Capítulo 118.
Ese veneno estaba vetado en todo el territorio perteneciente al del Consejo Superior, eran unos pequeños animalitos, una especie de escarabajos diminutos que se mantenían vivos a base de comer carne viva, no podría salir de esta.

~ Dime que no es verdad, quiero seguir luchando, quiero seguir defendiendo mi territorio, beta dime que no~ suplicó con voz temblorosa la loba destrozando el corazón del Beta.

El lobo en ese instante fue atacado por un par de desertores, y de forma estratégica, saltó con sus ancas traseras hacia arriba para caer en la misma posición, la rabia lo había consumido, ella no debía morir, era joven, apasionada y experta en lucha y sobre todo… honorable.

Comenzó a escarbar con sus garras delanteras, al caer sobre los dos desertores que habían chocado entre ellos, era como una montaña de órganos calientes y listos para ser destrozados.

La lluvia de órganos, pedazos de carne y arterias desangrándose eran una forma de catapultar la frustración que Olam sentía ante esta
Alana Aguilar

(L) ALANA AGUILAR.

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