Delicadeza

Era muy de mañana cuando abrí los ojos nuevamente, me dolía el vientre y decidí ir al baño. Me sentía del asco, pero no por lo que había pasado la anterior noche sino por mi periodo, era muy incómodo y aún así Nathan se había asegurado de hacerme sentir bien, aunque sea una noche. Estaba a punto de ingresar a la ducha cuando sonó la puerta. Era él, desnudo en frente de mis ojos, no podía creer que su pene estuvo dentro de mí la anterior noche.

—¿Dónde estabas?

—Tenía que venir al baño, me sentía muy asquerosa…

—No, ayer estuviste sensacional y sabías muy rico.

—Nathan…

—Adriana…

—¿Por qué no me esperas en mi habitación? —no sabía qué más decir, estaba muy nerviosa e insegura de que quisiera compartir ducha conmigo.

—Ven.

Me cogió de la mano y me llevó hasta la ducha, cerró la puerta y se colocó detrás de mí. Cogió el champú de la estantería para colocármelo en el cabello y darme leves masajes que comenzaban desde arriba hasta la parte detrás, me encantaba cómo se sentía y lo suave que
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