Capítulo cinco: La propiedad del señor Cooper.
Pasos, voces, oscuridad. No sé si era parte de mi sueño o estaba despierta, mas me negaba abrir los ojos. Unas fuertes manos me rodeaban el pecho y los muslos. Solo podía ver oscuridad. Pero había algo que reconocí, un olor… un perfume. Lo sentí tan familiar y al mismo tiempo tan nostálgico, como si tuviera años sin olerlo. Y sabía a quién le pertenece y era por eso que se me hacía tan extraño que me resultara familiar. Era el de Austin. Morfeo me estaba llamando y no me pude resistir a la tentación, volví a caer rendida.…. Unas manos recorrían mis adoloridos pies, los acariciaba. Era relajante, hasta que me comenzó arder y me desperté del susto. Lo primero que vi fueron los ojos de Austin, avellanas. Sí, definitivamente no eran dorados ni cobre, eran avellanas tildando a dorado. Creí que empecé a delirar e imaginar cosas, porque vi un destello, una imagen en mi mente de esos mismos ojos viéndome. ¿En dónde? ¿Cuándo, cómo? El pecho me subía y bajaba a gran velocidad. Él se encont
Leer más