El trayecto a casa fue en un silencio realmente incómodo, al llegar Aiden entro enseguida, cuando vi que la puerta se cerró, me gire mirando a Archie con enfado
– ¿Por qué diablos le dijiste que somos novios?–cuestioné cruzándome de brazos, él solo sonrió con diversión encogiéndose de hombros
– Por qué es la verdad–
– Soy tu novia falsa, y mi hermano no entraba entre las personas que debían enterarse–dije entre dientes sintiendo unas ganas enormes de darle un puñetazo
– ¿Qué pensabas decirle cuándo te viera subirte a mi coche? ¿O cuándo tengas que salir por una cita?–preguntó haciendo que me quedase callada, suspiré desviando la mirada, no tenía nada que decir– Bien cariño–rodé los ojos ante esa palabra– Me voy a trabajar, a la junta no llegó, pero si a otros asuntos–
– Espera, me despido y voy con usted–dije haciendo que se detuviera
– Te doy el día libre–sonrió sin ningún rastro de burla o diversión, retomo su camino hasta el coche
– ¿Por qué?–cuestioné confusa
– Porque soy el jefe–me guiño un ojo abriendo la puerta del coche– Nos vemos esta noche, vendré a las siete por ti–asentí aún algo confusa por su actitud, vi como su coche se alejaba cada vez más.
Suspiré entrando en casa, sabía que ahora vendrían mil preguntas, que sinceramente no tenía la menos idea de cómo responderlas, deje las cosas en el sofá, fui hacia la cocina viéndolo sentado esperándome con dos tazas, me senté delante de él.
– ¿Desde cuándo?–
– Desde… Hace poco, iba a contártelo, pero–me quedé callada, sin saber cómo continuar, odiaba mentirle– Con todo lo que estamos pasando, no sabía cómo hacerlo–
– ¿Entonces ya olvidaste a Ian?–me tense ligeramente al escuchar ese nombre, me rasque la nuca levantándome
– Sí, así como él se olvidó de mí–mentira, no lo había olvidado, quizás mis sentimientos por él murieron, pero seguía dolida con todo lo que paso– Ya es la hora de comer, ¿pedimos algo?–cuestioné en un intento de cambiar de tema.
La tarde pasó realmente rápido, me estaba arreglando para esa cena, tuve suerte de que no siguiera preguntándome nada con respecto a mí “novio”, el timbre de casa sonó sobresaltándome maldije por lo bajo, siempre me pasaba lo mismo, mire mi reflejo por última vez.
Al acercarme a las escaleras pude escuchar claramente su voz hablando con mi hermano, comencé a bajarlas con cuidado de no caer, ambos me miraron, mi hermano con sorpresa y él de una forma que no supe comprender.
– Estoy lista–dije fingiendo una sonrisa
– Preciosa–comentó con la voz algo ronca causándome un ligero estremecimiento, me ofreció su mano la cual acepte
– Bien, la quiero en casa a las doce–miré a Aiden, tenía los brazos cruzados, mirándonos con esa mirada que tan bien conocía, era la misma que me dedicaba mi padre cuando salía a alguna cita, sonreí con nostalgia
– ¿Es en serio?–cuestionó Archie con una sonrisa
– Totalmente–
– ¿Y si decido quedarme con ella toda la noche?–me miró con una sonrisa coqueta, sentí mis mejillas calentarse un poco
– Entonces más vale que me avise y que use protección–
– Ok, se acabó esta conversación–dije acercándome a mi hermano– No volveré muy tarde–me puse de puntillas besando su mejilla– Y no hagas una fiesta en mi ausencia–
– No prometo nada–ambos reímos, negué con la cabeza, cogí la mano de Archie saliendo por fin de casa
El trayecto estaba siendo silencioso, mordí mi labio inferior nerviosa, iba a conocer a su familia, aquella que eran dueña de medio estados unidos debido a que son la mayor industria de la energía, con solo poner a cargar tu teléfono, ellos ganaban dinero
– Señor… Y–
– Archie–lo miré confusa– Llámame por mi nombre–asentí en silencio– ¿Qué ibas a decir?–
– Oh, sí, ¿Qué digo si me preguntan cosas?–
– ¿Contestar?–preguntó con burla, entrecerré los ojos mirándolo fijamente– Vamos no me mires así–suspiró deteniéndose a un lado de la carretera, se giró mirándome serio– Tenemos un año de relación–
– No, un año no–
– ¿Por qué no?–me miró confuso a lo que suspire
– Mi padre murió hace un año, si llevamos ese tiempo, te preguntaran por qué no estuviste a mi lado–
– Lo siento–asentí, desviando los ojos a la carretera, nos sumimos en un silencio un tanto incómodo– ¿Para qué quieres 50 mil dólares?–
– No es de tu incumbencia–dije algo tensa por la pregunta, lo escuche resoplar– Mejor sigamos con esto, es importante o nos descubrirán–
Estuvimos un buen rato hablando, finalmente decidimos que llevábamos cuatro seis de relación, nos conocimos por accidente en una cafetería donde derrame mi café sobre él, me pareció absurdo, lo típico en una telenovela barata, pero no iba a quejarme.
