En una de las imponentes oficinas de los pisos superiores del edificio del gremio Grand Orden, se encontraba Herbert Vanderbilt, el líder indiscutible del gremio de cazadores de rango S. A sus 37 años, era una figura imponente, con una estatura de 1.96 metros, hombros anchos y una presencia que irradiaba autoridad. Su cabello rubio caía en mechones desordenados sobre su frente, y sus ojos verdes brillaban con determinación. Sin duda, era uno de los cazadores más fuertes y respetados en todo el mundo.Frente a él estaba su leal secretario, Kim Hyunjae, un hombre de 34 años cuyos rasgos coreanos añadían un aire de elegancia exótica a su apariencia. Aunque no compartía la imponente estatura de Vanderbilt, con sus 1.86 metros, Kim poseía una presencia igualmente impresionante. Su cabello negro estaba peinado hacia un lado con precisión, y sus ojos color pardo reflejaban una inteligencia aguda.Cerrando su carpeta, el secretario Kim miró a su jefe, con determinación – Y por eso no es neces
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