Secuela de la novela: CAUTIVA POR EL DIAVOLO ITALIANO.
Amaba la época de invierno; me encantaba recorrer las calles llenas de nieve, lo hermoso que se veían los techos pintados por ese blanco inmaculado. Lo malo era la escasez de comida que eso significaba para mi familia. Mi padre era un borracho y mujeriego; siempre llegaba a casa con la excusa de que la nieve no lo dejaba trabajar bien. Madre y yo podíamos pasar días sin comer, y a él no le importaba; siempre se iba desde muy temprano y llegaba en la noche borracho. Mi pregunta era... ¿Si no tenía dinero, cómo podía emborracharse?
— Mikha, ven a comer — gritó mi madre desde dentro de la casa.
Yo corrí a la mesa de madera y me senté en un banco. Madre me sirvió un plato con agua caliente y algunas papas que a simple vista se notaban que ya estaban podridas. Yo miré a mamá y ella empezó a llorar. Odiaba verla así; quería hacer algo para sacarla de esta situación, pero yo solo era un mocoso al que nadie le prestaba atención.
La puerta de la casa se abrió y llegó papá con una botella en la mano, estaba borracho como siempre. Madre me levantó de la mesa y me abrazó; papá nos golpeaba cada vez que llegaba de mal humor.
— ¿Qué haces aquí viéndome, mujer inservible? ¡Largo! ¿O quieres otra paliza? — le preguntó con furia.
Mamá me llevó al cuarto rápidamente y me escondió bajo la cama.
— Ven conmigo — le pedí, pero ella negó con la cabeza y salió de la pequeña y mohosa habitación.
Yo me hice un ovillo allí debajo y me tapé las orejas; no quería escuchar a mamá gritar. Odiaba escucharla y no poder hacer nada. Yo quería protegerla, pero aún era muy pequeño. Deseaba con toda mi alma crecer y castigarlo por hacernos daño.
…
Mi mejor amigo me fue a buscar al día siguiente a la casa para ir a la escuela. Yo miré a mamá esa mañana y me llené de tanta rabia; su hermoso rostro estaba todo hinchado y lleno de moretones, tenía un ojo hinchado y su labio superior tenía un corte bastante desagradable.
— Pórtate bien, Mikha — me pidió con una dulce sonrisa.
Yo asentí y salí; Vladislav me estaba esperando ya con algo de impaciencia.
— Necesito dinero, ¿tu hermano me dejará pelear? — le pregunté apenas emprendimos el viaje.
Él me miró de arriba abajo y puso mala cara. El hermano de Vladislav organizaba peleas callejeras; de hecho, yo había asistido un par de veces.
— Te matarían enseguida; estás muy flaco, así que no creo que mi hermano te deje — me dijo.
Yo me crucé en su camino y él se detuvo; ambos éramos dos niños de doce años, pero yo era el doble de alto que Vlad.
— Vamos a hablar con tu hermano; que se joda la escuela. Yo quiero dinero, y si gano, te invito a comer — le propuse.
Vlad sonrió y ambos nos fuimos corriendo en dirección opuesta a la escuela. Si madre se enteraba de esto, me iba a castigar, ya que ella decía que lo más importante era la escuela, pero yo sabía que si me quedaba en la escuela, íbamos a morir de hambre.
Cuando llegamos al lugar donde el hermano de Vlad trabajaba, ambos lo saludamos. Él nos quedó mirando mientras arrugaba el entrecejo.
— ¿Por qué no están en la escuela? — Nos preguntó.
Yo me acerqué a él y le sonreí.
— Quiero pelear, soy muy bueno. ¿Cierto que sí, Vlad? — le pregunté.
Él asintió inmediatamente.
— ¿Cuántos años tienes? — Me preguntó.
— Tengo 15; el mes próximo voy a cumplir 16 — le dije con mucha seguridad en la voz.
Él levantó la ceja y miró a su hermano.
— Si lo matan, tú te harás cargo — le dijo a su hermano.
Vlad asintió de inmediato, y yo sonreí. Estaba a nada de conseguir dinero.
— Como pierdas, voy a molerte a golpes. ¿Me entiendes? Y si mueres, venderé tu cuerpo — me advirtió.
Yo sonreí y asentí.
— Sí, puedes hacer lo que quieras conmigo si pierdo, pero te aseguro que ganaré — le dije.
Él solo asintió.
— Hoy a las diez de la noche; si no llegas, te buscaré y te golpearé — me advirtió.
Yo caminé hacia él y le agarré ambas manos.
— No te arrepentirás, te lo juro — le aseguré.
Él se soltó de mi agarre y me despidió con la mano. Yo caminé hacia Vlad con una sonrisa. Ambos salimos del lugar.
