Hola, mi nombre es Angélica Torres, tengo 22 años, vivo en España y soy stripper. No lo hago porque quiera... Cuando tenía 20 años, me topé con una persona a la que ojalá nunca hubiera conocido: Fernando de la Rosa. Es el jefe de la mafia blanca, una organización que se encarga de la prostitución en toda Europa. Una noche, mientras estaba de fiesta con mis amigas, desafortunadamente llamé su atención. Desde entonces, estoy obligada a bailar en un tubo frente a las miradas lujuriosas de los hombres. A todas las chicas como yo las obligan a tener relaciones con los clientes. Yo soy la excepción. Fernando siempre me dice que soy muy cotizada entre los hombres. —¡Angi, otra noche a tope! Hoy te vas a llenar de dinero —dice Mila. Ella también baila aquí; es otra víctima de la mafia blanca. Una vez intentamos escapar, pero nos dieron una golpiza tan fuerte que se nos quitaron las ganas de intentarlo otra vez. A pesar de todo, mi sueño siempre ha sido ser libre. —¿De qué me sirve llenar
La única forma de salir de este lugar es pagar la gran deuda que tengo, según Fernando. Es una deuda millonaria; prácticamente tendría que trabajar toda mi vida para liquidarla. Entro a la oficina de Fernando, decidida a exigir lo que muchas no se atreven por miedo.—Quiero que reduzcas mi deuda —le suelto de golpe—. Te he dado mucho dinero, creo que merezco que la bajes.—Ay, preciosa, veo que no entiendes cómo funcionan las cosas —responde mientras posa su mano en mi cuello. Con temor, siento cómo empieza a apretarlo.—¡Me lastimas! —digo, tratando de soltarme.—Nunca podrás pagar esa deuda porque eres mía —me suelta de repente, haciéndome golpear contra la puerta—. Ahora te saldrá un moretón por idiota. ¡Lárgate, ya me hiciste enojar!Salgo del lugar con un dolor de cabeza horrible y entro al camerino.—¡Por Dios! ¿Qué te pasó? —pregunta Mila, espantada al ver mi rostro.—Tuve un problema con Fernando.—¿Le volviste a pedir que baje tu deuda?—Sí, pero el maldito se niega.—Ven, te
—Estás linda —menciona Mila.—Gracias, Mila. —Escucho que tocan la puerta de mi apartamento y ahí mi corazón comienza a latir con fuerza—. Oh por Dios, es él —digo entrando en pánico.—Hey, tranquila, relájate o lo vas a espantar. —Tomo aire y luego cojo mi bolso para ir a la puerta. Cuando la abro, me encuentro con Luciano, que está perfectamente arreglado, y al verme, repasa mi cuerpo.—Estás bellísima —toma mi mano y deja un casto beso en ella.—Tú estás muy guapo. —Él me sonríe—. Ahora dime, ¿cómo voy a salir sin que los gorilas se den cuenta?—Ya lo sabrás. —Salimos del apartamento, bajamos las escaleras y entramos a otro departamento. Mi sorpresa fue que no salimos por la entrada principal.—¿Por qué entramos a este departamento? —Veo que él tira una cuerda por el balcón, lo que me alarma, ya que empiezo a saber cuáles son sus intenciones—. Ni lo sueñes.—Es la única forma, son solo dos pisos.—¿Y si nos descubren?—No va a pasar. Este apartamento da para la parte de atrás; los h
LUCIANO DE LUCCANo puedo creer que estoy loco por una bailarina de tubo. Definitivamente, Angélica tiene algo que, con solo verla, hace que todo mi cuerpo se active. Necesito sacarla de ese lugar, sea como sea. No quiero que otros hombres miren lo que es mío, porque desde el momento en que la hice mía, ella se convirtió en mi mujer... solo que ella aún no lo sabe.—Luciano, ¿me estás escuchando? —pregunta Carlos, mi mejor amigo y mano derecha en este negocio de la mafia.—Disculpa, estaba pensando en otra cosa.—¿En la bailarina de tubo? —pregunta con una sonrisa pícara—. Te dejó loco la chiquita.—Esa mujer es Afrodita. Cuando la conozcas, te darás cuenta de por qué lo digo.—Ya tengo deseos de conocerla.—Hoy la conocerás. —Él me mira sin entender—. Hoy la sacaremos de ese prostíbulo.—¿¡Qué!? ¡Estás loco! ¿Acaso quieres una guerra con Fernando? Sabes que ese hombre no soporta que le toquen lo que es suyo, y esa pequeña está en su negocio; es decir, es de su propiedad.—¡NO DIGAS ES
