A las afueras del edificio Fuller donde trabajaba Megan, Karen esperaba a que su amiga llegara a su encuentro. Estaba ansiosa por ir de compras; aún no recordaba la última vez en que había comprado algo bonito para ella y no lo hacía no por ser una tacaña, sino porque tenía que ayudar con la gran cantidad de gastos que había en su casa.
—Ufff, qué gran carrera he dado. —Pensé que ibas a tardar más, amiga —le dijo Megan a Karen.
—No había tráfico y estamos bastante cerca, ¿estás lista? —le preguntó Karen.
—Más que lista, debemos ir a un lugar que tenga cosas lindas, pero a bajo costo —dijo Megan y Karen sonrió.
—Ja, ja, ja, me gusta la idea, entonces ¿a dónde vamos? —preguntó Karen.
—Podemos ir a Primark Gran Vía, allí se consiguen unas ofertas increíbles y creo que podamos conseguir lo que estamos buscando.
—Perfecto, entonces vamos —respondió Karen emocionada.
Karen arrancó su auto y se encaminaron a la Gran Vía. Esta es una de las principales calles de la ciudad española de Madrid. Comienza en la calle de Alcalá y termina en la plaza de España; es un importante hito en la ciudad desde su construcción a principios del siglo XX, sin contar que es una zona muy comercial.
—Hable con Alejandro y nos va a acompañar —le contó Karen a su amiga.
—Ufff, genial, el Alejo va a alegrar mi vista. Está demasiado bueno —respondió Megan y luego soltó un gran suspiro.
—Ja, ja, ja —ya te habías tardado en decirlo, Megan.
—Tú eres la única que no lo nota, tontita —lo peor es que él babea por ti.
—Yo solo puedo verlo como un gran amigo, así que no me fijo en esos grandes atributos que me estás diciendo, además mi corazón es de otro hombre —ahora fue Karen quien soltó un suspiro.
—Ya lo sé, tu corazón lo tiene. Daryl Ferrer, un CEO más pesado que un saco de patatas
—No seas pesada, tú no lo conoces, él es muy amable conmigo; hoy nos ha invitado a la gala benéfica y adicional me ha dicho que tengo una sonrisa bonita.
—¡Oh! —te lo tenías bien guardado —¿crees que ya se esté fijando en ti? Le preguntó Megan emocionada y Karen sonrió.
—No lo sé, pero es la primera vez que tiene esos gestos conmigo; con suerte ha visto algo diferente en mí —comentó Karen.
—Tú eres una mujer hermosa y es como muchos pudieran fijarse en ti, amiga.
—Gracias, se nota que me ves con ojos de amor. — Ja, ja, ja
—Deberías trabajar un poco más tu autoestima, tú eres una mujer maravillosa y si no es Daryl Ferrer te apuesto que más adelante llegara una persona que te de él valor que mereces —espetó Megan. No le gustaba ver cómo su amiga se menospreciaba por culpa de un imbécil que no merecía la pena.
Las dos se quedaron en silencio; ese tema en muchas ocasiones les había traído más de una discusión. Karen sabía que su amiga tenía razón, pero al mismo tiempo se resistía a escucharla y seguir sus consejos. La atracción que sentía por Daryl sobrepasaba cualquier otra cosa. Lo peor de todo es que sabía que si seguía en lo mismo iba a sufrir más de lo que estaba sufriendo.
—Sé que tienes toda la razón, pero prefiero que no hablemos del tema; hoy quiero que la pasemos bien —le dijo Karen con voz suplicante a su amiga.
—Está bien, lo siento, sabes lo que odio verte mal.
—Lo sé, pero tranquila que todo está bajo control —¿te apetece escuchar un poco de música?
—Es una idea maravillosa —vamos a bailar con la música de la Shaki —propuso Megan.