— Le voy a comprar una casa a mi madre — le dije.
Vlad me dio un golpe en la cabeza.
— Deja de soñar, una casa cuesta mucho — me dijo.
Yo me encogí de hombros. Yo quería una casa para mi madre, y eso era lo que iba a tener.
La noche llegó; escaparme de casa fue lo más difícil de hacer, pero pude hacerlo. Vlad y yo nos fuimos con su hermano. Las peleas eran en una casa que estaba bastante escondida, ya que la policía las consideraba ilegales. Sonreí al pensar que mañana sí podría desayunar algo bueno junto a mi madre. Tal vez le compre algo lindo.
— Vas a pelear con ese — El hermano de Vlad me señaló a un chico que era el doble que yo.
Yo asentí con la cabeza, pero al ver otra vez a mi contrincante, supe que iba a terminar hecho m****a.
— Si pierdes, ya sabes que te voy a moler a golpes, pero si ganas, obtendrás mucho dinero — me dijo.
Me emocioné al escuchar la palabra dinero, ya que lo necesitaba muchísimo.
— Entra, ¿qué carajo estás esperando? — me preguntó.
Yo asentí y entré al pequeño espacio donde se hacían las peleas.
Cuando miré al chico más de cerca, me arrepentí. Iba a terminar muerto o con algún hueso roto. Todos allí me estaban mirando. Yo tragué en seco y respiré hondo; todo esto lo hacía por mi mamá.
Un tipo entró y nos miró.
— La única regla es que no existen las reglas — nos dijo con una sonrisa.
Se apartó y nos gritó para que empezáramos. Yo me arrinconé un poco y después corrí a mi contrincante, me lancé a él y lo tumbé al suelo. Perdí por completo los estribos; fue como si dejaran salir a una bestia. Levanté ambos brazos y cerré los puños. Le di el primer golpe en el pecho con todas mis fuerzas, grité como loco mientras lo golpeaba en la cabeza con ambas manos. Las personas que estaban viendo empezaron a gritar.
El chico me empujó y se levantó. Yo me levanté rápidamente y lo aceché, me moví de un lado a otro, esperando la oportunidad perfecta para volver a atacar. Volví a correr a él, y esta vez me abracé a su pecho. Él me dio un cabezazo, y yo terminé en el suelo. El chico se subió arriba de mí y empezó a golpearme en la cara. Yo lo abracé por el cuello y lo jale a mí, le mordí la oreja hasta que sentí el sabor a metálico en mi boca. Lo empujé y le di la vuelta; ahora yo estaba sobre él. Empecé a golpear como loco su cara, hasta que unos brazos me apartaron.
— Lo vas a matar — Me gritó el hermano de Vlad. Yo me calmé un poco y lo miré.
— ¿Gané? — pregunté agitado.
Él me sonrió y asintió. Vlad se acercó a mí y me abrazó con fuerza. Yo sonreí mientras todos los presentes me abucheaban.
---
Cuando llegué a casa, me di cuenta de que la puerta estaba abierta. Yo corrí dentro; seguramente papá ya había llegado.
— ¿Mamá? — La llamé, pero solo pude escuchar un sollozo que venía de la parte de atrás de la casa. Yo caminé hasta allí; si padre le había hecho algo, lo iba a matar.
Cuando salí al patio, me quedé helado; mamá estaba llorando sobre el cuerpo ensangrentado de mi papá. Había un cuchillo tirado a un lado, y ella tenía las manos llenas de sangre.
— Él iba a pegarme otra vez; yo solo me defendí. Perdóname, Mikha, perdón — me suplicó entre lágrimas.
¿Pero qué le iba a perdonar? Esto era lo que papá se merecía desde hace mucho tiempo. Yo me acerqué a mamá y la abracé.
— ¿Ahora qué haremos sin tu papá, Mikha? ¿Cómo vamos a vivir? — me preguntó.
Yo respiré profundo y la abracé más fuerte.
— No te preocupes; ahora vete dentro. Yo me encargaré — le dije.
Ella me miró; sus ojos se veían brillantes por las lágrimas. Yo le di un beso y la ayudé a levantarse.
— Me han dado trabajo, así que no te preocupes; yo me encargaré de todo de ahora en adelante — le aseguré.
Ella asintió y fue dentro. Yo tomé una pala y empecé a cavar. Miré a mi padre tirado allí, mientras gruesos copos de nieve caían sobre él, y no pude evitar sonreír. Esto era lo mejor que le había pasado a mi vida; al fin nos habíamos librado de una escoria como él.
