Aziel, aún tratando de comprender lo que acaba de pasar, responde con cierto aire de resignación. Parece que es la primera vez que le sucede este suseso—Sí, bueno... la ropa de seda es más cómoda para mi, ¿ok? Me ayuda a estar más fresco, o eso me dijeron. Y tal vez creas que no es para tanto pero… ¿qué hago sin mis cosas? La boda es en la tarde y no quiero defraudar a mi hermano.Viendo la oportunidad de hacer un poco de humor, me acerco de nuevo a la maleta y le doy una palmadita en la espalda.—No te preocupes, Aziel. Aquí tenemos todo lo que necesitas para sobrevivir. En cuanto a la máquina de afeitar, bueno… no soy profesional, pero afeité a mi papá y a mis hermanos por mucho tiempo con una navaja de mano. ¡Te puedo ayudar!Levanto las cejas con picardía, y él me observa con escepticismo. Por un momento parece estar considerando si realmente va a aceptar mi ayuda.—¿De verdad? ¿Tú rasuraste a tu papá y hermanos con algo así sin llevarle medio rostro?Asiento con total naturalida
El sonido del coche apagándose en el porche nos devuelve a la realidad.Aziel frunce ligeramente el ceño antes de girarse hacia la puerta. No dice nada, pero su mandíbula se tensa como si ya supiera quién es.El golpe seco de la puerta del auto cerrándose confirma mis sospechas. Yo me acerco a la puerta y el llega como perro por su casa. Martín Montgomery, impecable como siempre, avanza con paso seguro hacia la entrada. Su traje perfectamente ajustado y la sonrisa fácil en su rostro contrastan con la ligera incomodidad de Aziel.—Hermano, Naiara —saluda Martín, dándole una palmada en el hombro a Aziel. Luego se gira hacia mí con una sonrisa cortés—. Naiara, qué placer verte.—Igualmente, Martín. ¿Sucede algo? ¿porqué estás aquí? Ya casi íbamos a alistarnos para partir al hotel.—No estoy aquí porque quiera —su tono tiene un matiz curioso mientras mira a su hermano—. Pero ya sabes, a veces los planes cambian. Aziel, me enteré en el hotel que pasó algo con tu habitación y por eso te vas
La boda sigue su curso sin contratiempos. El jardín es hermoso y se nota que los doscientos invitados están encantados, el murmullo de los invitados se mezcla con la música de fondo. Desde mi posición, puedo ver cómo el novio espera a la novia en el altar. Su mirada está llena de emoción y orgullo, mientras ella avanza con una sonrisa radiante. Está hermosa, como salida de un cuento de hadas.El cura empieza con su discurso, y aunque es conmovedor, también es demasiado largo. Una hora después, finalmente llegamos al intercambio de anillos. Todos los presentes contienen la respiración cuando el novio y la novia unen sus manos, sellando su compromiso con miradas enamoradas, se besan y todos aplauden.Pasamos al gran salón y el caos empezó. Cada uno dio su discurso y entonces, es el turno de Aziel.Ya ha bebido más de veinte tragos, pero aun así, logra pronunciar su discurso con una sorprendente claridad. Su voz profunda y segura resuena en el salón, arrancando algunas risas y suspiros e
La música retumbaba en mis oídos y el alcohol en mi cabeza, pero en el instante en que me separé de Naiara, el mundo se volvió un caos en mi mente. Me sentía atrapado en una mezcla de pánico y vergüenza. Sin pensar, corrí al baño, dejándola sola en la pista de baile.—Voy al baño —murmuré, sintiendo que el demonio mismo me pisaba los talones.Una mujer nunca había tenido el poder de hacer que mi amiguito despierte, no importa que herramientas utilizara.Cerré la puerta del cubículo y me apoyé en la pared, tratando de recuperar el aliento. Pero cuando miré hacia abajo, me quedé paralizado. Ahí está, ahí sigue, una ërecciön latente que parecía gritar por atención. La frustración me invade. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿estaba curado? ¿así de la nada?Me bajé los pantalones, sintiendo la felicidad inundando mi mente. Tragué saliva, preguntándome si la mamajuana de marisco que me ofreció el Bartender y que había tomado habían sido la causa. O quizás era el ambiente festivo, la isla, la m
