Mañana era mi matrimonio, y me faltaba comprar algunas cosas más. No quería nada ostentoso; de hecho, solo estaríamos unas cuantas personas, las más allegadas. Subí al coche y arranqué. Llamé a mi hermana para preguntar cómo estaba. Ella me había llamado diciendo que se sentía horrible, pero cuando le dije del matrimonio, mágicamente se sintió mejor.—¿Cómo estás?—le pregunté en cuanto contestó.—Un poco mejor. ¿Tú dónde estás? Se escucha mucho ruido—me preguntó.Me reí un poco. Miré por el retrovisor y vi dos coches siguiéndome.—Voy a comprar algo que me hace falta. Más tarde te llamo—le dije.Colgué de inmediato y seguí mirando por el retrovisor. Otro coche se cruzó en mi camino. Frené en seco. Un par de hombres salieron del coche, rompieron la ventanilla y me obligaron a salir. Empecé a pelear con ellos. Le di una patada a uno, pero llegaron un par de hombres más. Uno de ellos me tapó la cara con una venda y me arrastraron con ellos.—¿Quiénes son y qué quieren?—les pregunté, pero
MESES DESPUÉSDespués de la boda, decidimos regresar a Italia por mi trabajo, y bueno, también un poco por el de él. Después de todo lo que pasamos, llegar a este punto de nuestras vidas se sentía muy bien. De hecho, hasta había aceptado tener un bebé. Sí, ya teníamos dos pequeños, pero tener uno nuestro era como la culminación de todo. Así que aquí estaba, en un hospital, esperando el momento para dar a luz a nuestro hijo.Mikhail estaba vuelto loco. El niño ya estaba listo para nacer, y yo estaba muy relajada esperando a que me llevaran a cirugía.—Deja de caminar de un lado a otro, me estás mareando—me quejé. La señora Sonja y mi hermana estaban conmigo también.—¿Y si soy un mal padre?—me preguntó preocupado.Las tres lo miramos.—Mikhail, tú eres un desastre como papá, así que no entiendo por qué estás tan estresado. Si no fuera por mí, Alma ya tendría un brazo o una pierna rota, y ni hablar de Denis. Así que deja de decir estupideces y quédate quieto—le dije.Mi hermana se rió y
Estaba boca abajo, amarrada a un tronco, esperando el inminente momento en el cual me prendieran fuego y morir de la peor manera. —¡Bruja! —dijo una de las mujeres que estaban acomodando los troncos y la paja para que el fuego fuera más vivaz. —Te voy a convertir en un cerdo y luego te comeré —le dije. La mujer empezó a gritar y muchas personas se acercaron. —¡Ha dicho que me convertirá en cerdo! —gritó. Yo puse los ojos en blanco. Era tan estúpido que ellos creyeran que yo fuese una bruja. ¿Una bruja? ¿Es jodidamente en serio? Toda esta gente está loca. —¡Quémenla o nos convertirá en cerdos a todos! —gritó alguien más. Yo empecé a llorar; nunca pensé que moriría tan rápido en mi otra vida y de una manera tan horrible. El tipo rubio y peligroso se acercó a mí. —Ahora no pareces tan valiente —dijo con una voz gruesa y rasposa. Yo lo miré. El bastardo venía con una antorcha prendida. Tragué en seco y miré a otro lado, pero fue peor; las miradas de esas personas eran más aterrado
Secuela de la novela: CAUTIVA POR EL DIAVOLO ITALIANO.Amaba la época de invierno; me encantaba recorrer las calles llenas de nieve, lo hermoso que se veían los techos pintados por ese blanco inmaculado. Lo malo era la escasez de comida que eso significaba para mi familia. Mi padre era un borracho y mujeriego; siempre llegaba a casa con la excusa de que la nieve no lo dejaba trabajar bien. Madre y yo podíamos pasar días sin comer, y a él no le importaba; siempre se iba desde muy temprano y llegaba en la noche borracho. Mi pregunta era... ¿Si no tenía dinero, cómo podía emborracharse?— Mikha, ven a comer — gritó mi madre desde dentro de la casa.Yo corrí a la mesa de madera y me senté en un banco. Madre me sirvió un plato con agua caliente y algunas papas que a simple vista se notaban que ya estaban podridas. Yo miré a mamá y ella empezó a llorar. Odiaba verla así; quería hacer algo para sacarla de esta situación, pero yo solo era un mocoso al que nadie le prestaba atención.La puerta
