La noticia del viaje inminente a Nueva York cayó como una bomba en el Rancho Blackwell. Guadalupe, que había estado mejorando notablemente en las últimas semanas, no pudo evitar sentir una punzada de preocupación al escuchar los planes de su hijo.— M'hijo —dijo Guadalupe, sentada en su mecedora favorita en el porche— ¿Estás seguro de esto? Nueva York no es como nada que hayas visto antes.Tony, que estaba empacando su maleta con más entusiasmo que sentido común, se detuvo para mirar a su madre.— No te preocupes, amá, soy más listo que un zorro en un gallinero, además, tengo a Marjorie para guiarme.Guadalupe suspiró, meneando la cabeza.— Toño, la gran ciudad no es como aquí, allá, la gente no aprecia que uno diga lo que piensa sin filtro, y tú, m'hijo, tienes menos filtro que un colador viejo.— ¡Bah! —exclamó Tony, metiendo su sombrero favorito en la maleta— Si pude domar a Tornado, el toro más bravo del condado, puedo con unos cuantos citadinos estirados.— No es lo mismo, m'hijo
Por fin, después de lo que pareció una eternidad para Tony, el avión aterrizó en el aeropuerto JFK de Nueva York. El vaquero soltó un suspiro de alivio tan grande que casi despeinó a la señora sentada frente a él.— ¡Tierra firme, princesa! —exclamó Tony mientras bajaban del avión— Juro que besaría el suelo si no fuera porque probablemente lamería chicle viejo y gérmenes de yankee.Marjorie rió, sacudiendo la cabeza.— Tony, cariño, técnicamente aún estamos en la pasarela, el suelo que quieres besar es de metal.— Detalles, detalles —respondió él con un guiño— lo importante es que ya no estamos más altos que un gallo en un pajar.Mientras caminaban por el aeropuerto, Tony miraba a su alrededor con admiración, cada nueva cosa que veía le arrancaba una exclamación de asombro.Cuando llegaron a la zona de taxis, Marjorie se dio cuenta de que había olvidado un pequeño detalle.— Oh, no —dijo, mordiéndose el labio— olvidé avisar a alguien para que viniera a recogernos, tendremos que tomar
La mañana llegó a Nueva York con el bullicio característico de la gran ciudad. En el lujoso penthouse de Marjorie, los primeros rayos de sol se colaban por las enormes ventanas, iluminando la habitación principal.Marjorie se despertó temprano, lista para enfrentar el día. Se dirigió al baño, donde se tomó su tiempo para arreglarse. Eligió cuidadosamente un elegante traje sastre de diseñador en color azul marino, que acentuaba sus curvas sin dejar de ser profesional. Recogió su cabello en un moño impecable, asegurándose de que ni un solo cabello estuviera fuera de lugar. Frente al espejo, aplicó un maquillaje ligero pero sofisticado, resaltando sus ojos y dando un toque de color a sus labios, se sentía extraña vistiendo de esa manera nuevamente.Al voltear, se encontró con Tony, que acababa de terminar su ducha y salía del baño, el vaquero estaba envuelto tan solo en una toalla blanca y mullida, con el torso bronceado al descubierto. Marjorie no pudo evitar admirar cómo las gotas
En un instante, la oficina de Marjorie se convirtió en un campo de batalla, Tony, con la velocidad de un rayo y la fuerza de un toro embravecido, se lanzó hacia Blake. Sus manos grandes y callosas agarraron la chaqueta de diseñador de Blake, apartándolo bruscamente de Marjorie.— ¡Quita tus manos de ella, sabandija! —rugió Tony, sus ojos brillaron con furia, tuvo que hacer un esfuerzo para contenerse y no armar un escándalo más grande.Blake trastabilló hacia atrás, chocando contra el escritorio, su perfecta fachada de hombre de negocios se quebró por un momento, su rostro reflejó sorpresa.Marjorie, aún aturdida por el beso inesperado, dio un paso atrás. Su mano buscó instintivamente un pañuelo en su bolso, con el que se limpió los labios furiosamente, como si quisiera borrar cualquier rastro de Blake.— ¿Qué demonios crees que estás haciendo, Blake? —preguntó, con su voz temblando de ira.Blake, recuperando rápidamente su compostura, alisó su traje y sonrió con arrogancia, mientras
