Soy Naiara, y mientras la brisa cálida del Caribe me acaricia el rostro en mi camino hacia la entrada del hotel Coral Bliss.El sol brilla intensamente desde muy temprano, apenas me había desayunado con un café, pero no puedo quitarme esa sensación de presión que aprieta mi pecho. ¿Por qué todo tiene que ser tan complicado?Sabía que planear una boda en mi lugar de residencia y en un destino tan exclusivo sería agotador, pero ahora, con Aziel en mi camino, me pregunto si esto va a ser aún más difícil de lo que imaginaba.La vista del mar, tan azul y serena, me reconforta solo por un segundo. Como si el océano me hablara en silencio, diciéndome que todo estará bien. Pero yo sé que el mundo de las bodas no se rige por la magia del paisaje, sino por la meticulosidad. Todo porque soy una coordinadora de bodas excepcional y la que se casa es mi mejor amiga de la infancia.A unos días del emocionante evento y mi experiencia excepcional, mi paciencia estaba al borde del colapso. Pero no por
La isla irradia paz y armonía, y por fin, después de tantos días de estrés, siento que puedo tomarme un respiro.Todo está en orden y solo falta esperar la hora de inicio de la boda. Hoy, todo está completamente listo, solo quedan algunos ajustes menores en la decoración. Todo está en su lugar… o eso espero.Sin embargo, el destino tiene otros planes.Llego temprano con la esperanza de relajarme un poco antes de la gran noche. En la suite de la novia, me encuentro con Valentina, radiante y llena de energía como siempre.—Nai, ¿te acuerdas de que pedí un favor? Que se aseguraran de que todos los huéspedes estuvieran bien acomodados. ¿Lo confirmaste?Asiento con confianza, pero decido dirigirme a la recepción para revisar los detalles con el gerente. Todo parece en orden hasta que el recepcionista revisa su lista y se muestra confundido.—Lo siento, señorita, parece que hay un pequeño error en el sistema. El huésped... Aziel, ¿verdad? No aparece en nuestra lista de reservas pero si en s
Despierto temprano, como siempre, para aprovechar la tranquilidad de la isla antes del ajetreo del día de la boda. La noche anterior llegué tarde y encontré a Aziel borracho tendido en la cama sin camisa y los zapatos puestos, no tenía caso regañarlo, no era mi asunto, así que me fui a dormir.Ya que es de mañana, la casa está en silencio, y el sonido de las olas del mar llega suavemente a mis oídos. me levanto de la cama, estiro los brazos y me dirijo a la cocina para prepararse un café.A lo lejos, puedo ver a Aziel corriendo por la playa. El amanecer lo baña en una luz dorada mientras él avanza por la orilla, con su camiseta deportiva pegada al cuerpo, mostrando los músculos de su espalda y los brazos. Yo, que lo observo desde la ventana, me siento un poco atrapada en el momento.A pesar de las diferencias, hay algo atractivo en su forma de moverse, algo que me hace olvidar por un momento la incomodidad que había sentido la noche anterior."¿Qué pasa contigo, Naiara?" —me pregunto
Aziel, aún tratando de comprender lo que acaba de pasar, responde con cierto aire de resignación. Parece que es la primera vez que le sucede este suseso—Sí, bueno... la ropa de seda es más cómoda para mi, ¿ok? Me ayuda a estar más fresco, o eso me dijeron. Y tal vez creas que no es para tanto pero… ¿qué hago sin mis cosas? La boda es en la tarde y no quiero defraudar a mi hermano.Viendo la oportunidad de hacer un poco de humor, me acerco de nuevo a la maleta y le doy una palmadita en la espalda.—No te preocupes, Aziel. Aquí tenemos todo lo que necesitas para sobrevivir. En cuanto a la máquina de afeitar, bueno… no soy profesional, pero afeité a mi papá y a mis hermanos por mucho tiempo con una navaja de mano. ¡Te puedo ayudar!Levanto las cejas con picardía, y él me observa con escepticismo. Por un momento parece estar considerando si realmente va a aceptar mi ayuda.—¿De verdad? ¿Tú rasuraste a tu papá y hermanos con algo así sin llevarle medio rostro?Asiento con total naturalida
