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Un cielo color arcoíris: Primera parte.

Hyunjae estaba emocionado. Los preparativos iniciaron con gran algarabía por parte de él, ya que quería darle a Maggi las mejores vacaciones de su vida. Decidió primero cambiar su auto, dejando de lado su bonito auto deportivo de alta gama y optando por una camioneta espaciosa, ideal para un viaje largo por carretera. También pensó en llevar una carpa para acampar y todos los implementos necesarios. Horas después, ya tenía todo preparado. Gracias a sus contactos, logró conseguir lo que necesitaba rápidamente, aunque el costo fue elevado. Pero eso no le preocupaba.

La razón detrás de estos arreglos era simple: aunque quería darle a Maggi todas las comodidades posibles, no estaba seguro de qué encontrarían en el camino, ni si habría hoteles o lugares adecuados para descansar. Por eso, decidió ser precavido y llevar todo lo necesario.

Mientras organizaba los últimos detalles, su mente no dejaba de darle vueltas a una mezcla de emociones. La excitación de la aventura se entrelazaba con una ansiedad palpable. "¿Y si no le gusta?", se preguntaba, sintiendo un nudo en el estómago. Había oído decir que las primeras impresiones son cruciales, y quería asegurarse de que Maggi disfrutara de cada momento. Nunca antes había experimentado un nerviosismo así. Era como si miles de mariposas revolotearan en su estómago, tal como describen esos libros románticos que había leído últimamente.

Si bien podía contratar un sistema de teletransportación que lo llevara directamente a la ciudad de los padres de Maggi o a la ciudad donde estudiaban sus hermanos, la cuestión era simplemente que había leído en algún lado que el propósito no es llegar a la meta, sino el viaje que se haga de por medio. Entonces, decidió que tenía que aprovechar al máximo esta oportunidad.

El sol empezaba a esconderse en el horizonte, cuando Hyunjae terminaba los últimos preparativos. Aún recordaba la apenada expresión de Maggi cuando le dijo que pensaba que le estaba ocasionando muchos problemas. Su rostro, con una leve sombra de tristeza, la hacía parecer tan vulnerable, como un animalito indefenso. "Maggi, no estás causando ningún problema", le había dicho él, intentando calmarla. "Quiero que estés feliz, y si puedo contribuir a eso, me hace feliz a mí también".

Ella lo había mirado con sus grandes ojos, reflejando una mezcla de gratitud y timidez. "Gracias, Hyunjae. Realmente significa mucho para mí". La sinceridad en su voz había tocado algo profundo en él, reafirmando su decisión de hacer de este viaje una experiencia inolvidable.

Habían decidido partir en la noche, aprovechando la frescura del anochecer para viajar más cómodamente. El punto de encuentro era su departamento, y Hyunjae, nervioso pero emocionado, estaba listo con las maletas preparadas, esperando a Maggi. No sin antes asegurarse de tener algunos alimentos para el viaje. Entró a la cocina y revisó la nevera portátil: frutas frescas, sándwiches, y unas bebidas energéticas estaban bien organizadas.

Mientras esperaba, sus pensamientos se sumergieron en una mezcla de emoción y preocupación. "¿Y si algo sale mal?", se preguntaba. Pero luego se recordaba a sí mismo que lo importante era estar juntos, y eso le daba fuerzas. "Maggi estará aquí pronto", pensó con una sonrisa, mirando la hora en su reloj.

Pocos minutos después, el timbre sonó, sacándolo de sus pensamientos. Abrió la puerta y allí estaba Maggi, con una mochila grande en la espalda y una sonrisa tímida en su rostro – Hola, Hyunjae. Lamento si llego tarde – dijo ella, con una voz suave pero preocupada.

Hyunjae le sonrió, notando lo tierno que era verla así – No te preocupes, llegaste justo a tiempo – respondió, mirando el reloj que marcaba las 7 en punto.

Maggi asintió, visiblemente aliviada, y le devolvió la sonrisa. Hyunjae fue por su propia mochila, que también estaba pesada con todas las cosas que pensó podrían necesitar. Antes de salir, le pasó a Maggi una mochila de mano que tenía preparada con algunos artículos esenciales para el viaje. Ella ofreció ayudarlo con su carga, pero él, queriendo proteger su orgullo, respondió con una sonrisa firme – Está bien, puedo manejarlo. Vamos.