Habíamos dejado la ciudad atrás hacía unos minutos, estábamos por una zona residencial de mansiones, cada una era más impresionante que la anterior, solo veía coches de lujo, se detuvo delante de unas verjas negras bastante altas, las puertas se abrieron, condujo por un camino que terminaba en una mansión era enorme.
– ¿Aquí vives?–cuestioné sorprendida
– No, vive mi familia, yo vivo en la ciudad solo–asentí mirando por la ventana totalmente asombrada, al llegar a la entrada, nos esperaba un mayordomo el cual abrió mi puerta ofreciéndome la mano, algo cohibida acepte saliendo del coche
– ¿Lista?–cuestionó pasando su brazo por mi cintura, negué con la cabeza, él sonrió comenzando a caminar conmigo, al entrar mirarse por donde mirase, solo veía lujo, me sentía totalmente fuera de lugar
– Tu madre tiene buen gusto–
– Ella no lo decoro, lo hizo la mujer de mi padre después de casarse–dijo con cierto tono amargo
– Lo siento–comenté mirándolo avergonzada por meter la pata, él solo sonrió afianzando su agarre en mi cintura
– No tiene importancia–seguimos en silencio hasta llegar al salón
Allí estaba su padre, lo reconocería en cualquier parte, era un hombre que imponía, tenía un porte elegante, sus ojos era de un verde intenso, su cabello canoso mezclado con el negro, sentado en un sillón individual un chico bastante parecido a Archie, salvo que sus ojos eran grises, y tenía el cabello rubio, él vestía de manera diferente, llevaba unos vaqueros rotos, botas militares y una chaqueta de cuero negro.
También estaba una chica de cabello castaño oscuro, ojos azules, radiaba elegancia, tez blanca, manicura perfecta, sinceramente parecía una muñeca de porcelana
– Archie, veo que has venido–comentó ella, su voz era sedosa– Y acompañado–su mirada se posó en mí, era intensa, fría
– Amanda, un gusto verte–sus palabras no concordaban con el tono de su voz
– Cuéntanos hijo, ¿quién es esta muchacha?–preguntó su padre haciendo que me arrepintiera de todo este trato y quisiera salir corriendo
– Mi novia–afianzo su agarre pegándome más a él, todas las miradas se posaron en mí haciendo que me sintiera aún más nerviosa.
