Capítulo 8
Francisco desde que nació nunca nadie se atrevió a volcarle el café en la cara. Esta era la primera vez.

—¿Ya no quieres vivir más? —Le espetó el hombre con el rostro enrojecido de la ira.

—Jajaja—soltó una risa sarcástica.

Ni ante Francisco con mirada de asesino, Sabrina se acobardó.

—¡Solo inténtalo! ¡Te volaré los dientes!

—No creas no me atreveré a darle una lección, solo porque Rahman está a tu lado.

Sabrina levantó sus cejas,

¡Por Dios, si era ella la que siempre estaba ayudando a Rahman!

—¿Estás celoso de que tenga a alguien que me cuida?!

Francisco se quedó paralizado.

Ni siquiera le gusta, ¿Cómo es que va a estar celoso?

¡Solo estaba enojado!

—Sabrina —le dijo con frialdad —¡Si estás tratando de llamar mi atención, te digo de una vez que lo deje!

Sabrina blanqueó los ojos —¡Qué estupidez!!

«¡Que creído!»

¿En serio se cree oro y qué todos lo codician?

Sabrina sintió que por cada minuto que lo tenía al frente más quería matarlo… Así que se dio la vuelta y salió.

Francisco, apretó las mandíbulas al verla alejarse.

Hernán, cauteloso, se atrevió a acercarse a Francisco:

—¿Ella es la misma Sabrina de antes? ¿Aquella que te amaba tanto? ¿No está poseída por un espíritu?

Francisco tampoco entendía como ella había cambiado tanto.

...

Ya en el hotel, Sabrina recibió una llamada de Sofía Herrera, la hermana menor de Francisco.

Sofía es una chiquita alegre, linda, entusiasta y generosa, que cuando sonríe irradia toda su belleza.

Recién se había enterado de que su hermano y Sabrina se divorciaron, y pensó que la chica estaría triste, así que la invitó a ir las compras en el centro comercial.

En la familia Herrera, solo Sofía la apreciaba y era la única amiga que tenía en España, después de haber perdido la memoria.

En poco tiempo Sabrina se iría de Madrid y quería agradecerle a ella, por eso aceptó la invitación.

Al llegar al Centro Comercial, Sabrina llevó a Sofía a su mostrador favorito en la tienda de Hermes.

Media hora después...

Sofía salió de la tienda con un bolso hecho en piel de cocodrilo y diamantes incrustados, que había querido comprar hacía tiempo. Sin embargo, le parecía algo demasiado ostentoso, su costo era mayor al de una casa en Madrid.

—Sabri, ¿En serio me lo regalas?

Sabrina con tranquilidad le dijo:

—Es tu regalo de cumpleaños adelantado, es el próximo mes.

Sofía emocionada la abrazó fuertemente y gritó—¡Guau, Sabri, eres mi diosa!

De repente preguntó:

—¿Pero de dónde sacaste tanto dinero?

Sofía sabía que no había aceptado nada de su hermano, ni había trabajado en los dos años pasados. ¿Entonces, cómo se explica tanto dinero?

Sabrina calmadamente dijo —Son viejos ahorros.

Sofía asintió… pero de repente se detuvo y le dijo:

—Sabri, yo te veo algo diferente, será qué… ¡¿Recuperaste tu memoria?!

Sabrina asintió.

Sofía quedó tiesa. Con razón el cambio rotundo y su forma de ser de ahora, ella era otra.

Con los ojos brillante, Sofía continuó indagando:

—Sabri, ya que tienes tanto dinero, seguro eres la hija del hombre más rico del mundo, ¿verdad?"

—No…

¿Debería sacar la palabra “hija”?

—Entonces eres una chica con mucho dinero, ¿verdad?

Sofía de inmediato la abrazó con fuerza y dando saltitos le bromeó.

—Mujer millonaria ¿No quieres adoptarme?...

Durante la tarde, Sabrina y Sofía se pasearon todas las tiendas de marcas del Centro Comercial.

Así fueron a cenar juntas y luego Sofía se fue a su casa cargada de regalos y Sabrina volvió al hotel.

Luego de cenar, Sofía volvió a casa con todo los regalos y Sabrina regresó al hotel, pero a los pocos minutos…

El teléfono de Sabrina sonó y al ver la pantalla era Sofía.

Sabri atendió y oyó del otro lado la voz de un hombre.

Ella atendió el teléfono y la voz de un hombre sonó del otro lado —Eres la cuñada de Sofía, ¿verdad? Ven a la villa Marvel dentro de media hora. Si no apareces dentro del tiempo, recibirás su cuerpo sin vida.
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