En un instante, la oficina de Marjorie se convirtió en un campo de batalla, Tony, con la velocidad de un rayo y la fuerza de un toro embravecido, se lanzó hacia Blake. Sus manos grandes y callosas agarraron la chaqueta de diseñador de Blake, apartándolo bruscamente de Marjorie.— ¡Quita tus manos de ella, sabandija! —rugió Tony, sus ojos brillaron con furia, tuvo que hacer un esfuerzo para contenerse y no armar un escándalo más grande.Blake trastabilló hacia atrás, chocando contra el escritorio, su perfecta fachada de hombre de negocios se quebró por un momento, su rostro reflejó sorpresa.Marjorie, aún aturdida por el beso inesperado, dio un paso atrás. Su mano buscó instintivamente un pañuelo en su bolso, con el que se limpió los labios furiosamente, como si quisiera borrar cualquier rastro de Blake.— ¿Qué demonios crees que estás haciendo, Blake? —preguntó, con su voz temblando de ira.Blake, recuperando rápidamente su compostura, alisó su traje y sonrió con arrogancia, mientras
La secretaría notó la expresión incómoda de Marjorie al ver a Tony rodeado de mujeres, con discreción, se acercó al grupo y carraspeó suavemente.— Disculpen, señores y señoras, pero es hora de volver al trabajo, la hora de almuerzo terminó hace diez minutos.Las empleadas se quejaron en voz baja, pero comenzaron a dispersarse, una joven rubia se inclinó hacia Tony antes de irse.—Ha sido un placer escuchar tus historias, vaquero, deberíamos invitarte un día de estos a tomar unos tragos, ¿Qué dices?Tony, recién dándose cuenta de la situación en la que se encontraba, se puso de pie nerviosamente.—Eh, bueno, yo... Marjorie carraspeó audiblemente, con los brazos cruzados y una ceja arqueada. Tony se giró hacia ella, con una sonrisa vacilante.—¡Princesa! No te vi llegar, ¿Cómo estuvo la reunión?Blake pasó junto a ellos en ese momento, con una sonrisa sardónica.—Vaya, vaya, ¿Problemas en el paraíso de las vacas?Tony lo fulminó con la mirada, pero se volvió rápidamente hacia Marjorie
El salón quedó en silencio por un momento, mientras todos procesaban la sorprendente noticia del compromiso entre Marjorie y Blake. Marjorie, aún aturdida, intentó acercarse al micrófono para desmentir el anuncio, pero Blake la sujetó firmemente del brazo, impidiéndole moverse.— No tan rápido, querida — susurró Blake en su oído, con una voz fría como el hielo —vas a casarte conmigo, o te quitaré todo lo que te pertenece, ¿Recuerdas ese poder que me entregaste? Puedo administrar tus propiedades como me plazca. Además — hizo una pausa —si haces lo que te pido, respetaré la vida de Tony y su familia, tú eliges.Marjorie sintió que el mundo se derrumbaba a su alrededor, las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos sin que pudiera contenerlas. Blake, aprovechando la situación, la abrazó fuertemente, fingiendo consolarla ante los ojos de los presentes.Los invitados, interpretaron erróneamente las lágrimas de Marjorie cómo emoción por el compromiso, comenzaron a aplaudir y vitorear. Flash
Las patrullas pasaron de largo, y Tony soltó un suspiro de alivio tan grande que casi hizo temblar las hojas de los arbustos.— Eso estuvo más cerca que un beso de mi tía Lupe — murmuró, saliendo cautelosamente de su escondite.Miró a su alrededor, tratando de decidir qué hacer a continuación.El frío de la noche comenzaba a calarle los huesos, y Tony se dio cuenta de que su nueva ropa no era tan abrigadora como creía.— Necesito un plan — dijo, rascándose la cabeza bajo la gorra — algo más elaborado que simplemente correr como pollo sin cabeza.Su estómago gruñó ruidosamente, recordándole que el hot dog que había comido antes no era suficiente para un hombre de su tamaño. Metió la mano en el bolsillo, esperando encontrar algo de dinero, pero solo sacó unas pocas monedas.— Maldita sea — gruñó — estoy más pelado que una res después de la matanza.El viento frío de la noche le hizo estremecerse, en ese momento, recordó algo que Marjorie le había mencionado una vez sobre Nueva York.— ¡
