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Tan dulce como la miel: Quinta parte.

Cuando el Secretario Kim llegó a su casa, la noche estaba ya bien avanzada. Había tenido que elaborar una serie de informes detallados respecto al evento de la mazmorra, responder las versiones de los demás cazadores sobre lo ocurrido en la mazmorra y asegurarse de que no hubiera bajas significativas. Afortunadamente, solo hubo heridos menores, pero la carga de trabajo había sido abrumadora. Recién pudo regresar a su casa a eso de las 3 de la mañana.

La casa del Secretario Kim era un departamento pequeño y acogedor. La sala de estar estaba decorada con muebles minimalistas, una estantería repleta de libros y algunos cuadros abstractos que aportaban un toque moderno. La cocina, aunque compacta, estaba impecablemente organizada, con utensilios de acero inoxidable y una cafetera que siempre estaba lista para una noche larga de trabajo. El dormitorio, igualmente modesto, tenía una cama con sábanas blancas y una pequeña lámpara de lectura sobre la mesa de noche. En un rincón, un guardarropa albergaba una serie de elegantes trajes negros, los cuales siempre usaba para ir a su trabajo.

Al entrar, Hyunjae sintió el peso de la fatiga en sus hombros y la incomodidad de la ropa sucia y sudada pegada a su piel. Se dirigió directamente al baño, despojándose de su traje y sintiendo un alivio inmediato cuando el agua caliente de la ducha comenzó a correr por su cuerpo. Cerró los ojos, dejando que el agua se llevara el estrés y la suciedad del día. Mientras el vapor llenaba el baño, su mente volvió a los eventos en la mazmorra, especialmente a la promesa que le había hecho a Maggi. A pesar del cansancio, había una sensación de satisfacción en su interior.

Después de la ducha, se vistió con un pijama cómodo y se dirigió a la cocina. Preparó una taza de té verde, disfrutando del aroma reconfortante que llenaba el espacio. Se sentó en el sofá de la sala, mirando por la ventana las luces de la ciudad que aún brillaban en la madrugada. El silencio de la noche era un contraste bienvenido al caos del día.

Mientras bebía su té, pensó en Maggi. Se preguntaba cómo estaría lidiando con todo lo sucedido. Sabía que despertar como una clase única traía consigo tanto oportunidades como peligros. La mirada en los ojos de Maggi, mezcla de temor e incertidumbre, se le quedó grabada.

De repente, su teléfono vibró sobre la mesa. Era un mensaje de Maggi. "Gracias por todo, Hyunjae"

Sonrió al leer el mensaje. A pesar de todo, había un lazo de confianza que se estaba formando entre ellos. Contestó rápidamente: "No tienes que agradecerme Maggi. Descansa bien."

Apagó el teléfono y se recostó en el sofá, cerrando los ojos por un momento pero recordó que tenía una cómoda cama que lo esperaba así que a duras penas se dirigió hacia su cama, sintiendo cada músculo de su cuerpo pidiendo descanso. Se dejó caer de cara sobre el colchón, hundiéndose en la suavidad de las sábanas frescas. Permaneció un rato quieto, disfrutando del alivio que le proporcionaba el simple acto de estar horizontal. Luego, en un arranque de espontaneidad, empezó a rodar sobre la cama como un niño pequeño. La rigidez de su postura habitual se desvaneció mientras se dejaba llevar por ese momento de simple diversión.

Agarró su almohada y la abrazó con fuerza, sintiendo el confort familiar que le ofrecía. Realmente parecía un niño divirtiéndose con una tontería. La alegría que lo inundaba empezó a desbordarse, reflejándose en una sonrisa amplia y genuina en su rostro. Sus ojos brillaban con una chispa de emoción que pocas veces permitía salir a la superficie.