Después de cavar lo más profundo que pude, arrastré el cuerpo de papá, agarré sus piernas y lo tiré en el agujero, tomé la pala y empecé a lanzarle tierra. Hoy iba a enterrar a este pasado, y construiría junto a mi madre un muy buen futuro. Vivir sin él era lo mejor; mamá no merecía estar con un hombre como él.
Las peleas cada vez eran más jodidas. Mi madre ya estaba averiguando qué era lo que yo realmente estaba haciendo, ya que siempre llegaba a casa con un golpe diferente en la cara.— ¿De dónde sacas el dinero, Mikhail? — me preguntó mi madre mirándome fijamente a los ojos.Yo le sonreí un poco. No le podía mentir; ella tenía algo en su mirada que no me dejaba.— Estoy trabajando — le dije.Mi madre se cruzó de brazos y me miró con más intensidad. Yo tragué en seco, me acerqué a ella, le di un beso en la mejilla y salí de casa. Era mejor huir.Cuando llegué al lugar, Vlad y su hermano ya me estaban esperando. Iba a acercarme a ellos y un tipo me detuvo.— ¿Quieres? — me preguntó, ofreciéndome una pequeña bolsa con polvo blanco. Yo negué inmediatamente con la cabeza.— Tú te lo pierdes — me dijo, y le vendió a un chico que se acercó a nosotros. Vi cuánto le dio por eso y sonreí. Tal vez este sea un nuevo negocio para mí.— ¿Dónde lo consigues? — le pregunté.El tipo me miró y arrugó el en
4 AÑOS DESPUÉS**Mi negocio iba subiendo como la espuma. En poco tiempo, me hice de un buen territorio; todos le temían a "La Bestia", un apodo que tengo desde mis días en esas peleas clandestinas. Pero así como iba subiendo, también iba acumulando enemigos.Llevé a mi mamá a ver el pequeño edificio que había comprado. Sí, yo era un delincuente, pero también tenía algunos negocios legales o más o menos legales. Ella se quedó estupefacta al verlo y luego me miró.— ¿De dónde sacaste el dinero? — me preguntó.Puse los ojos en blanco. Siempre con lo mismo. Ya debería estar acostumbrada.— ¡Mamá! ¿Por una vez en la vida puedes felicitarme? Tu hijo está a nada de convertirse en millonario. Voy a hacerte la mejor casa de Rusia — le aseguré.Ella me miró con mala cara. ¡Joder! Las mujeres eran tan complicadas.— Solo estoy preocupada por ti. Me da miedo que algo malo te pase — me dijo.Le di un beso en la cabeza y ella me apartó.— ¡Hueles a cigarrillo! Pensé que lo habías dejado — me regañó
Estaba sentada en una silla alejada de todos. La directora de la escuela había hecho una fiesta de Halloween para los profesores, pero yo mil veces hubiera preferido quedarme en casa leyendo algún libro.—Muriel, ven —me llamaron.Yo me levanté y me acerqué a los demás profesores. Miré mi reloj y ya eran las 11 de la noche; solo tenía que esperar un poco más para irme.—Esto es una mierda —me dijo al oído mi amiga Nuria. Yo me reí un poco.—El pendejo de música está que te come con la mirada, ¿por eso te pusiste el disfraz de Caperucita? —me preguntó con una sonrisa.Yo puse los ojos en blanco y me aparté de ella. Nuria era un ser que no tenía filtro alguno. Caminé hasta la directora.—Ya me tengo que ir, he dejado a mi perro solo en casa —le mentí.Yo no tenía ningún perro, pero ya no soportaba esto; quería salir de este lugar lo más pronto posible.—Está bien, y muchas gracias por venir —me dijo ella con una sonrisa.Yo me despedí de todos y salí del salón. Iba a caminar un rato, ve
Empecé a morderme la uña del dedo índice con nerviosismo. ¿Cómo supo dónde trabajaba? ¿Acaso quiere hacerme lo mismo que al tipo en la bolsa?—¿Le debes dinero? —me preguntó Nuria.Yo volteé a verla. Quería ahorcarla en estos momentos.—¡Claro que no! Ese tipo ayer casi mata a un hombre frente a mis ojos. Es peligroso y ahora está buscándome.Ella abrió un poco la boca, y después sonrió.—Qué rico, sexy y peligroso —dijo ella con una sonrisa.En ocasiones no entendía cómo podía ser amiga de ella. Nuria estaba loca.—Él es un hombre peligroso, ¿cómo puedes pensar en él como alguien sexy? —le pregunté.Su sonrisa se hizo mucho más ancha. Yo la agarré del brazo y la moví de sitio, dándole la espalda a las puertas.—Ese tipo es un animal —le dije.—Y tú una soplona —dijo una ronca voz a mi espalda.Yo me di la vuelta lentamente. Lo miré y él me sonrió. Tragué saliva, ¿cómo lo pudieron dejar entrar?—No entiendo qué haces aquí. Eres un peligro para la sociedad, deberías estar en la cárcel
