Pasaron las horas y escuchamos un sonido fuerte en la puerta junto a unos pasos que se aproximaban a toda velocidad. El ruido provocó que nos levantáramos de golpe. Carlos con Emmanuel sostuvieron a Alex de los brazos por detrás, mientras que Luis se acercaba eufóricamente hacia mí. Cogió de mis brazos y los colocó detrás de mi espalda bruscamente y empujó con fuerzas mi cuerpo contra la mesa haciendo presión en mi cabeza.—¡Déjenla! —gritaba Alex.—Me dirás en este momento dónde está Jaime o juro que lo pagarás con tu vida —dijo Luis mientras hacía más presión.—Mi cabeza…Con la misma fuerza que sostenía mis brazos contra mi espalda me arrojó hacia el piso. Golpeé mi cabeza con la esquina de una de las sillas. Entre inconsciente y con sangre que salía de mi frente, miraba como Alex intentaba deshacerse de Carlos y Emmanuel, pero sin éxito, mientras que Luis se acercaba por segunda vez, me levantó sujetando del cuello.—¡Dime dónde está!—¡No lo sé! —dije entrecortado.—Lo estás llev
—Él me pegaba y abusaba de mí —completé la frase entre sollozos.—¡Dios que impotencia!—Alex, estoy rota por dentro, desde hace tiempo me siento así.—Adriana, nada de esto es tu culpa —me abrazó con más fuerzas.—Sé que no es mi culpa, lo sé muy bien. Todo es culpa de Jaime.—De eso no cabe duda, todos sabemos que él…—No es mi verdadero padre.—Eso no iba a decir, espera un momento —me miró consternado—. ¿Qué quieres decir?—Él se convirtió en mi padrastro, pero no es mi verdadero padre —tomé un suspiro antes de continuar—. Mi verdadero progenitor le debía dinero y no tenía cómo pagarle y si no lo hacía nos mataría a todos, incluyendo a su amante. —¿Tenía una amante?, ¿por qué nunca me hablaste de ella?—Porque cuando nos conocimos solo vivía con Jaime, y no supe más de ellos —lo miré a los ojos por un momento—. Él me obligó a quedarme callada y si te decía algo a ti o a alguien más, lo pagaría muy caro.—¿Te pudo haber matado? —noté el miedo en sus ojos y a
—Jefe, no podemos quedarnos aquí para siempre. Debemos hallar la forma de salir de aquí —dijo Emmanuel a Luis.—Estoy pensando en eso —observó a los alrededores—. Debemos dividirnos, Emmanuel ve con Carlos y Alex, Adriana vendrás conmigo. Hay unas escaleras al final del pasillo que llevan a una salida alterna. No podemos permitir que se la lleven porque perderíamos la oportunidad de capturarlo.—Luis, hay más de diez hombres allá afuera. Lo conozco bien. Si salimos así nomás, los matarán a todos —dije.—Tienes razón, por eso te cogeremos a ti como escudo —dijo Emmanuel.—¡Están locos!, eso sería arriesgado —dijo Alex. Se giró a verme y notó mi expresión de tranquilidad ante la descabellada idea— ¿No estarás pensando en hacerlo?—Alex, es la única forma —le respondí mientras lo callaba con un beso en su mejilla.—Lo que dice Emmanuel es verdad, y debemos asegurarnos de qué lado se esconden —dijo Carlos—. Podemos deslizar una silla en el pasillo y escuchar de dónde provienen los disparo
—Cuídate mucho, te amo Alex.Fueron las palabras que escuchó Alex cuando recuperó la conciencia. Cuando notó que ya no estaba con él, sus lágrimas comenzaron a recorrer su rostro, estaba más que seguro de que las palabras que escuchó fueron consecuencias del envión que recibió en el rostro e intentó remover la sangre de la comisura de sus labios. Carlos, Emmanuel y Luis permanecían inconscientes a unos metros, y eran los únicos que quedaban en el lugar.—¡Levántense, vamos!—¡Otra vez caímos en la trampa! —añadió Emmanuel—. Fue un error ir a esa cabaña, gracias a eso Jaime y sus hombres sabían dónde nos escondíamos.—No fue del todo un error. Fue un poco tonto de su parte si te pones a pensar —dijo Luis.—¿A qué se refiere, señor? —preguntó Carlos.—Adriana nos mencionó sobre la historia que su padre le contaba, debe tener alguna relación relevante —dijo Alex.—¡Exacto! Él creyó que Adriana no recordaría nada después de tantos años, pero lo hizo —dijo Luis.—¿Qué haremos ahora? ¿Qué h