En voz baja, casi como un susurro para sí mismo, dijo – Todo está saliendo perfecto. Esta vez… prometo hacerte feliz, Maggi –  Había una determinación en su voz, una promesa hecha en la soledad de su habitación, lejos de la presión y las miradas inquisitivas del mundo exterior.

Mientras la felicidad seguía inundando su ser, cerró los ojos, dejándose llevar por el cansancio y la satisfacción del día. Pero antes de caer completamente en el sueño, su mente empezó a trazar una serie de planes. Pensaba en las posibles estrategias para proteger a Maggi, en cómo podría ayudarla a desarrollar su nueva clase sin atraer atención no deseada. Imaginaba escenarios, consideraba riesgos y posibles soluciones, todo con el objetivo de garantizar su bienestar y felicidad.

La última imagen en su mente antes de sucumbir al sueño fue la sonrisa agradecida de Maggi, una visión que le daba fuerzas y renovaba su determinación. Con esa imagen grabada en su mente, se sumió en un sueño profundo y reparador, sabiendo que al día siguiente seguiría adelante con su misión... con su propósito.

A la mañana siguiente, el secretario Kim se despertó con una energía inusitada. Saltó de la cama con un brinco, su sonrisa iluminando la habitación. Se dirigió al baño, donde el agua caliente del grifo parecía lavar no solo la suciedad y el sudor del día anterior, sino también cualquier rastro de cansancio. Mientras el vapor llenaba el pequeño espacio, se permitió unos momentos para disfrutar de la calidez envolvente antes de salir y secarse rápidamente.

En la cocina, preparó un desayuno simple pero satisfactorio: un par de tostadas con mermelada y un café bien cargado. Mientras comía, sus pensamientos volvían una y otra vez a Maggi. La preocupación por su bienestar se mezclaba con la emoción de lo que el futuro podía depararles. Se vistió con cuidado, eligiendo uno de sus trajes negros más elegantes. Asegurándose de que su apariencia fuera impecable, se miró al espejo y ajustó su corbata con precisión.

Antes de salir, revisó su celular, esperando ansiosamente un mensaje o una llamada de Maggi. Sin embargo, no había ninguna notificación. Se reprendió a sí mismo por ser tan impaciente. "Tienes que esperar y ser paciente," se recordó en voz baja, tratando de calmar su agitación. Aun así, no pudo evitar que su sonrisa persistiera mientras guardaba el teléfono y se dirigía a la puerta.

El trayecto hacia el gremio fue inusualmente agradable. Aunque el cielo estaba nublado y la lluvia caía con suavidad sobre el parabrisas, Kim no pudo evitar sentir que el día era perfecto. Incluso la tarea de conducir, que normalmente le resultaba tediosa, se volvió divertida. Cada semáforo en verde, cada cruce despejado, parecía confirmar su buen humor.

Llegó al gremio poco antes de las 7 de la mañana, sintiéndose más fresco y animado que nunca. El edificio del gremio, con su imponente estructura de vidrio y acero, se erguía como un símbolo de poder y organización en el centro de la ciudad. Kim entró con paso firme, saludando a los guardias de seguridad con una sonrisa y un saludo cordial.

Dentro del gremio, el ambiente era frenético como siempre. Cazadores y personal administrativo se movían de un lado a otro, ocupados en sus respectivas tareas. Sin embargo, la presencia de Kim, con su aura de determinación y energía positiva, parecía contagiar a todos a su alrededor. Al llegar a su oficina, se sumergió inmediatamente en su trabajo, revisando informes y asegurándose de que todos los detalles del incidente en la mazmorra estuvieran bien documentados.

A pesar de la carga de trabajo, no podía evitar que su mente volviera una y otra vez a Maggi. Se preguntaba cómo estaría, si habría descansado bien, si estaría tan preocupada como él por su nueva condición. Entre un documento y otro, revisaba su celular, esperando alguna señal de ella.