– Comprendo… Entonces en esta cena, yo sobro–comentó Amanda levantándose
– Exactamente–miré a Archie impresionada por lo duro que sonó, ambos se miraban con cierto desafío, ella bufó caminando hacia la salida, al llegar a nuestra altura se detuvo a mi lado mirándome
– No te encariñes con él, te acabara abandonando como a un perro–ahora desvió su mirada a él– Como hace con todas–continuo con su camino dejando todo en un ambiente bastante tenso
– ¿Tenías que ser tan grosero con ella?–preguntó su padre soltando un suspiro
– Ella sabe que entre ambos no sucederá nada de nuevo, tú eres quien se empeña en ponerla delante de mi otra vez–el tono con el que hablaba, era mucho más serio del que yo había escuchado, el señor Tucker volvió a suspirar, poso sus ojos en mí haciendo que me encogiera algo asustada
– ¿Cómo te llamas?–
– E… Erin, señor Tucker–me sentía realmente intimidada ante esa penetrante mirada
– Llámame Howard, no seas tan formal–sonrió con calidez, asentí forzando una sonrisa– Por dios Archie, no tengas a Erin ahí de pie, tomad asiento–
– Cierto, perdóname–dijo mirándome a lo que asentí, me agarró de la mano guiándome hacia el sofá
– Yo soy Henry, el hermano menor y el artista de la familia–
– Es un placer–
– El placer es mío–comentó con cierto tono ¿sensual?, me miraba con una sonrisa algo coqueta– ¿Cómo conociste a esta preciosa chica de ojos tan enigmáticos?–
– Deja tus intentos de coqueteo con mi novia–dijo con cierto tono irritado– Nos conocimos por casualidad, ella me llamo estúpido sin saber que sería su jefe–lo miré algo impresionada, esa fue la realidad, no la historia que habíamos acordado
– Así que trabajas en la empresa–comentó el señor Tucker mirándome otra vez de forma penetrante
– Sí señor, en el área de recursos humanos–él asintió, desviando su vista a Archie
– ¿Cuánto tiempo lleváis juntos?–
– Seis meses–la conversación se sumió otra vez en un silencio incómodo, el cual fue interrumpido por el mayordomo que traía unas copas de champán
– Bien, pues vamos a brindar esta bonita unión–comentó el padre cogiendo una poniéndose en pie, todos lo imitamos– Espero hijo que esta vez, tu noviazgo si llegue a boda–me tense ligeramente ante ese comentario, miré a Archie de reojo
– Por supuesto que sí papá, que no te quepa duda de ello–comentó pasando su brazo por mi cintura, forcé una sonrisa
– ¿No me esperáis para celebrar?, Qué crueles–mi sonrisa se borró al escuchar esa voz, el estómago me dio un vuelco, el resonar de los tacones acercándose hacía que me sintiera más intranquila, vi su figura posicionarse al lado del señor Tucker, al verme su sonrisa desapareció también– Erin…– susurró sorprendida
– Mamá–la copa se me resbalo de las manos estrellándose contra el suelo.
Au clair de la LuneMon ami PierrotPrête-moi ta plumePour écrire un motMa chandelle est morteJe n'ai plus de feuOuvre-moi ta portePour l'amour de DieuConocía esa letra, esas manos acariciando mi rostro con delicadeza, esa voz aterciopelada, que tanto había echado de menos, me devolvían a una época que prefería mantener enterrado en el pasado, abrí los ojos encontrándome con unos ojos color miel, tan parecidos y diferentes a los de Aiden.Me miraban con tristeza, añoranza, miedo, me incorpore alejándome de ella, quiso tocarme, pero retrocedí, me tropecé con mis zapatos de tacón, rápidamente me agache cogiéndolos junto a mi pequeño bolso, sin detenerme a nada salí de aquella habitación, miré a ambos lados, no
El ruido de la puerta acompañado de risas hizo que ambos despertáramos de aquel trance en el que nos sumimos, él se puso de pie alejándose de mí, me sentía confusa, nerviosa, aliviada de que fuéramos interrumpidos y a la vez, decepcionada.Miré hacia la puerta los chicos nos miraban algo extrañados, les dediqué una sonrisa la cual me devolvieron, comenzaron a darse pequeños besos mientras se susurraban cosas, desvié la mirada sintiendo mis mejillas calentarse, la imagen de lo que casi pasa, me llego con fuerza– Nos vemos Erin–– Adiós Amber, saluda a Hazel de mi parte–dije con una sonrisa– Claro, deberías llamarla, se queja mucho de que te extraña–reí levemente ante eso– Lo haré–ella asintió, se dio la vuelta marchándose– Yo también debería
