Capítulo 418
Celia y Fidel salían del edificio como flotando. Aunque no habían conseguido el millón, ¡cincuenta mil dólares no era poca cosa! Ella no ganaría tanto en toda su vida.

Justo cuando madre e hijo se disponían a regresar al hotel, un camión se acercaba hacia ellos. Al principio, el vehículo circulaba a velocidad normal, y ninguno de los dos le prestó atención. Total, los coches siempre ceden el paso a los peatones.

Sin embargo, cuando la distancia se acortaba, el camión aceleró repentinamente y se lanzó contra ellos.

—¡Mamá! —gritó Fidel, aterrorizado.

Celia reaccionó rápidamente, jalando a su hijo: —¿Pero qué diablos? ¿No ve a la gente? ¿No sabe conducir? ¿Está ciego o le entró agua al cerebro? ¿Quién se atreve a chocar así? ¿Tiene prisa por morirse?

—¡Nos va a pagar! —gritó, plantándose en medio de la calle.

—Le advierto que esto no queda así. Si no fuera por mi rápida reacción, ya estaríamos volando. Exigimos ir al hospital, hacernos todos los exámenes, ver si hay lesiones. Aunque no l
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