El día había sido largo, pero el secretario Kim se mantuvo optimista hasta el final. Al salir del gremio a las ocho de la noche, notó con cierta desilusión que Maggi no le había llamado ni enviado un mensaje. Sin embargo, su esperanza y alegría persistían. Se dirigió al estacionamiento con la esperanza de verla, y efectivamente, allí estaba ella, saliendo del edificio acompañada de una mujer alta, de cabello rizado y piel morena. Aunque no sabía quién era, eso no le importaba en ese momento.

Esperó pacientemente en su auto, observando cómo las dos mujeres avanzaban por la acera, charlando animadamente. La noche era fresca, y las luces de la ciudad creaban un ambiente casi mágico, con el brillo de los faroles reflejándose en las calles mojadas por la reciente lluvia. Cuando la mujer se despidió y se alejó, dejando a Maggi sola, Hyunjae vio su oportunidad. Con una sonrisa, detuvo el auto cerca de ella y bajó la ventanilla.

– ¡Qué coincidencia, Maggi! Acabo de salir del trabajo, ¿tú también? – dijo con una sonrisa que irradiaba calidez.

Maggi, sorprendida y un poco nerviosa por el inesperado encuentro, se detuvo en seco. Sus ojos se encontraron con los de Kim, y por un instante, pareció dudar antes de responder.

– Sí, señor – dijo ella, bajando un poco la mirada.

– No te preocupes, me aseguré de que nadie estuviera viendo. Esto no pasará a mayores, ni nadie te molestará luego – dijo con calma, tratando de transmitirle tranquilidad.

Maggi se sintió aliviada por sus palabras, aunque aún estaba un poco apenada.

– Gracias, señor. Pero no quisiera ser una molestia para usted – respondió con humildad.

Kim reiteró su posición, enfatizando la importancia de trabajar juntos en esa situación.

– No es una molestia. De paso podemos aprovechar este tiempo para organizarnos y asegurarme de que pueda ser un protector adecuado. Ya que ahora soy la única persona que conoce tu secreto, es conveniente para ambos organizarnos – dijo con determinación, haciendo hincapié en la palabra "juntos".

Aunque nerviosa, Maggi asintió, reconociendo la lógica en sus palabras. Subió al asiento del copiloto, pero no pudo evitar disculparse nuevamente.

– Lamento todas las molestias ocasionadas, señor. Prometo que esto no durará mucho, prometo no causarte inconvenientes por mucho tiempo – expresó con sinceridad.

Kim respondió con amabilidad, intentando calmar sus preocupaciones.

– No te preocupes, tómate tu tiempo, ve con calma – le aseguró con una sonrisa reconfortante. Kim, sin perder su amabilidad, le recordó con suavidad – Ya te dije que no me llames señor – Hizo una pausa, observando su expresión.

Ella se sintió avergonzada por unos momentos y luego dijo – Lo siento… Hyunjae.

Maggi dudó por un momento, pero finalmente asintió, sintiéndose un poco más cómoda con la cercanía que Kim estaba tratando de establecer. Abrió la puerta del auto y se acomodó en el asiento del copiloto se ajustó el cinturón de seguridad y expresó su gratitud mientras él encendía el auto. Mientras se abrochaba el cinturón de seguridad, Kim podía notar el cansancio en su rostro.

Kim le preguntó por el camino hacia su hogar y ella le dio indicaciones. Con el tráfico de la ciudad, tardaron aproximadamente una hora en llegar, pero finalmente alcanzaron su destino: unos modestos apartamentos.

Sintiendo que debía ser amable con él, Maggi lo invitó a entrar a su departamento para tomar algo. Kim aceptó con entusiasmo y ambos dejaron el auto estacionado afuera. Maggi lo condujo hasta su modesto apartamento, ubicado en el tercer piso del edificio. Su departamento era un reflejo de su vida simple y enfocada en la practicidad, este espacio era modesto y funcional. La cocina, la sala de estar y el dormitorio se entrelazaban en un espacio compacto pero acogedor.

