capitulo 34
Estoy tomando un café en la sala con Mila, ya que ni Carlos ni Luciano se han despertado. Estaban tan borrachos que los guardaespaldas tuvieron que subirlos a las habitaciones.

—¿Crees que estén muertos? —dice Mila con algo de humor.

—Yo espero que no, porque no quiero que mi hijo se quede sin padre.

—Tal vez el ruso quiera ser padre de tu bendición.

Ambas estallamos en risa y le tiro un cojín a Mila.

—Que ni te escuche Luciano.

—Joder, me estoy muriendo.

Cuando volteamos, vemos a un Luciano todavía vestido, con la corbata en la cabeza. Mila y yo lo miramos y soltamos una carcajada.

—Las estoy escuchando.

—¿Quieres que te dé algo?

—Una pastilla para el dolor de cabeza.

—Bueno, yo voy a ver si Carlos sigue vivo.

—Dale, ahora hablamos.

Luciano toma asiento a mi lado y se toma la pastilla.

—¿Todavía sigue en pie lo de la boda o fue algo de la borrachera? —le sonrío, y este también lo hace.

—Lo decía muy en serio - Luciano toma mis manos.

—Quiero darte la boda que te mereces, cariño.

—¿Y s
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