Silvain De Castelbajac era un hombre que destacaba en el mundo empresarial gracias a su innegable éxito y a su obsesión por el poder. Narcisista por naturaleza y frío como el hielo, Ismaíl vivía en un mundo en el que solo importaba él mismo y su poder. Para las personas que lo rodeaban, la convivencia con este hombre era diariamente acostumbrar a un ser hermético, quien parecía haber renunciado por completo al trato humano y al cariño que se espera de un ser humano. Pero un día, Aryanna llegó a su vida. Desesperada por encontrar un empleo, la mujer terminó trabajando en la mansión de Silvain sin tener ni idea de lo que le esperaba. De alguna manera, el CEO se obsesionó con ella y poco a poco, Aryanna comenzó a caer en su juego. ¿Podrá Silvain amar alguna vez? ¿Podrá Aryanna escapar de las garras de su jefe Obsesivo? ***»Prepotencia habita en él, y detrás de la máscara, solo fragilidad. Lo supo en el preciso instante en que su mirada dominante la capturó, pero avistó sudebilidad
"Usa una soberbia sonrisa de escudo; él ataca, tiene miedo, y quiere infundir temor. Despavorido en realidad pretende ser quien haga huir a los demás".WD.Rose...Ya siento el sudor repasando las líneas de mis palmas, ligero temblor en mis piernas, mi corazón palpita a la espera. Necesito el empleo, me urge el dinero, sería lamentable no quedarme ahí. Ya tengo diez minutos aguardando. Vuelvo a asomar la cabeza, el pasillo está desolado. Me cubro el rostro, suspiro por quinta vez. Sutil voz me saca de mi encierro mental y alzo la cabeza encontrando a la dueña. Es la misma mujer que me recibió, usa un delantal, moño en la cabeza. La apariencia de una sirvienta, supongo que estoy viendo mi reflejo, esa seré yo en cuestión de minutos. Pero no todo está dicho, debo esperar la última palabra. —Joven, Viscardi, sígueme, por favor... —comunica amable, eso me alienta a dejar mi lugar y ponerme en pie. La sigo a la par, no sé a dónde me lleva. La mansión es esplendorosa, lujosa y me roba la
"Jamás se sabe cuándo se está en eminente peligro, hasta que te cruzas una mirada tan vacía que no aflora la mínima emoción, salvo ego en esos azulados que ahnelan adoración".WD.Rose...Acostada en forma fetal, la mirada perdida en un punto, desganada, sin ganas de vivir, apenas me observa pero no hay brillo en sus orbes. No sé si pueda avivarse un día, me pone mal verla así. Por otro lado, me siento aliviada de saberla viva, una vez sucedió que la dejé sola unos minutos, fui al mercado por unas cosas, al regresar la encontré en la cama casi sin pulso, y tuve que llamar a una ambulancia. Resulta que fue una sobredosis, de eso hace ya unos meses, ahora la vigilo más. No voy a mentir, el pavor pulula en mí cada que debo dejarla sola. Que suceda otra vez puede significar que no salga ilesa como la primera vez. No quiero que vuelva a hacer lo mismo. No confío del todo en ella, no en ese estado inestable; y se resiste a recibir ayuda. En su opinión, los antidepresivos no sirven de nada y
"Existe, pero solo desea vivir siendo el centro de atención, una sola mirada y consigue que muchos orbes se dediquen a darle, sin un solo parpadeo, veneración; han quedado idiotas en un chasquido, yo soy una estúpida más del montón".WD.Rose...¿Cómo es el primer día de trabajo? No sé qué tal le va al resto del mundo, a mí, que no hay día más feo que otro, este me ha tomado desprevenida. ¡Quince minutos antes de que las agujas del reloj se posicione sobre el ocho! Me dirijo al baño, ya tengo el corazón en la palma, late frenético. No puedo llegar tarde, sería terrible para mí, encima es el primer día. No quiero dar una mala impresión, que me vean como la chica descarada incapaz de cumplir con el horario siquiera el primer día. Es una mala imagen que no deseo quedarme. Como no podía ir peor el lunes, no hay agua, la han cortado, ni electricidad. Quiero arrancarme hebra por hebra y golpear la pared. Impotente y enfadada por no cambiar la mala suerte que me aplasta, salgo del baño y e
