Episodio 6

— ¡Hey! ¡Ryle! — Bramó Joel, agitando su mano por la altura y dándole una seña a Darrel para que fueran en busca de su floreado amigo. El omega de inmediato se emocionó, corriendo hacia su encuentro como si se tratase de un pequeño niño, y cuando estuvo con ellos no dudó saludarlos a ambos con un amigable abrazo— . ¿Cómo te va, amigo?

— Muy bien — respondió encantador y cogiendo las correas de su mochila, sonriendo enormemente. Darrel le devolvió el gesto, por completo enternecido— . ¿Y ustedes? Quise hablarles el fin de semana, pero tenía mucha tarea.

— Oh, no te preocupes, — dejó saber el Beta, moviendo su mano con despreocupación y pasando su brazo por sobre los hombros del omega, para pronto comenzar a caminar detrás de los pasos del otro adelantado— . Nosotros estuvimos bien.

— Eso me alegra mucho, Darrel — dijo, sonriente y mordiendo el interior de su mejilla. El ojiavellana le echó un vistazo por encima de su hombro y le sonrió, esperándolo hasta que se pusiese a su lado.

— ¿Irás hoy con nosotros, cariño? — Cuestionó éste, mirando con gesto interrogativo al omega. El aludido lo observó con confusión, frunciendo el ceño de manera cómica para los dos espectadores— . Es el cumpleaños de Toby y sí, sabemos que apenas es lunes pero, ¿quién nos impide celebrarlo en grande?

— Oh, Toby — murmuró Ryle , sonriendo de nueva cuenta y encogiéndose de hombros cuando se aproximaron a un muro, donde los tres se sentaron a la par— . No lo sé..., saben que no me gustan mucho ese tipo de lugares. Fiestas alocadas y..., en realidad jamás he asistido a una. No me gustaría lucir por completo desubicado.

— Estarás con nosotros, florecitas — lo empujó Darrel, una voz graciosa y haciendo reír al omega. Ryle lo pensó, mordiendo su labio con nerviosismo.

Toby era amigo de los chicos, y era por completo agradable. Desde luego, Ryle no pasaba mucho tiempo con él, pero sabía que era un buen chico; de igual manera, no estaba completamente seguro de pertenecer a su completo grupo de amigos, ya que algunos de éstos eran por completo burlones y en algunas ocasiones, se habían reído de las personas en su cara. Ryle no quería que eso le ocurriese a él, y prefería evitar aquel tipo de cuestiones. Igualmente, él sabía que aquella banda de chicos era por completo arriesgada y libertina, al igual que Joel y Darrel lo eran, pero de una manera más profesional. Él no estaba acostumbrado a aquel tipo de personas, y tampoco sabría cómo actuar para encajar en un grupo de ellos.

— No creo que sea buena idea, chicos — dejó salir, juntando sus manos y mirando hacia ellas, evitando sentirse realmente tonto. De alguna manera, él agradecía el que sus amigos fuesen comprensivos, pero sabía que aquella vez no los convencería tan fácilmente. De modo que decidió alargar su argumento— . No me siento cómodo con los amigos de Toby, y prefiero mantenerme aislado de ellos, pero si quieren, y si Toby no tiene nada que hacer..., podría invitarle un helado cuando salgamos de clase. Traje un poco de dinero, creo que puedo hacerle un regalo.

Definitivamente, ni Darrel ni Joel podían negarse ante tal magnitud de ternura. Porque desde que conocieron a Ryle , se les había hecho prácticamente imposible.

En menos de veinte segundos, ambos chicos mayores estuvieron asintiendo ante la propuesta del menor, y regalándoles sonrisas enternecidas, se dispusieron a enviarle un texto a Toby, pidiéndole que llegara pronto a ése lugar para que así, el omega pudiera felicitarlo e invitarle un helado para cuando salieran en la tarde.

Y cuando Ryle pudo tener a Toby envuelto en un abrazo de feliz cumpleaños, se sintió increíblemente mejor.

Leonidas pasó la mañana entera caminando en círculos, poco dispuesto a atender aquel día a sus clientes y sentado en una mesa, ingeniándose un buen plan para hablar con el omega cuando fuese la hora indicada. Las ansias comenzaban a carcomerlo, y se sentía patéticamente emocionado por el hecho. Por fin, y después de dos meses, él se atrevería a postrarse en su frente.

Esperaba que aquello saliera bien. Cuando Jacob arribó en la cafetería, Leonidas no dudó en correr hacia él y jalarlo a su lado, invadiéndolo con prontas palabras llenas de alegría que hicieron reír al Enigma. Definitivamente, aquello era lo que faltaba en la vida del Alfa, y Jacob estaba completamente seguro de ello; de modo que apoyaría a su mejor amigo en todas las cuestiones que le fueran necesarias. Leonidas solía ser torpe cuando estaba nervioso, y esperaba realmente que no lo fuera demasiado con aquel chiquillo.

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