A cada paso que dábamos, sentía mis piernas volverse gelatina, mis manos comenzaban a sudarme, me detuve de forma abrupta llamando su atención, me sentía incapaz, no hizo falta que dijera nada, él sonrió sin rastro alguno de burla, se acercó colocando un mechón de mi cabello tras la oreja, sus dedos se deslizaron con suavidad por mi rostro, hasta llegar a la punta de mi nariz, dándole un pequeño golpecito.Apretó el agarré de nuestras manos, se giró retomando el camino hacia el jardín, la cena se haría fuera gracias al buen tiempo, respiré hondo al salir, quedé impresionada ante la magnitud, tenía una piscina enorme, las escaleras eran tipo imperial, al final había un camino de piedras que llevaba hacia un espacio con flores, una fuente y bancos para sentarse.Ellos estaban sentados en otro espacio, en este solo había muebles de ja
– Yo no quiero nada–dije intentando recobrar la compostura– Ahora suéltame estúpido–– Mientes, si no fuera así, te hubieras soltado hace un buen rato–lo miré sin comprender, una sonrisa burlona se formó en sus labios– No estoy ejerciendo fuerza en el agarre–esas palabras me cayeron como un balde de agua fríaTenía razón, sentía mis mejillas comenzar a acalorarse, me solté rápidamente de su agarré, lo empuje a un lado y me levante, prácticamente corría hacia el baño mientras escuchaba su risa, cerré la puerta apoyándome en esta, me sentía una verdadera idiota, comencé a caminar de un lado a otro mientras pasaba mi mano nerviosa por el cabello, ¿con qué cara saldría ahora?, pare mis movimientos, suspiré contemplándome en el espejo, me giré hacia la pu
Abrí la puerta de casa, dirigí mis pasos hacia el salón, me quede en el umbral mirando a aquella mujer de cabello rubio oscuro corto, lo tenía peinado tipo años cincuenta, sus ojos azules tenían una mirada llena de frialdad y desdén, su rostro lleno de arrugas marcas de la edad, estaba sentada en uno de los sofás con una taza entre sus manos.– Buenos días, señora–saludé adentrándome en el salón con una sonrisa fingida, sus ojos rápidamente se posaron en mí– Erin Mills, ¿supongo?–cuestionó de forma tosca, asentí acercándome dándole un apretón de manos– Permítame que le pregunte, pero ¿te parece bien dejar a un menor solo?–cuestionó alzando una ceja– Fui a hacer un recado, además es casi un adulto, sabe cuidarse solo–– A pesar d
– ¿Cómo se ha enterado la prensa?–cuestioné acercándome a su escritorio– No lo sé, no tengo idea–comentó recostándose en la silla contemplando la pantalla de su ordenador– Lo que me sorprende es que se hayan enterado tan pronto, no hemos salido a una cita, ni siquiera suelen seguir de cerca mi vida– suspiró poniéndose de pie– ¿Por qué piensan que vamos a casarnos?–me cruce de brazos– No lo sé Erin, esto me deja igual de sorprendido que a ti, nadie aparte de nuestras familias saben que–se quedó callado de forma abrupta, soltó un gruñido revolviéndose el cabello– Ha sido Amanda, voy a matarla–suspiré sentándome en uno de los sillones– Ya no tiene importancia, en el fondo sabía que tarde o temprano se sabría, ¿Qué vamos a hace
Ambos nos mirábamos en silencio, sus palabras hacía eco en mi cabeza, era ilógico lo que decía, pero la determinación con la que lo había dicho, su rostro serio sin rastro alguno de burla o diversión– No tiene sentido, Archie, nos conocimos hace unos días, no puedes quererme–– Te conozco desde hace tres años–mis ojos se agrandaron de la sorpresa, lo miré aún más confundida, suspiró acercándose a mí, me cogió por los brazos llevándome hacia la cama donde me sentó, comenzó a caminar de un lado a otro nervioso, pasaba su mano por el rostro– ¿Cómo es eso posible?–se detuvo de golpe ante mi pregunta, soltó un largo suspiro– Hace tres años volví a Chicago, las cosas con Henry estaban bien, así que mi padre aprovecho para pedirme que le diera un
No sabía que contestar, mi debate interno seguía luchando porque una de las partes ganase, me sobresalte al sentir sus dedos en mi rostro, mire sus ojos verdes quedándome atrapada en ellos– Te doy una oportunidad–fue casi un susurro, una amplia sonrisa de felicidad se dibujó en su rostro, en un rápido movimiento unió nuestros labiosCerré los ojos moviéndome al compás suyo, el beso era lento, pero podía sentir como intentaba descargar en él sus sentimientos, mi estómago era una verdadera bandada de pájaros, tenía la sensación de que sus labios se amoldaban perfectamente a los míos, me aferre más a su cuello al sentir su lengua tocar mis labios, como si pidiera permiso, abrí más la boca permitiendo que se adueñara por completo de esta, sus brazos me estrechaban con fuerza como si temiera que escapase en cualquier moment