Ambas adoraban la música de la cantante colombiana, de hecho, uno de sus grandes deseos era poder asistir a uno de sus conciertos y verla, poder corear todas sus canciones. Megan encendió el reproductor de música y por los altavoces comenzó a sonar la canción La tortura de Shakira y Alejandro Sanz. Como locas comenzaron a cantar y a mover los hombros al ritmo de la música.
—Esta es mi parte favorita —gritó Megan.
Ay amor me duele tanto.
Me duele tanto.
Que te fueras sin decir a donde.
Ay, amor, fue una tortura perderte.
Yo sé que no he sido un santo
Pero lo puedo arreglar, amor.
No solo de pan vive el hombre.
Y no de excusas vivo yo.
Solo de errores se aprende
Y hoy sé que tuyo es mi corazón.
Mejor te guardas todo eso.
A otro perro con ese hueso.
Y nos decimos adiós…
Entre risas y bailes llegaron a un parqueadero cercano a la tienda donde iban a buscar la ropa que usarían por la noche. Bajaron del auto y con la mejor energía se encaminaron al lugar. Cuando entraron había varios dependientes locos por atenderlas; se notaba que las comisiones por ventas eran importantes. Las chicas para no ser pesadas pidieron la atención de un chico y una chica, muchas veces funcionaban mejor por separado y también ayudarían a dos de los jóvenes que allí estaban trabajando.
—Hay ropa preciosa en este lugar —dijo Megan emocionada.
—Sí, aunque no veo nada que se parezca a mí —respondió Karen un poco decepcionada.
—No empecemos, Karen Gutiérrez, ya viene siendo hora que uses algo diferente, más juvenil, una prenda que te haga ver más bonita de lo que ya eres —respondió Megan.
—Me siento cómoda con mi ropa —dijo Karen ofendida por lo que su amiga acababa de decir.
—No te lo tomes a mal, bonita, solo pienso que deberías verte diferente —le susurró Megan a su amiga.
Karen la miró y sonrió. Ella tenía razón, más de una vez había sentido la necesidad de verse de otra manera, pero sentía miedo de cambiar, estaba llena de tantos prejuicios y todo era a causa del fracaso amoroso que ya había tenido. Santiago le dijo tantas veces que se veía mal que ella se lo creyó.
—Está bien pesada, tú ganas, vamos a probar otras cosas —le respondió Karen a su amiga y colocó los ojos en blanco.
—Genial, ¡gracias Dios! —gritó Megan— y los dependientes de la tienda sonrieron.
Después de Karen aceptar a su amiga, le pidió al dependiente que la ayudara con unos vestidos y a la chica con los zapatos, así ambos podían ganar las comisiones.
Le trajeron varios vestidos, entre ellos uno rosa pálido, largo, con encajes en las mangas, totalmente impresionante y sobre todo discreto.
—Karen, ese me encanta para ti —dijo Megan mientras observaba el vestido.
—¿Crees que me quede bien? —le preguntó Karen confusa.
—No lo creo, ¡estoy segura! —pruébatelo.
—Vale, tú ganas —respondió Karen y se metió a los probadores.
Al entrar se miró en el espejo y no le gustó lo que vio; no había duda que por ella hablaban sus inseguridades. Sin pensarlo más se quitó la ropa y se probó el vestido.
Karen no era una bomba sexy, pero tenía un cuerpo aceptable, su figura era bonita, tenía unos senos de buen tamaño, su cintura era fina y su trasero tenía un buen tamaño. Por lo general usaba ropa un poco ancha con lo que no permitía que se apreciara. La razón principal era pasar desapercibido, odiaba ser centro de atención.
La joven seguía viéndose en el espejo y se sentía bastante rara. No era su estilo.
—Karen, ¿estás bien? —gritó Megan preocupada.
—Sí, ya voy —respondió Karen sintiéndose incomoda.
—Si no sales voy a entrar por ti —volvió a gritar Megan—. Karen sonrió.
Pasados unos minutos, las puertas del vestidor se abrieron y Karen salió. La cara de Megan fue un poema. Sé que quedó impactada, pocas veces había visto a su amiga vestida de esa manera y era una belleza total.
