Capítulo 489
Al salir, los tres habían bebido y cada uno sacó su teléfono para pedir conductor.

Mientras esperaban, a Diego le dio el antojo de fumar. Con el cigarrillo en la boca, fue a encenderlo pero no encontró su mechero.

Le pidió uno a Manuel, quien señaló hacia el coche: —En el asiento trasero, búscalo tú mismo.

Diego abrió la puerta y se inclinó dentro del coche.

—Ah, aquí está... —Encendió su cigarrillo y le devolvió el mechero a Manuel. Recordando el chal que había visto en el asiento trasero, sonrió con malicia—: ¿Desde cuándo te gusta "divertirte" en el coche?

Manuel lo miró confundido: —¿Divertirme? ¿De qué hablas?

—Tú sabrás. ¿De dónde salió ese chal? Eso solo lo usan las mujeres, ¿no? Y además es color amarillo pálido. Confiesa, ¿qué florecita lo dejó ahí?

Manuel hizo una mueca: —No digas tonterías.

—Vaya, qué raro que no lo admitas, no es propio de ti.

—¡¿Qué voy a admitir?! Es de la madre de Lucía, pensaba devolvérselo mañana. Deja de imaginar cosas. Tienes la mente en el arroyo, n
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