El secretario Kim observó con curiosidad su entorno, mientras Maggi se disculpaba por las dimensiones reducidas del departamento.

– ¿Quiere algo de tomar o comer? —ofreció Maggi, tratando de hacerlo sentir cómodo en su humilde morada.

– Cualquier cosa estará bien – respondió Kim, aceptando su hospitalidad.

Lo condujo hacia uno de los sillones del comedor, donde se sentaron para conversar – Lamento que el espacio sea pequeño, pero la verdad es que solo necesito un lugar para dormir. Con eso me siento cómoda – aclaró, buscando que él entendiera su situación.

Kim asintió con empatía, compartiendo su perspectiva – No te preocupes, yo también vivo en un departamento pequeño. El trabajo consume la mayor parte de mi tiempo, así que mientras tenga un lugar donde descansar, estoy satisfecho – comentó con una sonrisa amable, mostrando comprensión.

Era curioso cómo ambos compartían la misma filosofía de vida, valorando la practicidad sobre el lujo. – Además… el costo de alquiler siempre es mayor cuando se trata de vivir en una gran ciudad, los departamentos pequeños como estos son un poco más baratos.

El secretario Kim, con su amabilidad característica, quiso comprender mejor la situación de Maggi – ¿Siempre te preocupas por ahorrar dinero? – preguntó con curiosidad, buscando entenderla mejor.

Maggi, sintiéndose un poco avergonzada por su constante preocupación por el dinero, le sirvió una taza de café y la colocó con cuidado sobre la mesita del comedor antes de responder.

– No es que siempre me preocupe, pero... Realmente es lo único que sé hacer ahora. He estado trabajando por cerca de 18 horas y siento que si no ahorro ahora, podría pasarme algo y mi familia podría quedar en problemas financieros – explicó, revelando sus temores más profundos.

El secretario Kim reflexionó por un momento antes de responder, mostrando comprensión hacia sus preocupaciones – Deberías preocuparte un poco más por ti, ahora más que nunca. La tasa de mortalidad de los cazadores es alta, pero aún así se les paga bien por ese motivo, así que comprendo también tus preocupaciones. Aunque yo no sea un cazador, de hecho, solo soy una persona normal – comentó, compartiendo su punto de vista con sinceridad.

La sorpresa se reflejó en el rostro de Maggi ante la revelación de Kim. Quiso conocer más sobre él y cómo manejaba situaciones desafiantes – ¿Cómo es que logras aguantar la presencia tan intimidante del líder de gremio? Su aura es demasiado imponente... – preguntó con curiosidad.

Kim respondió con un suspiro, revelando un poco de su propia experiencia y al mismo tiempo restando le importancia al asunto – Supongo que es solo costumbre – dijo con un toque de humor.

– Sabe, es curioso. Desde que me convertí en cazadora lo único en lo que pensaba solo era en trabajar – comento ella mientras veía como Hyunjae se lleva a la boca la taza del café y lo bebía disfrutando del sabor.

– Comprendo eso, yo también no he tenido un día libre desde que empecé a trabajar para el gremio, es un gran trabajo y no me puedo quejar del salario pero…  – dijo él.

La conversación entre Maggie y el Secretario Kim tomó un giro inesperado cuando ambos se dieron cuenta de que necesitaban un descanso urgente.

– ¿Debería pedir unos días libres? – propuso Maggie, buscando un poco de alivio.

Hyunjae, considerando la idea, respondió con entusiasmo – Sí, por supuesto. Yo también podría pedir algunos.

– ¿Estaría bien hacerlo? – Maggie se sintió renuente. Había quedado comprometida con su amiga para ayudarla con su entrenamiento, y ahora se debatía entre sus responsabilidades y tener un merecido descanso.

– Por supuesto, todos necesitamos vacaciones, ¿por qué nosotros no? – insistió Hyunjae, tratando de convencerla.