Tenía que hablar bien con Muriel. Ella no podía llevarse una mala impresión mía. Yo era un hombre culto, educado, bueno en la cama, sexy, millonario y un muy buen besador. Era casi perfecto, así que le iba a demostrar que no encontraría un mejor hombre en esta tierra que yo. En poco tiempo se enamoraría de mí, de eso estaba más que seguro.La puerta del sauna se abrió y entró Vlad con su típica mala cara. Yo lo quedé mirando y también lo miré mal.—Lárgate —le dije.Vlad me lanzó una toalla a la cara.—Salvatore quiere hablar contigo. Ahora levanta el trasero y ve a hablar con él —me dijo.Respiré pesadamente. Cómo odiaba que me interrumpieran cuando estaba en un momento de paz.—¿Pero qué mierda quiere ese hombre? ¿por que no envía un mensaje como una persona normal? —pregunté de mala gana.—Y yo qué mierda voy a saber. Agradece que te estoy avisando, ahora levantate —me respondió.Me levanté de mala gana y salí del sauna. Salvatore estaba en el recibidor de mi casa. Él me miró y des
Miré al tipo con rabia. ¿Acaso no se da cuenta de que no es bienvenido en mi casa? ¿Cómo puede estar en mi cocina tan campante? ¡¿Y por qué está invadiendo mi espacio?!—¿Cuándo te irás de mi casa? —le pregunté ya con algo de irritación.Yo tenía que corregir unos exámenes y también quería dormir, pero con él aquí, todo se complicaba. Tenía que estar muy alerta.—¿Y si dormimos juntos? —me preguntó.¡Ja! ¿Este tipo qué se creía? Lo miré de arriba a abajo. ¿Acaso no tenía vergüenza? ¡Claro que no! Este tipo carecía de todo eso.—¡Mira, animal! Yo no dormiré contigo, solo deseo que te largues de mi casa. Quiero paz y tú solo me molestas —le dije.Él inmediatamente se acercó a mí. Yo pegué la espalda al refrigerador. Si se acercaba más, lo iba a golpear por atrevido.—Ya te lo dije, soy una buena persona. Una noche conmigo equivale a entrar al cielo —me dijo con voz seductora.Levanté la ceja lentamente y me mordí el labio inferior para no reírme. Qué hombre más descarado. Él se acercó m
El sonido de ronquidos me despertó. Miré al techo por un momento antes de voltear a ver al enorme hombre abrazado a mí. Me removí un poco y entonces lo sentí, su polla estaba pegada a mi pierna. Iba a matarlo e iría feliz a la cárcel. Me quedé quieta por un momento observándolo, y me di cuenta de que ya estaba despierto. Respiré profundamente para calmarme un poco.—Voy a contar hasta tres, si no te despiertas voy a golpearte. Uno... dos...—El bastardo abrió sus ojos y me miró, tenía una sonrisa resplandeciente en su boca. Puse los ojos en blanco y lo empujé, pero no se apartó de mí.—Buenos días, sladkiy. ¿Cómo amaneciste? Te ves preciosa. ¿Si yo te pidiera casarte conmigo tú me dirías que sí? —me preguntó.—Prefiero mil veces quedarme solterona —le dije.Sonrió un poco, se acercó más a mí y me dio un ligero beso en los labios.—No seas mala, Muriel. Por favor, di que me deseas tanto como yo a ti —me dijo en un tono de voz sexy.Lo empujé mucho más fuerte y me bajé de la cama. ¡Dios
Vlad se la pasó regañándome todo el camino de regreso a casa. Yo estaba a nada de darle un golpe en la boca para que se callara de una maldita vez. Claro, como él aún no conocía al amor de su vida, por eso actuaba como un imbécil.—¿Si me estás escuchando? —me preguntó.Asentí de inmediato, pero no lo miré; mirarlo equivaldría a muchos más regaños.—Repite lo que te dije —me ordenó.Lo miré y maldije. Lo iba a lanzar fuera del coche en marcha, ya después le inventaría algo a su familia.—Deja de romperme los huevos, Vladislav. Para regañarme está mi madre, y ahora Muriel, así que deja de joder. Más bien céntrate en cosas más importantes. Tú deberías estar feliz por mí, encontré a la mujer perfecta. Con ella tendré un par de hijos, y estoy seguro de que a mi madre le encantará —le dije.Detuvo el coche en seco y me miró. Se veía bastante cabreado.—Por eso te estoy regañando, porque me centro en cosas importantes. Salvatore está furioso, me llamó y me gritó. ¿Cómo pudiste romperle la c