—Ya quita esa cara, sé que me queda fatal —dijo Karen afligida.
—Nooo, por el contrario, te ves demasiado hermosa, Karen —respondió Megan sorprendida.
—¿De verdad? —preguntó Karen mientras miraba el vestido que llevaba puesto.
—Te lo juro, te ves preciosa, ese vestido fue hecho para ti; déjame hacerte una foto —respondió Megan y sacó su móvil.
Sin dejar que su amiga reaccionara, Megan tomó la foto; en primer momento pensó que Karen iba a reaccionar mal, pero nooo… Por el contrario, Karen comenzó a hacer distintas poses. Se rieron y disfrutaron el momento; sin duda hoy sería un día especial.
— ¡Dios! — me duele el estómago de tanto reír — Ja, ja, ja — ¿Te llevarás el vestido? — pregunto Megan
—Sí, me siento cómoda, ahora necesito unos zapatos que me queden bien y vayan a tono con el vestido —respondió Karen.
—Señorita, aquí están unas sandalias que quedarían muy bien con el vestido que lleva puesto —dijo la dependiente que la estaba atendiendo.
La chica le pasó unas sandalias transparentes de tacón cuadrado. Karen pidió su número y se las probó. Le gustó cómo le quedaban, por suerte su hermana Alexa le había arreglado las uñas de pies y mano. A la chica le encantaba hacer todo lo que tuviera que ver con temas de belleza.
—Me encantan, se ajustan muy bien a mi pie —dijo Karen emocionada.
—Sí, señorita, le quedan muy bien —respondió el joven que también las atendía.
—Gracias, me llevaré el vestido y también las sandalias —le respondió Karen.
—Una buena lencería también nos vendría bien, ¿Nos pueden mostrar alguna? —preguntó Karen.
Los chicos asintieron y comenzaron a mostrarles diferentes tipos de lencería; por lo general las que Karen elegía eran un poco más recatadas que las que elegía su amiga.
— Ja, ja, ja — ya deja a un lado esas tangas de abuelita Karen —¡Por Dios! —le dijo Megan muerta de risa.
—Son las más cómodas, pero está bien —voy a elegir unas más modernas —no puedo creer que me estés haciéndome cambiar hasta mi ropa interior —Ja, ja. Por cierto, ¿tú qué vas a elegir?
—Ya tengo algo en la mira, solo quería que tú eligieras primero. —¿Qué te parece aquel vestido negro? —dijo Megan mientras señalaba un hermoso vestido negro corto, de mangas largas y una pequeña abertura en el pecho.
—Está bastante corto, ¿no crees? —dijo Karen sorprendida.
—No es corto, abuelita, va cerca de la rodilla, además no es nada vulgar, fíjate en las mangas espectaculares que tiene.
—Tienes razón, está muy bonito —pruébatelo y dile a la dependiente que te busque unos zapatos que vayan con él.
Esta vez fue Megan la que entró a los probadores. Allí se desvistió rápidamente y se colocó el hermoso vestido. Le quedaba perfecto, la hacía ver bastante sexy, pero no vulgar. Sin tiempo que perder salió y comenzó a desfilar. Ella no era nada tímida así que se lo disfrutó.
Una vez escogieron todo lo que necesitaban y unas cuantas cosas para la madre de Karen y para su hermana, pasaron por la caja, allí pagaron la cuenta y se marcharon. Todavía les faltaba arreglarse.
