A cada paso que él daba, yo lo retrocedía de forma instintiva, hasta que mi cuerpo chocó contra la puerta, se detuvo mirándome de forma penetrante, algo intimidada agaché la cabeza mirando sus zapatos de vestir negros
– ¿Ahora soy “señor”?–lo escuché decir con burla– ¿Qué paso con estúpido?, ¿Capullo e incluso imbécil?–trague saliva con dificultad, no me atrevía a levantar la cabeza, estaba aterrada– Mírame–
– Señor de verdad, no sabe cuánto lo lamento, no sabía quién era y–volvió a silenciarme, pero esta vez coloco sus dedos sobre mis labios causándome un pequeño hormigueo, se alejó de mi caminado de vuelta hacia el escritorio
– Sinceramente debería despedirte–mordí mi boca por dentro intentando controlar mis lágrimas que estaba conteniendo, se escaparan– No lo haré–lo mire asombrada– A cambio de algo–tenía una sonrisa ladeada, fruncí el ceño ante sus palabras
– ¿El qué?–mi voz salió casi en un susurro, pero lo suficientemente alto para que su sonrisa se ensanchara al escucharme
– Quiero que te hagas pasar por mi novia–
– ¿Qué?–
– Quiero que–
– Sí lo he escuchado–dije interrumpiéndolo– Es solo que… No comprendo–el solo suspiro señalando el sillón individual color café que estaba delante de su escritorio, con algo de reticencia me acerqué sentándome en este.
– Necesito una novia falsa… Y tú, me has gustado–mis ojos se agrandaron al escuchar aquello– No de esa forma, si no, tu carácter–
– Yo lo siento señor, pero no voy a ser su novia–comente poniéndome en pie
– Entonces estarás despedida–me quede quieta, observándolo en silencio, tenía una sonrisa triunfal en su rostro
– No puede hacerlo–me acerqué más al escritorio– No tiene a nadie que respalde que yo lo hice, usted me despide, yo lo demando, seguramente ganaría debido a que el juez lo vería como un despido improcedente, porque no hay pruebas de nada–nos sumimos en un silencio, mirándonos de forma desafiante
– Sin lugar a duda, me gusta tu carácter–rodeo el escritorio acercándose a mí, quedamos a un paso el uno del otro– Aparentas ser una tierna ovejita… Pero por dentro, eres una fiera–
– Si no desea nada más, me iré a mi puesto de trabajo–me giré caminando hacia la salida
– Te daré lo que quieras–detuve mis pasos– Dinero, joyas, un ascenso, tú solo pídemelo y te lo daré–me quedé contemplando la puerta, el dinero era algo que necesitaba con urgencia
– ¿C… Cuánto está dispuesto a darme?–cuestioné sin girarme, escuché sus pasos acercarse, se posicionó delante de mí, levante el rostro contemplando sus ojos verdes
– Dime una cifra y te la daré–trague saliva, mordí mi labio inferior con nerviosismo
– Cincuenta mil dólares–
– Los tendrás–dijo de inmediato sorprendiéndome– Pero te lo daré en tres partes, la primera será cuando cenemos con mi familia, la segunda cuando llevemos tres meses y la tercera al culminar los 6 meses que durara el contrato–
– ¿Seis meses?–cuestioné frunciendo el ceño
– Sí, ¿aceptas o no?–me ofreció su mano, la miré con duda, realmente no quería esto, pero era la mejor solución para pagar esa deuda y vivir con tranquilidad
– Acepto–dije estrechando su mano con firmeza, él sonrió asintiendo
– Perfecto, siéntate, lee el contrato–me soltó caminando hacia su escritorio, se sentó en la silla giratoria sin dejar de mirarme, suspiré volviendo a sentarme, me ofreció una carpeta la cual cogí abriéndola, saqué los papeles comenzando a leer
La duración del contrato será de un mínimo de 6 meses, es el tiempo estipulado en el que perdura la relación ficticia. En caso de que algunas de las partes incumplan el contrato, de la parte representada por la señorita Erin Mills, tendrá que devolver el importe adelantado y en caso de la parte representada por el señor Archie Tucker deberá pagar el resto del importe.
– Un momento–dije frunciendo el ceño mirándolo– ¿Por qué esta mi nombre aquí?, ¿Cómo que un mínimo de seis meses?–
– Bueno, sabía que aceptarías, todo el mundo tiene un precio y tú… No ibas a ser menos–sonrió con arrogancia, mordí mi labio por dentro para no insultarlo, sentía mi sangre comenzar a hervir, tenía ganas de tirarle los papeles a la cara y estamparle un puñetazo en esta borrándole esa estúpida sonrisa.