La fiesta continua, pero decidí dejar de beber.Observé a Naiara, quien parecía estar disfrutando de la noche más de lo que esperaba. Tomaba cava con una confianza que me dejaba boquiabierto, mientras seguía trabajando. No podía evitarlo, pero en mi mente, la imagen de una princesa se desdibujaba. Había escuchado que era una mujer elegante, pero esa noche, su comportamiento era todo lo contrario. ¿Qué clase de princesa actuaba de esa manera?Las horas pasaron volando, y al final, la fiesta terminó cerca de las cuatro de la mañana. Los novios se retiraron a las dos de la madrugada, y la mayoría de los invitados se dispersaron poco después. Naiara, sin embargo, se quedó, ayudando a recoger los restos de la celebración.La vi sentarse en un sofá, una botella de cava entre las manos, y no pude evitar sentir un pequeño tirón de preocupación por ella.Me ofrecí a conducirla de vuelta a la cabaña. Cuando me acerqué, se quitó los zapatos, y un pensamiento crítico surgió en mi mente. ¿Qué mald
Mis instintos se encendieron, y volví a cubrirla con la manta.Pero Naiara, decidida a desafiarme, se la quita nuevamente. En este tira y afloja, nuestras emociones se enredaban, hasta que perdí el equilibrio y ambos caímos sobre el mueble.Nos quedamos quietos por un momento, aturdidos. Ella se burla.—Me dijeron que no se te para, pero parece que está bien despierto.—Me hiciste una brujería —le respondo, tratando de sonar serio, aunque la situación era todo menos normal.—Entonces tendré que hacerme responsable y hacerte exorcismo—dice, acercándose un poco más, con una sonrisa provocativa, me atrapa por el pantalón —. Y creo que te lo voy a bajar así.El aire se vuelve denso entre nosotros, y en su mirada había un desafío que no podía ignorar.¿Qué demonios estaba sucediendo? ¿se volvió loca?Atrapados en esta extraña dinámica, mi mente luchaba por mantener el control. Sabía que no debería dejarme llevar, pero había algo hipnótico en ella, algo que hacía que me olvidara de todo lo
Naiara y Aziel pasaron horas entregados el uno al otro, perdidos en la intensidad de su conexión.La noche fue una danza de pasiones y risas, cada caricia y beso creando recuerdos que solo Naiara no podría recordar al despertar por todo el alcohol en su sangre.Aziel respira hondo, con su corazón aún palpitante con la intensidad de lo que había sucedido. La noche había comenzado como una fiesta casual, pero había terminado en una explosión de emociones y sensaciones que nunca había anticipado. En su mente, los ecos de las risas y la música de la fiesta en donde su hermano se había casado se había desvanecido horas atras, reemplazados por los suaves gemidos de Naiara, el sonido del mar, de los cucuyos y la inconfundible conexión que habían compartido.—Ya basta no puedo más eres demasiado. Tengo sueño, voy a mi habitacion—murmura adormilada, adolorida y borracha. Se sostenía el estómago, adolorida por la intensidad de lo que había experimentado mientras siente los jugos de Aziel desliz
Naiara se arregla rápidamente para regresar al hotel.Aún tenía un evento más pequeño que organizar antes de poder relajarse por completo. El sol brillaba con intensidad cuando salió de su cabaña, y la brisa marina le despejaba un poco la mente. Antes de salir se preparo un te infusión para la resaca, nunca antes había tomado tan desmedidamente, todo debió ser culpa de ese Aziel maldito.Camina hasta su coche y sale de su terreno, en pocos minutos llega hasta el resort, verifica algunas cosas y luego baja a la playa para verificar el lugar de la próxima ceremonia, ella siente cómo la arena se mete entre sus sandalias, recordándole por qué había elegido vivir en una isla lejos de la realeza y sus exigencias.El evento de la tarde era una renovación de votos íntima, con apenas veinte invitados. Naiara supervisó cada detalle, asegurándose de que las flores estuvieran perfectas, que la música ambiental no fuera demasiado alta y que los meseros siguieran el ritmo adecuado. Se movía entre l