Capítulo 417
Madre e hijo intercambiaron una mirada. ¿Finalmente negociarían el precio?

Celia bajó inmediatamente del alféizar. En realidad, ni siquiera era una ventana propiamente dicha, sino una pequeña abertura de ventilación que se abría vertical u horizontalmente. Con su tamaño, era imposible caer, mucho menos saltar.

Todo había sido un montaje para llamar la atención y obligar a Mateo a salir. Y lo había logrado.

Lo que Celia ignoraba era que, mientras ella y su hijo se dirigían a la oficina de Mateo, los asistentes los miraban con una expresión indescifrable, casi imperceptible... ¿Era eso compasión?

Era la segunda vez que Celia y Fidel entraban en esa oficina. Seguía pareciéndoles impresionantemente lujosa.

Sin rodeos, Celia lanzó su propuesta: —Cincuenta mil dólares.

Mateo arqueó una ceja: —¿No exigían cien mil?

En su fuero interno, Celia maldecía. Claro que quería esa cantidad, ¿pero se la darían?

Había descubierto que, aunque los ricos tienen dinero, son tremendamente mezquinos. Podían g
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