Maggie argumentó, preocupada por su papel en el gremio – Bueno, tú eres el segundo al mando del gremio y yo soy una cazadora.

Hyunjae reconoció su punto, pero estaba decidido a persuadirla – Sí, pero tú eres una cazadora de rango C. No eres tan necesaria en combate directo, y además en mi caso puedo dejar las cosas en orden mientras estoy fuera. Tengo asistentes capacitados que pueden encargarse. Podría usar esto como una oportunidad para evaluar sus habilidades.

Las palabras de Hyunjae sorprendieron a Maggie, quien se quedó momentáneamente sin habla antes de asentir en acuerdo – Tienes razón – admitió.

Luego, curiosa por los planes de Hyunjae, preguntó – ¿Y tú a dónde planeas ir de vacaciones?

La respuesta de Hyunjae la tomó por sorpresa – A donde tú vayas.

El gesto la dejó sin palabras por un momento, hasta que finalmente pudo articular su sorpresa – ¿Iremos juntos?

Hyunjae sonrió con complicidad, confirmando su decisión – Claro, después de todo, debo cuidarte. A partir de ahora, seré como un koala bebe pegado a tu lado – Una cálida sonrisa adorno su rostro – Y a dónde quieres ir de vacaciones? – preguntó Hyunjae con curiosidad genuina.

Maggie, con la mirada perdida en una foto de su familia, respondió con nostalgia – Quisiera ir a ver a mi familia, hace tiempo que no voy.

La expresión de comprensión de Hyunjae reflejaba su empatía y le causo ternura – Claro, claro, es un buen lugar para empezar.

Sin embargo, Maggi sintiendo curiosidad y le preguntó a Hyunjae – ¿Y usted no quiere ir a algún lugar en particular? ¿Tal vez ir a ver a su familia?

La respuesta de Hyunjae fue sincera y con cierta melancolía – Mis padres murieron hace un año, así que honestamente, aunque quisiera, no podría ir a verlos.

Maggie se sintió un poco incómoda por haber tocado un tema sensible y rápidamente se disculpó – Me disculpo por la pregunta, no quería hacerlo sentir incómodo.

Sin embargo, Hyunjae la tranquilizó con gentileza – No te preocupes, es el ciclo natural de la vida. En vez de eso, concentrémonos en algo mejor. Podemos organizar nuestro tiempo y pedir que coincida el tiempo en el que salimos de vacaciones y al mismo tiempo regresar. Obviamente, como no queremos que nadie de Gremio se entere, podríamos comprar boletos para diferentes lugares y encontrarnos en un punto medio. ¿Qué te parece?

– Bueno, mis padres viven en una ciudad lejana, en el campo. Pero antes de ir con mis padres quisiera ir a ver a mis hermanos menores. Dos de ellos están en la capital y en otras ciudades estudiando en la universidad. Pero que en distintas universidades. Así que antes quisiera ir y ver cómo les está yendo —explicó ella.

La propuesta de viajar juntos en el auto de Hyunjae emocionó a Maggi – Perfecto, podremos tomarlo como un punto de partida. Iremos en mi auto, así que podríamos ahorrarnos  la gasolina y los pasajes del resto del viaje. Y también podríamos pasarlo en muchos lugares y hacer muchas fotografías. ¿Qué te parece? – preguntó con emoción.

Maggie, algo preocupada por las implicaciones financieras, cuestionó la idea – ¿Estás seguro de eso? ¿No sería un problema?

Hyunjae reafirmó su determinación con una sonrisa – Te preocupas demasiado, ya te dije, no tuve tiempo de salir de vacaciones. Así que cuando llegué a trabajar a este lado del mundo, ni siquiera pude hacer turismo. Esta también es una buena oportunidad para mí de obtener un descanso merecido – explicó, compartiendo su perspectiva.