El sonido del coche apagándose en el porche nos devuelve a la realidad.Aziel frunce ligeramente el ceño antes de girarse hacia la puerta. No dice nada, pero su mandíbula se tensa como si ya supiera quién es.El golpe seco de la puerta del auto cerrándose confirma mis sospechas. Yo me acerco a la puerta y el llega como perro por su casa. Martín Montgomery, impecable como siempre, avanza con paso seguro hacia la entrada. Su traje perfectamente ajustado y la sonrisa fácil en su rostro contrastan con la ligera incomodidad de Aziel.—Hermano, Naiara —saluda Martín, dándole una palmada en el hombro a Aziel. Luego se gira hacia mí con una sonrisa cortés—. Naiara, qué placer verte.—Igualmente, Martín. ¿Sucede algo? ¿porqué estás aquí? Ya casi íbamos a alistarnos para partir al hotel.—No estoy aquí porque quiera —su tono tiene un matiz curioso mientras mira a su hermano—. Pero ya sabes, a veces los planes cambian. Aziel, me enteré en el hotel que pasó algo con tu habitación y por eso te vas
La boda sigue su curso sin contratiempos. El jardín es hermoso y se nota que los doscientos invitados están encantados, el murmullo de los invitados se mezcla con la música de fondo. Desde mi posición, puedo ver cómo el novio espera a la novia en el altar. Su mirada está llena de emoción y orgullo, mientras ella avanza con una sonrisa radiante. Está hermosa, como salida de un cuento de hadas.El cura empieza con su discurso, y aunque es conmovedor, también es demasiado largo. Una hora después, finalmente llegamos al intercambio de anillos. Todos los presentes contienen la respiración cuando el novio y la novia unen sus manos, sellando su compromiso con miradas enamoradas, se besan y todos aplauden.Pasamos al gran salón y el caos empezó. Cada uno dio su discurso y entonces, es el turno de Aziel.Ya ha bebido más de veinte tragos, pero aun así, logra pronunciar su discurso con una sorprendente claridad. Su voz profunda y segura resuena en el salón, arrancando algunas risas y suspiros e
La música retumbaba en mis oídos y el alcohol en mi cabeza, pero en el instante en que me separé de Naiara, el mundo se volvió un caos en mi mente. Me sentía atrapado en una mezcla de pánico y vergüenza. Sin pensar, corrí al baño, dejándola sola en la pista de baile.—Voy al baño —murmuré, sintiendo que el demonio mismo me pisaba los talones.Una mujer nunca había tenido el poder de hacer que mi amiguito despierte, no importa que herramientas utilizara.Cerré la puerta del cubículo y me apoyé en la pared, tratando de recuperar el aliento. Pero cuando miré hacia abajo, me quedé paralizado. Ahí está, ahí sigue, una ërecciön latente que parecía gritar por atención. La frustración me invade. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿estaba curado? ¿así de la nada?Me bajé los pantalones, sintiendo la felicidad inundando mi mente. Tragué saliva, preguntándome si la mamajuana de marisco que me ofreció el Bartender y que había tomado habían sido la causa. O quizás era el ambiente festivo, la isla, la m
La fiesta continua, pero decidí dejar de beber.Observé a Naiara, quien parecía estar disfrutando de la noche más de lo que esperaba. Tomaba cava con una confianza que me dejaba boquiabierto, mientras seguía trabajando. No podía evitarlo, pero en mi mente, la imagen de una princesa se desdibujaba. Había escuchado que era una mujer elegante, pero esa noche, su comportamiento era todo lo contrario. ¿Qué clase de princesa actuaba de esa manera?Las horas pasaron volando, y al final, la fiesta terminó cerca de las cuatro de la mañana. Los novios se retiraron a las dos de la madrugada, y la mayoría de los invitados se dispersaron poco después. Naiara, sin embargo, se quedó, ayudando a recoger los restos de la celebración.La vi sentarse en un sofá, una botella de cava entre las manos, y no pude evitar sentir un pequeño tirón de preocupación por ella.Me ofrecí a conducirla de vuelta a la cabaña. Cuando me acerqué, se quitó los zapatos, y un pensamiento crítico surgió en mi mente. ¿Qué mald