– ¿Cómo que un mínimo de seis meses?–volví a preguntar, el suspiro recostándose
– Solo si me veo en la necesidad de alargarlo un poco, para que mi familia me deje en paz, mira no te preocupes en ese caso te pagaría más–suspiré asintiendo, volví mi vista a los papeles, al pasar de hoja vi las clausuras
– ¿Estás de acuerdo con todo?–preguntó, podía sentir su mirada penetrante, asentí algo nerviosa por lo que estaba a punto de hacer– ¿Tienes alguna condición que quieras añadir?–
– Y… Yo, me gustaría que nadie en la empresa se enterase de “la relación”–dije haciendo las comillas con los dedos– No quiero que piensen que soy una trepadora–lo escuché suspirar, le miré viendo cómo se levantaba y se acercaba a mí
– ¿No sabes quién soy verdad?–cuestionó apoyándose contra el escritorio, con los brazos cruzados
– Debido a su apellido, he de suponer que es familiar señor Howard Tucker–
– Soy su hijo, por cierto tutéame, serás mi novia–
– Pero estamos en la oficina, aquí, solo soy una empleada, además lo seré de mentira–
– Estamos a solas no pasara nada, ¿siempre estás así?–
– ¿Así cómo?–pregunté sin comprender
– A la defensiva, como si estuvieras rabiosa con la vida–me quedé callada ante sus palabras, si, lo estaba, me habían arrebatado a mi padre, tenía una enorme deuda que apenas podía hacer frente, me tocó madurar ante de tiempo… Todo eso me moría de ganas de gritar, pero no lo haría
– ¿Podemos firmar ya el contrato?–desvié la mirada sintiendo incómoda ante la suya
– Claro, fírmalo–asentí agarrando un bolígrafo que había encima de la mesa, me quedé un momento contemplando el contrato, tenía dudas, estaba a punto de venderme... Sacudí la cabeza, firmándolo sin volver a pensar, porque de lo contrario, sabía que lo rechazaría
– Ya está, ¿puedo irme?–cuestioné poniéndome en pie
– Por supuesto–asentí caminando hacia la puerta– La cena con mi familia es mañana–me giré mirándolo sorprendida
– ¿Tan pronto?–
– Cuanto antes, mejor–suspiré volviendo a asentir– Mañana no vengas a la oficina, te quiero a las diez en punto en esta dirección–dijo tendiéndome un papel doblado, suspiré acercándome cogiéndolo
– Pero, ¿Qué le digo a Well?, él es mi superior–
– Y yo el jefe de ambos–rodé los ojos ante esa sonrisa arrogante que comenzaba a ponerme de los nervios – Pero no te preocupes, me encargaré de él, le diré que te he cogido prestada como mi secretaria temporal–asentí retomando mi camino hacia la puerta– Nos veremos por ahí, cariño–apreté el pomo con fuerza, un escalofrío me había recorrido toda la espalda al escucharle decir eso, respiré hondo abriendo la puerta y saliendo, antes de cerrar vi una sonrisa burlona.
Me desplomé en la silla, me sentía agotada mentalmente, además esa sensación de haberme vendido, aunque más bien diría que me he alquilado por dinero, desvié mis ojos a la fotografía, me quede contemplando el rostro de mi padre.
¿Qué diría el sí supiera de esto?, seguramente se sentiría realmente decepcionado de mí, de solo pensar en ello, un fuerte ardor se instaló en mi pecho, desvié los ojos hacia Aiden, aquel ardor se había intensificado, sentí como mis ojos se iban humedeciendo a pasos agigantados, rápidamente me levante, prácticamente corrí por los pasillos hasta llegar al servicio.
Una vez allí, entre en un cubículo comenzando a llorar en silencio necesitaba sacar la angustia que estaba conteniendo desde qué él, me propuso el contrato y yo acepte.
Después de llorar un buen rato, volví a mi puesto intentando fingir normalidad, el resto de la jornada paso demasiado lenta para mi gusto, cuando por fin llegaron las seis de la tarde recogí mis cosas y salí prácticamente corriendo como si una horda zombie se acercase a mí.Al llegar a casa cerré la puerta recostándome en esta, solté un largo suspiro, me alejé de esta arrastrando los pies hacia las escaleras comenzando a subirlas despacio. Me sorprendí al ver unas cajas en el pasillo, la puerta de la habitación de mi padre estaba abierta, me acerqué viendo a Aiden guardar cosas– ¿Qué haces?–cuestioné sobresaltándolo– Maldita sea que susto–susurró con una mano en el pecho, sonreí adentrándome– Estoy recogiendo sus cosas, hace un año que se fue… Y aún la conservamos como si
El trayecto a casa fue en un silencio realmente incómodo, al llegar Aiden entro enseguida, cuando vi que la puerta se cerró, me gire mirando a Archie con enfado– ¿Por qué diablos le dijiste que somos novios?–cuestioné cruzándome de brazos, él solo sonrió con diversión encogiéndose de hombros– Por qué es la verdad–– Soy tu novia falsa, y mi hermano no entraba entre las personas que debían enterarse–dije entre dientes sintiendo unas ganas enormes de darle un puñetazo– ¿Qué pensabas decirle cuándo te viera subirte a mi coche? ¿O cuándo tengas que salir por una cita?–preguntó haciendo que me quedase callada, suspiré desviando la mirada, no tenía nada que decir– Bien cariño–rodé los ojos ante esa palabra– Me voy a trabajar, a la junt
