Cuando contamos sobre cuando nos casaríamos todos se pusieron contentos, comenzaron a bombardearnos a preguntas, a dar sus ideas, de inmediato todas se ofrecieron para ayudar con todos los detalles, mi madre se había ofrecido para hacer el diseño del vestido, Erin acepto llena de felicidad.
– Tenemos que decidir donde casarnos–dijo buscando sitios en internet, sonreí acercándome a ella dándole un beso en la mejilla
– Yo tengo una idea… Solo falta que aceptes–me miró desconcertada
– ¿Dónde?–
– Mi familia tiene una casa en Miami, junto a un acantilado, donde los atardeceres son magníficos–
– ¿Miami?–
– Si, ¿No te gusta la idea?–cuestioné viendo su cara de dudas
– ¿Gustarme?... ¡Me encanta!–exclamó con felicidad abrazándome
E
Hacia unos días que habíamos vuelto de nuestra luna de miel en la isla de Santa Lucia, habían sido dos semanas maravillosas, aunque por un lado a veces me atacaba la ansiedad de volver a casa con los niños, pero con una videollamada me tranquilizaba.Ambos habían quedado al cuidado de mi madre y Harriet, al principio me preocupé debido a la tensión que aún las rodeaba, pero se disipó al ver lo bien que parecían llevarlo.Le hacía a ambos cosquillas haciendo que la habitación se llenara de sus risas, y mi corazón con una ternura inmensa, me incliné besando a amos en la punta de sus narices, dirigí mi mirada hacia Archie que miraba por la ventana con seriedad, hacia días que parecía perturbado– Mi amor… ¿Qué ocurre?, llevas unos días algo extraño–cuestioné haciendo que me mirase, suspiro d&aac
Limpie la lágrima que caía por mi mejilla, hacía ya un año que mi padre había muerto a causa de un cáncer, dejándome sola con mi hermano menor de 17 años, miré la carta que tenía delante, otra vez el hospital había incrementado el pago de la cuenta, ya no sabía qué hacer, tenía dos trabajos para mantenernos y pagar deudas.– Buenos días–me sobresalte al escuchar la voz de Aiden a mi espalda, rápidamente guarde la carta– Buenos días, ¿Cómo amaneciste?–contesté dándome la vuelta con una sonrisa fingida, él se me quedo observando con sus espectaculares ojos miel– Bien, ¿y tú?–dijo acercándose a mí dándome un beso en la frente, a pesar de que era la mayor, él era infinitamente más alto– Bien–ambos nos sentamos
A cada paso que él daba, yo lo retrocedía de forma instintiva, hasta que mi cuerpo chocó contra la puerta, se detuvo mirándome de forma penetrante, algo intimidada agaché la cabeza mirando sus zapatos de vestir negros– ¿Ahora soy “señor”?–lo escuché decir con burla– ¿Qué paso con estúpido?, ¿Capullo e incluso imbécil?–trague saliva con dificultad, no me atrevía a levantar la cabeza, estaba aterrada– Mírame–– Señor de verdad, no sabe cuánto lo lamento, no sabía quién era y–volvió a silenciarme, pero esta vez coloco sus dedos sobre mis labios causándome un pequeño hormigueo, se alejó de mi caminado de vuelta hacia el escritorio– Sinceramente debería despedirte–mordí mi boca por dentro intentando controlar mis lá
Después de llorar un buen rato, volví a mi puesto intentando fingir normalidad, el resto de la jornada paso demasiado lenta para mi gusto, cuando por fin llegaron las seis de la tarde recogí mis cosas y salí prácticamente corriendo como si una horda zombie se acercase a mí.Al llegar a casa cerré la puerta recostándome en esta, solté un largo suspiro, me alejé de esta arrastrando los pies hacia las escaleras comenzando a subirlas despacio. Me sorprendí al ver unas cajas en el pasillo, la puerta de la habitación de mi padre estaba abierta, me acerqué viendo a Aiden guardar cosas– ¿Qué haces?–cuestioné sobresaltándolo– Maldita sea que susto–susurró con una mano en el pecho, sonreí adentrándome– Estoy recogiendo sus cosas, hace un año que se fue… Y aún la conservamos como si
El trayecto a casa fue en un silencio realmente incómodo, al llegar Aiden entro enseguida, cuando vi que la puerta se cerró, me gire mirando a Archie con enfado– ¿Por qué diablos le dijiste que somos novios?–cuestioné cruzándome de brazos, él solo sonrió con diversión encogiéndose de hombros– Por qué es la verdad–– Soy tu novia falsa, y mi hermano no entraba entre las personas que debían enterarse–dije entre dientes sintiendo unas ganas enormes de darle un puñetazo– ¿Qué pensabas decirle cuándo te viera subirte a mi coche? ¿O cuándo tengas que salir por una cita?–preguntó haciendo que me quedase callada, suspiré desviando la mirada, no tenía nada que decir– Bien cariño–rodé los ojos ante esa palabra– Me voy a trabajar, a la junt
Au clair de la LuneMon ami PierrotPrête-moi ta plumePour écrire un motMa chandelle est morteJe n'ai plus de feuOuvre-moi ta portePour l'amour de DieuConocía esa letra, esas manos acariciando mi rostro con delicadeza, esa voz aterciopelada, que tanto había echado de menos, me devolvían a una época que prefería mantener enterrado en el pasado, abrí los ojos encontrándome con unos ojos color miel, tan parecidos y diferentes a los de Aiden.Me miraban con tristeza, añoranza, miedo, me incorpore alejándome de ella, quiso tocarme, pero retrocedí, me tropecé con mis zapatos de tacón, rápidamente me agache cogiéndolos junto a mi pequeño bolso, sin detenerme a nada salí de aquella habitación, miré a ambos lados, no
El ruido de la puerta acompañado de risas hizo que ambos despertáramos de aquel trance en el que nos sumimos, él se puso de pie alejándose de mí, me sentía confusa, nerviosa, aliviada de que fuéramos interrumpidos y a la vez, decepcionada.Miré hacia la puerta los chicos nos miraban algo extrañados, les dediqué una sonrisa la cual me devolvieron, comenzaron a darse pequeños besos mientras se susurraban cosas, desvié la mirada sintiendo mis mejillas calentarse, la imagen de lo que casi pasa, me llego con fuerza– Nos vemos Erin–– Adiós Amber, saluda a Hazel de mi parte–dije con una sonrisa– Claro, deberías llamarla, se queja mucho de que te extraña–reí levemente ante eso– Lo haré–ella asintió, se dio la vuelta marchándose– Yo también debería
A cada paso que dábamos, sentía mis piernas volverse gelatina, mis manos comenzaban a sudarme, me detuve de forma abrupta llamando su atención, me sentía incapaz, no hizo falta que dijera nada, él sonrió sin rastro alguno de burla, se acercó colocando un mechón de mi cabello tras la oreja, sus dedos se deslizaron con suavidad por mi rostro, hasta llegar a la punta de mi nariz, dándole un pequeño golpecito.Apretó el agarré de nuestras manos, se giró retomando el camino hacia el jardín, la cena se haría fuera gracias al buen tiempo, respiré hondo al salir, quedé impresionada ante la magnitud, tenía una piscina enorme, las escaleras eran tipo imperial, al final había un camino de piedras que llevaba hacia un espacio con flores, una fuente y bancos para sentarse.Ellos estaban sentados en otro espacio, en este solo había muebles de ja