La mano que jaló a Tony hacia el callejón oscuro era fuerte pero no amenazante. El vaquero se encontró cara a cara con un hombre mayor, de unos 60 años, con cabello canoso y barba desaliñada.— Tranquilo, muchacho — dijo el hombre con voz rasposa pero amable — No voy a lastimarte.Tony, aún jadeando por la carrera, asintió agradecido.— Gracias, señor, estaba en un aprieto más grande que un toro en una tienda de porcelana.El hombre soltó una risita.— Me llamo Frank — se presentó, extendiendo su mano —Y parece que necesitas un lugar para esconderte.— Tony — respondió, estrechando la mano de Frank — Y sí, estoy más perseguido que un ratón en un cuarto lleno de gatos.Frank echó un vistazo a la calle y luego hizo un gesto a Tony para que lo siguiera.— Conozco un sitio seguro, vamos, antes de que tus amigos decidan volver.Atravesaron una serie de callejones y pasajes estrechos, Tony se maravillaba de la agilidad de Frank, que se movía como si las calles fueran una extensión de su pro
El grito de alarma resonó en la calle, Tony sintió que su corazón se detenía por un segundo, la multitud que llenaba la acera comenzó a murmurar y moverse inquieta, señalando.— ¡Corre, muchacho! — gritó Frank, el anciano agarró a Tony por el brazo con una fuerza sorprendente para alguien de su edad.Sin pensarlo dos veces, dejándose llevar por el instinto y la adrenalina que ahora corría por sus venas, Tony echó a correr junto a Frank. — ¡Por aquí! — indicó Frank, su voz apenas era audible sobre el estruendo de la ciudad. Tony miró por encima de su hombro, sus ojos captando los destellos de las luces azules y rojas que parecían estar cada vez más cerca.— Estamos más acorralados que un conejo en una cacería — jadeó Tony.Frank soltó una risita entrecortada, un sonido que parecía fuera de lugar en medio de la persecución, pero que de alguna manera logró calmar un poco los nervios de Tony.— No te preocupes, muchacho — dijo el anciano, con voz sorprendentemente firme a pesar del esfu
Tony y Frank caminaban por las calles de Nueva York, el estómago de Tony gruñendo ruidosamente.—Señor Frank —dijo Tony, rascándose la nuca —odio ser una carga, pero estoy más pelado que una res en el matadero, no tengo ni un centavo para comprar comida.Frank lo miró con una sonrisa astuta.—No te preocupes, chico, tengo una idea que podría sacarte del apuro.—¿Ah sí? — preguntó Tony, intrigado — ¿De qué se trata?—Conozco a alguien que podría darte trabajo, es la dueña de un bar aquí cerca.Tony sintió que se le helaba la sangre.—Pero señor Frank, ¿No cree que podrían reconocerme y entregarme a la policía?Frank soltó una carcajada áspera.—Chico, ese bar es más seguro que Fort Knox, todos los que van ahí tienen cuentas pendientes con la ley.—Bueno — dijo Tony, no muy convencido —si usted lo dice.Caminaron unas cuantas cuadras más hasta llegar a un callejón oscuro. Al final, había una puerta roja con un letrero de neón que parpadeaba débilmente: "El Paraíso de Lola".— ¿Este es e
El "Paraíso de Lola" se había convertido en el hogar adoptivo de Tony, cada noche, el vaquero texano subía al escenario y enloquecía al público con sus movimientos sensuales y su encanto sureño. Una noche, después de una actuación particularmente exitosa, Tony se sentó en la barra, contando sus propinas, Lola se acercó, con una sonrisa de oreja a oreja.—Cariño, eres puro fuego en ese escenario, estás atrayendo más clientela que una rebaja de Black Friday.Tony sonrió, pero su mirada era triste.—Gracias, Lola. Supongo que bailar es lo único que me queda.Frank, que estaba sentado a su lado, le dio un codazo amistoso.—Vamos, chico, no puedes seguir pensando en ella.Tony suspiró, pasándose una mano por el cabello.—No puedo evitarlo, Frank, sigo sin entender cómo Marjorie pudo hacerme esto, tiene que haber algo más.Frank negó con la cabeza.—Mira, chico, sé que es duro, pero tienes que enfrentar los hechos. Ella eligió quedarse con ese tipo Blake, la vida del rancho no era para ell