Capítulo 2
Francisco pego un puñetazo a la mesa, su expresión estaba llena de ira.

Que mujer tan desagradable.

¡Con razón que no quiso el dinero que le dio, se ve que ya está junto a otro hombre!

Al enterarse que Sabrina andaba con otro hombre, estaba tan ardido que llamó a su amigo Hernán Moreno para tomarse unas copas.

...

Madrid, una ciudad con vida nocturna.

Sabrina miraba fijamente a los chicos guapos que estaban parados frente a ella y una sonrisa malvada apareció en su rostro.

Rahman estaba en la habitación de arriba trabajando y para que no se aburriera esperando, ordenó a una docena de chicos guapos para que la acompañaran.

—A ver hermanitos, ¿cuántos años tienen?— Preguntó la chica mientras movía la copa de vino.

—Yo veintitrés años.

—veintiún años.

—Yo diecinueve.

—...

Sabrina estaba bien satisfecha al ver un grupo de chicos tiernos y guapos frente a ella.

Claro, ella está en el lugar de diversión más caro de Madrid, indudablemente los chicos eran guapos, uno más que otro, ¡y lo más resaltante era que ninguno era menos que el bastardo de Francisco!

Él la puede abandonar por su amante, ¿Entonces, por qué ella no puede salir con otros chicos?

Ella guardó su angustia en el fondo del corazón y le dijo al más joven de los chicos guapos —Ven a tomar un trago conmigo. Si me haces sentir feliz. Te mantengo yo.

Al escuchar esto, el joven se apresuró a llenarle la copa de vino. —¿Brindo por ti, belleza!

¿Qué chico que trabajare en eso, no querría que lo mantuvieran? Y más siendo para ella, una mujer joven y bella.

Por lo tanto, todos los chicos guapos brindaron con entusiasmo hacia la chica y usaron todos los trucos posibles para hacerla sentir feliz.

…...

Mientras tanto, en un privado del Segundo piso, Francisco tomaba y conversaba con su amigo.

Hernán lo aconsejaba —Fran, ya la buscaste demasiado tiempo, ya debes dejar de hacerlo.

El hombre la ha buscado durante cinco años, incluso ofreció una recompensa publica de 3 mil millones de dólares por obtener noticias de ella en la Dark Web, pero aún no ha logrado encontrarla.

Hernán sabe que si Francisco no la ha encontrado es porque no sigue viva, sin embargo, no se atreve a decírselo.

Francisco, en silencio, se tomó la copa de un trago, mirando a la nada.

Hernán sabía bien su carácter, por lo que no siguió hablando de esa chica y cambió de tema de inmediato —¿Es real que Sabrina está dispuesta a divorciarse?

Todos sabían que ella le montó la perseguidora para comprometerse y luego, por la presión familiar, se casó con ella.

Sabrina lo daba todo por él, y con todo lo que lo amaba, ¿no era raro que cediera al divorcio tan fácilmente? ¡Algo pasaba ahí!

La expresión del hombre se oscureció de repente al recordar que su mujer y Rahman habían estado durante toda una noche en un hotel.

—¡Fran! —exclamó Hernán, señalando al stand frente a sus ojos —Esa mujer de vestido rojo, ¿no se parece a Sabrina?

Hernán se frotó los —No, no puede ser, ella no es tan linda.

Francisco entrecerró los ojos y miró a donde señaló Hernán.

La luz daba al salón, así que divisó una docena de hombres jóvenes y guapos que estaban sentados alrededor de una chica de vestido rojo.

Ella estaba sentada, sus largas piernas sobre la mesita, sostenía una copa de vino en la mano… Se veía encantadora.

El joven le llenaba el vaso con vino y ella levantaba ligeramente su barbilla y le ponía una sonrisa bien linda.

Parecía como un ángel del cielo.

Francisco se quedó impactado al darse cuenta de que la mujer hermosa del vestido rojo… ¡era Sabrina!
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