Treinta minutos después llegaron a casa de Karen, parquearon el auto y bajaron de él, reunieron todas las bolsas y se encaminaron al portal— Muero de hambre, ojalá tu madre tenga una rica comida preparada — dijo Megan— Yo también, hoy solo comí un poco, con tanto trabajo ha sido difícil tener una hora exacta para alimentarme— Lo sé, pero mejor no toquemos el tema, ya sabes cómo me pongo — respondió de manera sincera Megan— Ja, ja, ja — ya sabía que lo dirías, ya mejor cambiemos de tema, no quiero que mamá empiece a regañarme nuevamente — espeto Karen— Está bien — lo prometo, pico cerrado — respondió Megan y simuló una especie de cierre en los labiosAl entrar a la casa la madre de Karen estaba sentada terminado arreglar una ropa en su máquina de coser, hacia ese trabajo aún en contra de la voluntad de su hija, le apasionaba diseñar y coser ropa, de hecho, con ese trabajo y otros adicionales había sacado adelante a sus hijas— ¿Mami otra vez haciendo costu
A las cinco de la tarde las chicas comenzaron a arreglarse, Alexa ya había llegado y las ayudo, no había duda que los temas de belleza eran su fuerte, Karen le pidió a su hermana que le dejara el cabello suelto y a esta le gustó la idea, pero no lo dejaría liso le haría unas ondas que le darían más volumen a su cabello, en cuanto al maquillaje Alexa propuso uno bastante natural, conocía los gustos de su hermana y sabía que si se excedía está era capaz de no ir a ningún lugar, con Megan la situación fue diferente, ella si quiso un maquillaje mas fuerte— Karen, si no te quedas tranquila no podré delinear bien tu ojo, es más deberías quitarte esos lentes horribles que siempre llevas puestos — gruñó Alexa— ¿Quieres que salga rodando por las escaleras? — sabes muy bien que sin mis lentes no veo muy bien — le respondió Karen a su hermana— Lo sé, lo sé, pero deberías hacer una excepción por hoy, tus lentes no van con la ocasión— Pues no hay más opciones, si no te gustan lo la
Las dos chicas se despidieron de Alexa y de Marta, luego salieron del lugar, al llegar al portal Karen se sentía bastante incómoda su visión era borrosa y a causa de su astigmatismo las luces eran terribles para sus ojos, con cuidado caminaron hasta el auto y subieron en el, colocaron la dirección en el GPS y se encaminaron a la gran gala, ambas están bastante nerviosas, no era común para ellas asistir a ese tipo de eventos— ¿Crees que encajemos en ese lugar? — le pregunto Karen a Megan nerviosa— Por supuesto, tampoco es que somos unas extraterrestres, además vamos bien arregladas para la ocasión— Tienes razón, pero solo con pensar en la madre de mi jefe me da de todo que las demás personas sean como ella — susurró preocupada— ¿Tan mala persona es? — no me asustes— No sé si es una mala persona, pero si es una mujer bastante clasista, para ella lo más importante es la alta sociedad— Que lamentable, pensé que ya no existía gente de ese tipo — ¡Dios santo! Estamos e
Karen estaba bromeando cuando escucho la voz de su jefe que hablaba con otro hombre, rápidamente volteo y con la poca visión que tenía lo pudo ubicarlo y se quedó boca abierta iba vestido y peinado como siempre, el era perfecto — Karen soltó un gran suspiro, lo cual llamo la atención de Megan, quien rápidamente miro en la misma dirección que Karen— ¡Madre mía! — ¿ese es Daryl Ferrer? — pregunto Megan sorprendida— Si, es el y quién lo acompaña es su padre el señor Alan Ferrer, un hombre tan increíble como su hijo— Con esa descripción vas a hacer que vaya detrás de los huesos del viejito — Ja, ja, ja— Ja, ja, ja — eres una pesada Megan— Lo soy, lo asumo, ahora viendo al CEO entiendo porque se te baja la tanga cada vez que hablas de el — le dijo Megan bromeando— Es que es perfecto, ¿A caso no lo ves?— Si lo veo, pero ya con que tú estés locamente enamorada de él es suficiente — Ja, ja, ja— Pesada — respondió Karen mientras seguí mirando a su jefePa