La secretaría notó la expresión incómoda de Marjorie al ver a Tony rodeado de mujeres, con discreción, se acercó al grupo y carraspeó suavemente.— Disculpen, señores y señoras, pero es hora de volver al trabajo, la hora de almuerzo terminó hace diez minutos.Las empleadas se quejaron en voz baja, pero comenzaron a dispersarse, una joven rubia se inclinó hacia Tony antes de irse.—Ha sido un placer escuchar tus historias, vaquero, deberíamos invitarte un día de estos a tomar unos tragos, ¿Qué dices?Tony, recién dándose cuenta de la situación en la que se encontraba, se puso de pie nerviosamente.—Eh, bueno, yo... Marjorie carraspeó audiblemente, con los brazos cruzados y una ceja arqueada. Tony se giró hacia ella, con una sonrisa vacilante.—¡Princesa! No te vi llegar, ¿Cómo estuvo la reunión?Blake pasó junto a ellos en ese momento, con una sonrisa sardónica.—Vaya, vaya, ¿Problemas en el paraíso de las vacas?Tony lo fulminó con la mirada, pero se volvió rápidamente hacia Marjorie
El salón quedó en silencio por un momento, mientras todos procesaban la sorprendente noticia del compromiso entre Marjorie y Blake. Marjorie, aún aturdida, intentó acercarse al micrófono para desmentir el anuncio, pero Blake la sujetó firmemente del brazo, impidiéndole moverse.— No tan rápido, querida — susurró Blake en su oído, con una voz fría como el hielo —vas a casarte conmigo, o te quitaré todo lo que te pertenece, ¿Recuerdas ese poder que me entregaste? Puedo administrar tus propiedades como me plazca. Además — hizo una pausa —si haces lo que te pido, respetaré la vida de Tony y su familia, tú eliges.Marjorie sintió que el mundo se derrumbaba a su alrededor, las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos sin que pudiera contenerlas. Blake, aprovechando la situación, la abrazó fuertemente, fingiendo consolarla ante los ojos de los presentes.Los invitados, interpretaron erróneamente las lágrimas de Marjorie cómo emoción por el compromiso, comenzaron a aplaudir y vitorear. Flash
Las patrullas pasaron de largo, y Tony soltó un suspiro de alivio tan grande que casi hizo temblar las hojas de los arbustos.— Eso estuvo más cerca que un beso de mi tía Lupe — murmuró, saliendo cautelosamente de su escondite.Miró a su alrededor, tratando de decidir qué hacer a continuación.El frío de la noche comenzaba a calarle los huesos, y Tony se dio cuenta de que su nueva ropa no era tan abrigadora como creía.— Necesito un plan — dijo, rascándose la cabeza bajo la gorra — algo más elaborado que simplemente correr como pollo sin cabeza.Su estómago gruñó ruidosamente, recordándole que el hot dog que había comido antes no era suficiente para un hombre de su tamaño. Metió la mano en el bolsillo, esperando encontrar algo de dinero, pero solo sacó unas pocas monedas.— Maldita sea — gruñó — estoy más pelado que una res después de la matanza.El viento frío de la noche le hizo estremecerse, en ese momento, recordó algo que Marjorie le había mencionado una vez sobre Nueva York.— ¡
La mano que jaló a Tony hacia el callejón oscuro era fuerte pero no amenazante. El vaquero se encontró cara a cara con un hombre mayor, de unos 60 años, con cabello canoso y barba desaliñada.— Tranquilo, muchacho — dijo el hombre con voz rasposa pero amable — No voy a lastimarte.Tony, aún jadeando por la carrera, asintió agradecido.— Gracias, señor, estaba en un aprieto más grande que un toro en una tienda de porcelana.El hombre soltó una risita.— Me llamo Frank — se presentó, extendiendo su mano —Y parece que necesitas un lugar para esconderte.— Tony — respondió, estrechando la mano de Frank — Y sí, estoy más perseguido que un ratón en un cuarto lleno de gatos.Frank echó un vistazo a la calle y luego hizo un gesto a Tony para que lo siguiera.— Conozco un sitio seguro, vamos, antes de que tus amigos decidan volver.Atravesaron una serie de callejones y pasajes estrechos, Tony se maravillaba de la agilidad de Frank, que se movía como si las calles fueran una extensión de su pro