Enero 01. San Antonio, Texas.El día permanecía increíblemente soleado y caluroso, aunque tal vez, ésto se debiera a las miles de personas que llenaban las calles de la ciudad; brincando, aplaudiendo, silbando y gritando ante el magnífico desfile que se desataba.Minutos antes, Leonidas había decidido alejarse un poco de aquel gentío, pero le fue imposible cuando su mejor amigo, Jacob, lo jaló del brazo; íntegramente emocionado y metiéndolo aún más entre la multitud. Pronto él percibió como el aire comenzó a faltarle, pero pudo respirar una vez más cuando la barandilla chocó contra su abdomen, indicándole que no podían ir más allá de lo que, posiblemente, Jacob deseaba.— ¡Oh, por Dios! ¡Mira que hermosa esa! — Gritó, haciéndose escuchar por entre la bulla. Leonidas admiró la carroza que había señalado el Enigma, y con una sonrisa poco entusiasmada, él asintió.Era cierto, todas eran preciosas, pero él ya se estaba aburriendo. Y es que nunca fue especial fanático de los festejos, y aq
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