Daryl estaba sentado junto a sus padres, Gerard, Clara y la familia de su exnovia, cosa que no le agradaba mucho, pero su madre se empeñaba en querer juntarlos. Ella aún no superaba la ruptura de su hijo y su sueño más grande era que pudieran regresar para que Daryl volviera a ser el hombre centrado de antes, no el mujeriego que todos los días andaba con una mujer distinta.— Daryl, ¿ya viste quién está en la otra mesa? —preguntó Gerard sin ningún tipo de decoro; no le importaba que Clara lo escuchara, estaba tan acostumbrado a que ella lo perdonara que parecía que hacía las cosas a propósito.Daryl miró hasta donde él le decía y vio a Amanda Duque, una presentadora de televisión con la que había querido salir desde hacía un tiempo, pero nunca se le había presentado la oportunidad de hacerlo. Tal vez hoy era el día, pensó y sonrió.— Esa mujer es una preciosidad, la necesito en mi vida — dijo Daryl emocionado.— Será en tu cama, canalla — respondió Gerard y soltó una carcajada, cosa q
Al llegar al parqueadero de su casa, Karen bajó del auto en silencio. Qué noche tan terrible le ha tocado vivir. Se colocó los lentes y volvió a sentirse como siempre se sentía, una mujer insípida, que hiciera lo que hiciera jamás le gustaría a Daryl Ferrer. Sus gustos eran otros y ella ni queriendo encajaba en ellos.—Debo dejar de ser tan ilusa — se repitió Karen varias veces.Las imágenes que había visto en el cuarto de servicio donde se celebró la gala las recordaba a cada momento y sentía como su corazón se rompía en mil pedazos. ¿Hasta cuándo iba a resistir? —Lo peor de todo es que ella sabía que Daryl no era culpable de nada; la culpa la tenía ella misma por haberse creado una falsa ilusión, un amor no correspondido.—¿Estás bien, hermosa? — le preguntó Megan a Karen.—Para ser sincera, ni siquiera sé lo que siento, mi mente va a millón y solo quiero descansar un poco.Alejandro, que ya había estacionado su auto, se acercó hasta donde estaban ellas y comenzó a disculparse. Just
A las seis de la mañana suena el reloj despertador y Karen sale disparada de la cama, estaba acostumbrada a llegar temprano a la empresa donde trabajaba como asistente personal de un CEO bastante poderoso y aparte de eso extremadamente guapo, llevaba en ese lugar poco más de un año y desde el primer momento en que lo vio quedo totalmente flechada, el detalle era que él tenía ojos para todas menos para ella, para completar su desgracia él la consideraba su persona de confianza, al extremo de contarle con cuanta mujer salía cada día, eso le hacía añicos el corazón, pero con una fabricada sonrisa se reía de todo lo que él le decía y hasta lo ayudaba enviando detalles a cada una de las modelos que quería conquistar y es que ella trabajaba en su peor pesadilla una agencia de moda donde llovían cientos y cientos de modelosLa única que conocía su secreto era Megan su mejor amiga, habían ido juntas a la universidad y se habían graduado de economistas, pero con la gran competencia que había
Dos horas más tarde el informe ya estaba totalmente listo, los cálculos habían cuadrado de manera perfecta, ahora estaba esperando que Daryl terminara una video conferencia para poder reunirse con él y explicarle a detalle lo que había realizado, la idea inicial era que el informe lo hicieran entre los dos, pero como él había tenido aquel altercado pasional en la mañana, ella no tuvo más opción que hacerlo sin él, además no era la primera vez que este le hacia ese tipo de desairesKaren toca a la puerta del CEO y este la hace pasar, ella entra en silencio, porque él está al teléfono, al escuchar un poco la conversación se da cuenta que está hablando con Karina Ferrer su madre, una mujer bastante elitista, para la cual la clase y el estatus social va más allá que cualquier otra cosa, por lo general siempre se pelea con su hijo, todavía no le perdona que se haya separado de Marilyn Escobar, una joven millonaria e hija de sus grandes amigos Raúl y Mía, lo que ella ignoraba era el daño ta