—Adriana y yo nos conocimos cuando teníamos 6 años, sus verdaderos padres se mudaron cerca de mi casa y los invitamos para mi cumpleaños como bienvenida de sus vecinos. Ese día, estaba rodeado de muchos amigos de la escuela, pero a ninguno les prestaba atención como a ella, me había enamorado a primera vista, aun siendo un niño. Conversábamos cosas de pequeños, jugábamos a las escondidas, y otras cosas hasta lo que terminó mi cumpleaños. Mis padres y los suyos notaron lo feliz que éramos, por lo que no tuvieron problema en que pasáramos juntos todos los días, sea en mi casa o la de ella.—¿Estudiaron juntos en la primaria?—No, pero su escuela quedaba cerca de la mía, así que compartíamos el camino de regreso junto a nuestros padres. Todos los años era la misma rutina; compartíamos el camino de regreso, yo la invitaba a mi casa y ella a la suya hasta que pasaron 5 años.—¿Qué ocurrió?—Teníamos once años cuando su madre falleció, mis padres nunca me dijeron el porqué, aún era pequeño
—Si seguían juntos por qué…—Llegó el día en el que planeamos junto a Emmanuel su reencuentro, y no pude evitar sentir celos, mi comportamiento cambió, y eso afectó nuestra relación, creí que habíamos regresado porque ella sentía algo por mí, pero al final no quería sentirse sola.—Ella si te quería…—No lo suficiente como para no romper conmigo cuando te vio de nuevo.—No lo sabía…—Y aunque la quise siempre para mí, sabía que ella aún no te había superado. Creímos que, como se volvieron a encontrar, ella recordaría más sobre Jaime, pero no funcionó.—Y yo que creía que intentaban advertirme y todo este tiempo me estuvieron usando, ¡malditos imbéciles! —La biblioteca permaneció en silencio por unos segundos.—Dormiré, deberías hacer lo mismo —dijo Carlos tapándose con la sábana, ignorando el comportamiento de Alex.—¡Maldito! —maldijo Alex a Carlos—. Espero te sigas sintiendo culpable por todo lo que está pasando —Se acomodó bajo la colcha.—Solo espero que un día ella me perdone —su
—Parece que tengo fans conmigo —dijo Alex bromeando. —No exactamente, pero necesitamos trabajar, no podemos perder más tiempo, cada segundo, cada minuto, cuenta. —¿Nadie es normal aquí? Nadie se preocupa por su salud. —No hay tiempo para eso. Ellos nos están esperando en el comedor, tomarás tu desayuno y luego nos alcanzas en la sala de estudio; está a mano derecha del comedor, Edison te resguardará —dijo Carlos ignorando la actitud de Alex. —Así que va en serio lo de los guardias. —Sí, nos vemos después. Carlos se retiró y se dirigió a la sala de estudio donde lo esperaban Luis y Emmanuel mientras que Alex se sacudía la ropa para dirigirse al comedor. Tal como le había dicho Carlos, lo esperaba un omelette bien preparado y jugo de mora servido en copa de vino en su puesto; no pudo evitar comerlo con rapidez, su hambre no cesaba, no después por lo que tuvo que pasar. Terminó su plato y se dirigió a Edison. —¿Dónde queda la sala de estudio? —Sígame señor es por aquí. —¿Tú será
—No creo que haya mentido cuando hablaba de ti y expresaba lo mucho que quería volverte a ver —dijo Lupe.—¿Lo estuvo planeando por mucho tiempo? —pregunté.—Sí.—Maldito bastardo —susurré asegurándome que no me escuchara—. No puedo creer que aún lo hiciera, Dios, después de tanto tiempo.—No sé a qué se refiere, señorita.—Es normal que no te lo haya contado, si lo hiciera, hubieses tratado de huir de aquí.—También me comentó sobre la actitud que tomaría cuando regresara.—Me conoce bien, pero ven, siéntate alado mío, te contaré una pequeña historia sobre su apreciada sala de estudio.—No creo que sea conveniente, debe tener mucha hambre, ¿quiere que le prepare algo en específico?—Yo estoy bien, ¿tú ya comiste?—No se preocupe por mí.—Entonces sigamos con la historia.—¿Y si el señor Jaime regresa?—No lo hará, cada mañana se va a las ocho, y regresa a las 7 de la noche, todos los días.—Es impresionante.—Sí, yo también me sorprendo de cuántas cosas recuerdo ahora, ¿no ha cambiad