Au clair de la LuneMon ami PierrotPrête-moi ta plumePour écrire un motMa chandelle est morteJe n'ai plus de feuOuvre-moi ta portePour l'amour de DieuConocía esa letra, esas manos acariciando mi rostro con delicadeza, esa voz aterciopelada, que tanto había echado de menos, me devolvían a una época que prefería mantener enterrado en el pasado, abrí los ojos encontrándome con unos ojos color miel, tan parecidos y diferentes a los de Aiden.Me miraban con tristeza, añoranza, miedo, me incorpore alejándome de ella, quiso tocarme, pero retrocedí, me tropecé con mis zapatos de tacón, rápidamente me agache cogiéndolos junto a mi pequeño bolso, sin detenerme a nada salí de aquella habitación, miré a ambos lados, no
El ruido de la puerta acompañado de risas hizo que ambos despertáramos de aquel trance en el que nos sumimos, él se puso de pie alejándose de mí, me sentía confusa, nerviosa, aliviada de que fuéramos interrumpidos y a la vez, decepcionada.Miré hacia la puerta los chicos nos miraban algo extrañados, les dediqué una sonrisa la cual me devolvieron, comenzaron a darse pequeños besos mientras se susurraban cosas, desvié la mirada sintiendo mis mejillas calentarse, la imagen de lo que casi pasa, me llego con fuerza– Nos vemos Erin–– Adiós Amber, saluda a Hazel de mi parte–dije con una sonrisa– Claro, deberías llamarla, se queja mucho de que te extraña–reí levemente ante eso– Lo haré–ella asintió, se dio la vuelta marchándose– Yo también debería
A cada paso que dábamos, sentía mis piernas volverse gelatina, mis manos comenzaban a sudarme, me detuve de forma abrupta llamando su atención, me sentía incapaz, no hizo falta que dijera nada, él sonrió sin rastro alguno de burla, se acercó colocando un mechón de mi cabello tras la oreja, sus dedos se deslizaron con suavidad por mi rostro, hasta llegar a la punta de mi nariz, dándole un pequeño golpecito.Apretó el agarré de nuestras manos, se giró retomando el camino hacia el jardín, la cena se haría fuera gracias al buen tiempo, respiré hondo al salir, quedé impresionada ante la magnitud, tenía una piscina enorme, las escaleras eran tipo imperial, al final había un camino de piedras que llevaba hacia un espacio con flores, una fuente y bancos para sentarse.Ellos estaban sentados en otro espacio, en este solo había muebles de ja
– Yo no quiero nada–dije intentando recobrar la compostura– Ahora suéltame estúpido–– Mientes, si no fuera así, te hubieras soltado hace un buen rato–lo miré sin comprender, una sonrisa burlona se formó en sus labios– No estoy ejerciendo fuerza en el agarre–esas palabras me cayeron como un balde de agua fríaTenía razón, sentía mis mejillas comenzar a acalorarse, me solté rápidamente de su agarré, lo empuje a un lado y me levante, prácticamente corría hacia el baño mientras escuchaba su risa, cerré la puerta apoyándome en esta, me sentía una verdadera idiota, comencé a caminar de un lado a otro mientras pasaba mi mano nerviosa por el cabello, ¿con qué cara saldría ahora?, pare mis movimientos, suspiré contemplándome en el espejo, me giré hacia la pu
Abrí la puerta de casa, dirigí mis pasos hacia el salón, me quede en el umbral mirando a aquella mujer de cabello rubio oscuro corto, lo tenía peinado tipo años cincuenta, sus ojos azules tenían una mirada llena de frialdad y desdén, su rostro lleno de arrugas marcas de la edad, estaba sentada en uno de los sofás con una taza entre sus manos.– Buenos días, señora–saludé adentrándome en el salón con una sonrisa fingida, sus ojos rápidamente se posaron en mí– Erin Mills, ¿supongo?–cuestionó de forma tosca, asentí acercándome dándole un apretón de manos– Permítame que le pregunte, pero ¿te parece bien dejar a un menor solo?–cuestionó alzando una ceja– Fui a hacer un recado, además es casi un adulto, sabe cuidarse solo–– A pesar d
– ¿Cómo se ha enterado la prensa?–cuestioné acercándome a su escritorio– No lo sé, no tengo idea–comentó recostándose en la silla contemplando la pantalla de su ordenador– Lo que me sorprende es que se hayan enterado tan pronto, no hemos salido a una cita, ni siquiera suelen seguir de cerca mi vida– suspiró poniéndose de pie– ¿Por qué piensan que vamos a casarnos?–me cruce de brazos– No lo sé Erin, esto me deja igual de sorprendido que a ti, nadie aparte de nuestras familias saben que–se quedó callado de forma abrupta, soltó un gruñido revolviéndose el cabello– Ha sido Amanda, voy a matarla–suspiré sentándome en uno de los sillones– Ya no tiene importancia, en el fondo sabía que tarde o temprano se sabría, ¿Qué vamos a hace