"La valentía se desliza entre mis dedos, el afán va en el desliz, he caído como un tafetán aterriza a los pies, y un charco de perdición ahoga, el contenido está en él". WD.Rose...Me ha tocado fregar el suelo de la cocina, una vez he terminado empiezo en el comedor, a diferencia de lo que creo, no es una labor mugrosa, porque ya estaba reluciente, pero a la vista de mi jefe raro, no es así. Debo dejar todo perfecto, estoy con la fregona en la mano derecha y la froto sobre el suelo. Un ligero mechón de mi pelo se ha escabullido de mi peinado y ahora cruza mi frente siendo parte de mi campo de visión. No lo arreglo, estoy cansada, y eso que no es mediodía todavía. Me duelen las manos, estoy sudorosa y sedienta. Pero quiero terminar con esto antes de ir por ese vaso de agua que tanto me urge. Agua... la palabra me recuerda que falta en casa y la luz también. ¿Cómo estará mamá? Se enciende una bombilla sobre mi cabeza, llamaré a Mila cuando esté desocupada. Quizá sepa algo. Continúo l
Llego a casa cuando la noche ya ha caído. Toco el timbre en la entrada, no debí olvidar las llaves en mi habitación. Ahora tengo que esperar a mamá. Para mi sorpresa no es su rostro el que veo cuando la puerta cede, es Mila. Chilla al verme y me da su abrazo efusivo que me contagia de alegría. De seguro ha venido a hablar con mamá, lo que me parece emocionante. Le hace bien a mi progenitora socializar, volver a eso que solía, antes de todo el infierno. —Oh, preciosa, estoy feliz por ti. ¿Cómo te ha ido? —Imagino que ya mamá te ha puesto al corriente de todo. Y sí, ha sido un día duro, pero ya firmé el contrato, el salario es más de lo que esperaba. Podré pagar varias deudas, a ti —informo.—Lo que me debes, tranquila, no quiero que me devuelvas un solo centavo. Lo importante es que ustedes tengan lo básico en casa, también luz y agua. Por eso, ya he pagado el servicio, y compré unas cosas. ¿Por qué no me dijiste que no había comida? —cuestiona. —Porque ya has hecho mucho por nosot
"Si no hay admiración, no existe y él odia ser invisible"....Ando hasta el comedor. Al fin veo a la chef, de quién habló Camila ayer. La mujer debe cruzar ya los cuarenta años. Usa un traje blanco, típico de quien cocina en lugares de prestigios. Se gira hacia mí, da un parpadeo curioso. —¿Aryanna Viscardi? —Hola, sí, soy yo, la nueva —confirmo su duda. Asiente ligera, dibujando una sonrisa afable. —Un placer, bienvenida. Ayer no te vi. —Sí, se me asignó otra parte de la casa. Me dice Génesis que debo llevarle el desayuno a Silvain... —Ya lo estoy terminando, ayúdame a ponerlo todo en la bandeja. —emite y lo hago. Arándanos, fresas y chocolate; waffles con miel, hay filetes con huevos, zumo de naranja y café. Es mucha comida. Y todo se ve apetecible con demasía. Me ha dicho la ama de llaves que Silvain come en la terraza, por eso no pregunto hacia donde dirigirme cuando ya sostengo la pesada bandeja. Después del recorrido, estoy a pocos pasos de salir a la terraza y ver a mi
Pasa otro rato y termina de comer. Se levanta. Luce más imponente, más poderoso y tiene doble dominio en mí. Es realmente musculoso, fuerte y apuesto. Se me corta la respiración, mis labios se mantienen rectos, obligada a fingir que no me afecta. No me conozco, esta parte mía se congela, está siendo cubierta por el hielo que genera, él frío, mi jefe raramente surtiendo lo más alto y bajo a la vez. Un fuego flameando dentro de mi ser, un invierno que quema lo recrudece. —Ehm... evita volver a ese tipo de comportamiento, eres solo mi empleada, y antes de que intentes excusarte, recoge todo, llévalo a la cocina y vuelve aquí. —me dice autoritario. Abro los ojos, abrumada. —No eludo la culpa, porque no soy culpable, jefe —me defiendo antes de girar sobre mis pies y literalmente huir.Un escape que se ve atrofiado, e inútil, cuando dedos largos, fiereza y fuerza varonil se ejerce en mi antebrazo. Me vuelve hacia él, mirándome con potencia, ya soy cenizas ante el incendio de sus ojos. Ni