podrá Aryanna escapar de las garras de su jefe Obsesivo? ***»Prepotencia habita en él, y detrás de la máscara, solo fragilidad. Lo supo en el preciso instante en que su mirada dominante la capturó, pero avistó sudebilidad
"Usa una soberbia sonrisa de escudo; él ataca, tiene miedo, y quiere infundir temor. Despavorido en realidad pretende ser quien haga huir a los demás".WD.Rose...Ya siento el sudor repasando las líneas de mis palmas, ligero temblor en mis piernas, mi corazón palpita a la espera. Necesito el empleo, me urge el dinero, sería lamentable no quedarme ahí. Ya tengo diez minutos aguardando. Vuelvo a asomar la cabeza, el pasillo está desolado. Me cubro el rostro, suspiro por quinta vez. Sutil voz me saca de mi encierro mental y alzo la cabeza encontrando a la dueña. Es la misma mujer que me recibió, usa un delantal, moño en la cabeza. La apariencia de una sirvienta, supongo que estoy viendo mi reflejo, esa seré yo en cuestión de minutos. Pero no todo está dicho, debo esperar la última palabra. —Joven, Viscardi, sígueme, por favor... —comunica amable, eso me alienta a dejar mi lugar y ponerme en pie. La sigo a la par, no sé a dónde me lleva. La mansión es esplendorosa, lujosa y me roba la
"Jamás se sabe cuándo se está en eminente peligro, hasta que te cruzas una mirada tan vacía que no aflora la mínima emoción, salvo ego en esos azulados que ahnelan adoración".WD.Rose...Acostada en forma fetal, la mirada perdida en un punto, desganada, sin ganas de vivir, apenas me observa pero no hay brillo en sus orbes. No sé si pueda avivarse un día, me pone mal verla así. Por otro lado, me siento aliviada de saberla viva, una vez sucedió que la dejé sola unos minutos, fui al mercado por unas cosas, al regresar la encontré en la cama casi sin pulso, y tuve que llamar a una ambulancia. Resulta que fue una sobredosis, de eso hace ya unos meses, ahora la vigilo más. No voy a mentir, el pavor pulula en mí cada que debo dejarla sola. Que suceda otra vez puede significar que no salga ilesa como la primera vez. No quiero que vuelva a hacer lo mismo. No confío del todo en ella, no en ese estado inestable; y se resiste a recibir ayuda. En su opinión, los antidepresivos no sirven de nada y