Las peleas cada vez eran más jodidas. Mi madre ya estaba averiguando qué era lo que yo realmente estaba haciendo, ya que siempre llegaba a casa con un golpe diferente en la cara.— ¿De dónde sacas el dinero, Mikhail? — me preguntó mi madre mirándome fijamente a los ojos.Yo le sonreí un poco. No le podía mentir; ella tenía algo en su mirada que no me dejaba.— Estoy trabajando — le dije.Mi madre se cruzó de brazos y me miró con más intensidad. Yo tragué en seco, me acerqué a ella, le di un beso en la mejilla y salí de casa. Era mejor huir.Cuando llegué al lugar, Vlad y su hermano ya me estaban esperando. Iba a acercarme a ellos y un tipo me detuvo.— ¿Quieres? — me preguntó, ofreciéndome una pequeña bolsa con polvo blanco. Yo negué inmediatamente con la cabeza.— Tú te lo pierdes — me dijo, y le vendió a un chico que se acercó a nosotros. Vi cuánto le dio por eso y sonreí. Tal vez este sea un nuevo negocio para mí.— ¿Dónde lo consigues? — le pregunté.El tipo me miró y arrugó el en
4 AÑOS DESPUÉS**Mi negocio iba subiendo como la espuma. En poco tiempo, me hice de un buen territorio; todos le temían a "La Bestia", un apodo que tengo desde mis días en esas peleas clandestinas. Pero así como iba subiendo, también iba acumulando enemigos.Llevé a mi mamá a ver el pequeño edificio que había comprado. Sí, yo era un delincuente, pero también tenía algunos negocios legales o más o menos legales. Ella se quedó estupefacta al verlo y luego me miró.— ¿De dónde sacaste el dinero? — me preguntó.Puse los ojos en blanco. Siempre con lo mismo. Ya debería estar acostumbrada.— ¡Mamá! ¿Por una vez en la vida puedes felicitarme? Tu hijo está a nada de convertirse en millonario. Voy a hacerte la mejor casa de Rusia — le aseguré.Ella me miró con mala cara. ¡Joder! Las mujeres eran tan complicadas.— Solo estoy preocupada por ti. Me da miedo que algo malo te pase — me dijo.Le di un beso en la cabeza y ella me apartó.— ¡Hueles a cigarrillo! Pensé que lo habías dejado — me regañó
Estaba sentada en una silla alejada de todos. La directora de la escuela había hecho una fiesta de Halloween para los profesores, pero yo mil veces hubiera preferido quedarme en casa leyendo algún libro.—Muriel, ven —me llamaron.Yo me levanté y me acerqué a los demás profesores. Miré mi reloj y ya eran las 11 de la noche; solo tenía que esperar un poco más para irme.—Esto es una mierda —me dijo al oído mi amiga Nuria. Yo me reí un poco.—El pendejo de música está que te come con la mirada, ¿por eso te pusiste el disfraz de Caperucita? —me preguntó con una sonrisa.Yo puse los ojos en blanco y me aparté de ella. Nuria era un ser que no tenía filtro alguno. Caminé hasta la directora.—Ya me tengo que ir, he dejado a mi perro solo en casa —le mentí.Yo no tenía ningún perro, pero ya no soportaba esto; quería salir de este lugar lo más pronto posible.—Está bien, y muchas gracias por venir —me dijo ella con una sonrisa.Yo me despedí de todos y salí del salón. Iba a caminar un rato, ve
Empecé a morderme la uña del dedo índice con nerviosismo. ¿Cómo supo dónde trabajaba? ¿Acaso quiere hacerme lo mismo que al tipo en la bolsa?—¿Le debes dinero? —me preguntó Nuria.Yo volteé a verla. Quería ahorcarla en estos momentos.—¡Claro que no! Ese tipo ayer casi mata a un hombre frente a mis ojos. Es peligroso y ahora está buscándome.Ella abrió un poco la boca, y después sonrió.—Qué rico, sexy y peligroso —dijo ella con una sonrisa.En ocasiones no entendía cómo podía ser amiga de ella. Nuria estaba loca.—Él es un hombre peligroso, ¿cómo puedes pensar en él como alguien sexy? —le pregunté.Su sonrisa se hizo mucho más ancha. Yo la agarré del brazo y la moví de sitio, dándole la espalda a las puertas.—Ese tipo es un animal —le dije.—Y tú una soplona —dijo una ronca voz a mi espalda.Yo me di la vuelta lentamente. Lo miré y él me sonrió. Tragué saliva, ¿cómo lo pudieron dejar entrar?—No entiendo qué haces aquí. Eres un peligro para la sociedad, deberías estar en la cárcel