Maggie, con un corazón agradecido, reconoció la generosidad de Hyunjae y se prometió a sí misma devolverle el favor algún día – Entonces, ya que estas son unas vacaciones conjuntas, podrías... mira, yo me are cargo de la mitad de los costes de viaje – propuso Maggie, buscando equilibrar la carga financiera.

Hyunjae, con su característica amabilidad, aceptó – Por supuesto, organizaremos todo de tal manera que te sientas cómoda y feliz – aseguró.

Maggie expresó su gratitud sinceramente – Gracias, Hyunjae. Realmente te agradezco tu amabilidad.

……….

El proceso de solicitar las vacaciones resultó ser una mezcla de emociones para Maggie y Hyunjae.

Al día siguiente, Maggi  se dirigió a su respectivo líder de grupo para hacer la solicitud. Maggie sintió una punzada de tristeza al pensar en dejar a su mejor amiga, Lucía, durante un tiempo, pero sabía que necesitaba un descanso. Afortunadamente, Lucía entendió y la animó a disfrutar de sus vacaciones, incluso le lanzó alguna broma sobre conocer chicos, aunque sabía que Maggie no era de ese estilo.

Por otro lado, Hyunjae enfrentó un desafío mayor al enfrentarse al líder del gremio. Aunque inicialmente se mostró reacio a concederle el permiso, él dejó claro que necesitaba este tiempo libre. Con determinación, amenazó con renunciar si se le negaban las vacaciones. Finalmente, el líder cedió, aunque con la condición de que Hyunjae no volviera a tomar vacaciones nunca más.

Hyunjae reflexionó sobre su tiempo con Maggie y llegó a apreciar su personalidad fácil de tratar y abierta. Reconoció que su timidez a veces la alejaba de los demás, pero estaba decidido a cambiar eso durante estas vacaciones. Con un objetivo en mente, trazó un plan de acción para aprovechar al máximo el tiempo juntos durante este medio mes de descanso.

…….

– Necesito un descanso, he estado trabajando sin parar – dijo, su voz temblando ligeramente.

Afortunadamente, Lucía entendió y la animó a disfrutar de sus vacaciones, incluso le lanzó una broma para aligerar el ambiente – ¡Vamos, Maggi! Aprovecha y conoce a algún chico guapo, aunque sé que eso no es lo tuyo – dijo Lucía con una sonrisa pícara.

Maggi se rió, agradecida por la ligereza que su amiga aportaba a la situación – Sabes que no estoy buscando eso, pero gracias por el ánimo, Lu – respondió, abrazándola con fuerza antes de partir.

Por otro lado, Hyunjae enfrentó un desafío mayor al enfrentarse al líder del gremio. El ambiente en la oficina del líder era opresivo, con una iluminación tenue y documentos apilados desordenadamente. Aunque inicialmente se mostró reacio a concederle el permiso, Hyunjae dejó claro que necesitaba este tiempo libre.

– Necesito estas vacaciones. Si no me las concede, renunciaré – dijo Hyunjae con voz firme, aunque su corazón latía con fuerza dentro de su pecho.

El líder lo miró fijamente, evaluando la seriedad en sus palabras. Finalmente, cedió, aunque con una condición – Está bien, puedes tomarte el tiempo libre, pero no habrá más vacaciones para ti en el futuro – respondió con un tono áspero.

Hyunjae asintió, aceptando las condiciones. Al salir de la oficina, exhaló un suspiro de alivio. Reflexionó sobre su tiempo con Maggi y llegó a apreciar su personalidad fácil de tratar y abierta. Lo que él quiere es que ella confié más en él – No puedo esperar para que seamos más cercanos  – pensó para sí mismo, sintiendo una determinación renovada. Durante estas vacaciones, estaba decidido a aprovechar al máximo el tiempo juntos. Con un objetivo claro en mente, trazó un plan de acción para que ambos pudieran disfrutar y relajarse durante este medio mes de descanso.

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