AngélicaVivir con Luciano no es del todo tan malo; él nos trata a Mila y a mí como a unas reinas y ha estado pendiente de mi recuperación, que ha sido rápida gracias a sus cuidados. Pero ahora lo que me preocupa es Fernando; sé que está muy enojado y tiene sed de venganza. Lo único que me tiene tranquila es que Luciano es un mafioso con gran poder en Europa, pero no quiero que él se arriesgue por mi culpa.—¿Amiga, ya estás lista? —Hoy, después de varios días, Mila y yo vamos a salir, aunque acompañadas de los guardaespaldas de Luciano.—Sí, ya. —Tomo el bolso y bajamos, encontrándonos con ambos hombres que nos miran como si fuéramos sus presas.—Saben que tienen la misma mirada de los pervertidos del bar —suelta de golpe Mila. Cuando dice eso, ambos hombres comienzan a toser y se sonrojan.—Disculpen, es que están muy hermosas —dice Carlos, algo apenado. Ella le sonríe.—Gracias. —Veo cómo Luciano se acerca a mí.—¿Segura que ya te sientes bien para salir? —dice, acariciando mi rostr
Siento como si la cabeza me fuera a estallar. Al abrir los ojos, me doy cuenta de que estoy en la habitación de Luciano... ¡Un momento! ¡ESTOY EN LA HABITACIÓN DE LUCIANO! Automáticamente miro si tengo ropa y me doy cuenta de que llevo puesta una camisa de él.-Ay, Dios mío, que no sea lo que yo pienso - aunque bueno, ya he tenido sexo con él, pero se supone que estoy enojada. Veo como la puerta se abre y aparece Luciano en pantalones, pero sin camisa.-Hola, ¿cómo te sientes? - Camina hasta la cama y se sienta a mi lado.-Me duele la cabeza.-Es normal, después de todo lo que tomaste.-Lo siento, no sé en qué momento perdí la cuenta. Lo de Fernando me afectó. - Al verme tan afligida, se acerca a mí y me abraza.-Tranquila, yo no dejaré que te pase nada.-He pensado en las cosas y lo mejor que puedo hacer es irme del país con Mila. - Veo cómo él se pone completamente tenso.-Eso no va a pasar - dice serio.-¿Por qué no? Nosotras ya somos libres, podemos irnos para empezar una nueva vid
Esto tiene que ser una broma... Luciano no pudo haber dicho eso en plena reunión, esto tiene que ser una pesadilla. Creo que mi cara ahora es un poema, nunca esperé que él fuera a decir eso. Yo solo logré escuchar los aplausos y felicitaciones de la gente.-¡Felicidades! - Esa voz la conozco.-¡Gregorio! - Digo algo tímida.-No pensé que te fueras a casar con Lucca.-Para que veas, ahora esta mujer pronto será mía legalmente. - Luciano toma mi cintura y me pega a su cuerpo, dejando un beso en mi hombro desnudo, pero yo lo único que quiero es estar lo más lejos de él.-Les pido un permiso, voy al baño. - Me suelto de su agarre y camino lo más rápido que puedo al baño. Al llegar, mojo mi cara y, cuando levanto la vista, tengo a una mujer detrás de mí.-No entiendo qué tienes tú para que él te pidiera matrimonio, es decir, mírate, no eres nadie. - ¿Quién se cree esa m*****a?-Algo debo tener.-No durará, él siempre volverá a mí.-Sasha, ya basta. - Dice Luciano, haciendo que ambas nos que
Despierto con un fuerte dolor de cabeza. Cuando abro mis ojos, estos me pesan, y me doy cuenta de que estoy en la habitación de Luciano. En ese momento, me acuerdo de nuestra discusión, de sus amenazas, y de golpe me llega la ganas de vomitar, así que salgo disparada al baño.-Ángel, ¿estás bien? - M****a, es Luciano. Termino de vomitar y me levanto para lavarme los dientes. Salgo del baño encontrándome con Luciano.-¿Qué quieres? - respondo seria.-Estás muy pálida, ¿te sientes bien?-¿Importa?-Claro que sí, no quiero que nada malo te pase. - Luego de amenazarme, quiere fingir que le importo.-¿Qué quieres?-Necesito que te arregles.-¿Para qué?-Hoy vas a la tienda, Mila te está esperando. - M****a, se me había olvidado por completo la tienda.-Me bañaré. - Entro al baño y me ducho en 15 minutos, tomo la ropa que necesito, luego me maquillo y me peino.Cuando bajo, veo que Luciano está desayunando y, como no quiero desayunar sola con él, sigo derecho, pero su voz me detiene.-¿A dón