Cerraron el departamento y caminaron hacia el ascensor. El edificio estaba tranquilo, con un silencio que solo se rompía por el leve zumbido del ascensor descendiendo. Mientras esperaban, Hyunjae no pudo evitar sentir un nudo en el estómago. Era la primera vez que emprendían un viaje así, y quería que todo fuera perfecto.

– ¿Estás segura de que tienes todo lo que necesitas? – preguntó, intentando romper el silencio y calmar sus propios nervios.

Maggi asintió, aunque en su interior también se sentía un poco inquieta – Sí, creo que sí. Gracias por organizar todo esto, Hyunjae.

Él la miró con ternura, sintiendo una oleada de calidez en su pecho – De nada, Maggi. Quiero que tengas recuerdos hermosos.

El ascensor llegó al estacionamiento, y las puertas se abrieron revelando el vehículo que Hyunjae había pedido. La camioneta estaba lista, con todos los suministros necesarios ordenadamente guardados en la parte trasera. Dejaron sus mochilas en los asientos de atrás y se acomodaron en la parte delantera. Hyunjae se aseguró de que ambos tuvieran los cinturones de seguridad bien puestos antes de encender el motor.

– ¿Lista? – preguntó, mirando a Maggi con una sonrisa que buscaba infundir confianza.

– Lista – respondió ella, con una mezcla de emoción y una pequeña chispa de nerviosismo en sus ojos.

El motor rugió suavemente al encenderse, y la camioneta comenzó a moverse, saliendo del estacionamiento. La ciudad brillaba con luces nocturnas mientras dejaban atrás los edificios altos y se adentraban en la carretera abierta. La noche estaba clara, con estrellas titilando en el cielo, prometiendo un viaje lleno de aventuras y momentos inolvidables.

Mientras conducían, una suave música llenaba el vehículo, creando un ambiente relajado. Maggi miraba por la ventana, perdiéndose en sus pensamientos.

Hyunjae, mantenía los ojos en la carretera, pero su mente también estaba llena de pensamientos.

– Bueno, imagino que no cenaste, ¿verdad? – preguntó Hyunjae mientras conducía bajo el cielo estrellado. Las luces de la ciudad se desvanecían lentamente en el retrovisor, dejando paso a la tranquila oscuridad de la carretera.

Maggi, con una expresión apenada, respondió – Mmm... Lo siento, me alisté lo más rápido que pude.

Hyunjae sonrió suavemente, intentando tranquilizarla – No te preocupes. Conozco un lugar bonito a la salida de la ciudad, así que podemos aprovechar y comer algo ahí.

Ella asintió, aliviada por su comprensión – Hyunjae, ¿era realmente necesario que partiéramos de noche? Podíamos haber ido mañana. ¿No es muy pesado conducir para ti?

Hyunjae negó con la cabeza, manteniendo los ojos en la carretera – Para nada. Yo puedo manejarlo. La razón por la que quise partir inmediatamente es para aprovechar al máximo el tiempo. Sé que es un poco contradictorio, porque de esta manera no podemos ver el bonito paisaje. Pero podemos disfrutar del aire nocturno y la tranquilidad que ofrece. ¿No lo crees?

Maggi pensó por un momento, observando el paisaje oscuro que pasaba junto a ellos. Tenía sentido, especialmente considerando el tráfico pesado de la ciudad durante el día – Sí, creo que tienes razón. El tráfico en la ciudad es horrible y salir de noche nos facilita las cosas. Aunque, admito que podría haber sido más fácil tomar un avión o usar el sistema de teletransportación, aunque eso es algo caro.

Ella suspiró y miró a Hyunjae con preocupación y dijo – Lamento todos los problemas que te estoy ocasionando.

Hyunjae le dio un pequeño golpecito en la cabeza con su dedo, riendo suavemente – Deja de disculparte por todo. No eres una molestia. Yo también necesitaba vacaciones, ya te lo dije.

Ella bajó la mirada, apenada – Sí, lo siento.

Hyunjae insistió, con una mezcla de firmeza y cariño en su voz – ¿Qué te dije sobre disculparte?

Maggi levantó la cabeza y esbozó una pequeña sonrisa – Entiendo. Entonces, yo pago la cena.

– Claro, está bien. Si eso es lo que quieres – respondió Hyunjae, aceptando su propuesta con una sonrisa cálida.

– Sí, por favor – dijo ella, sintiéndose un poco mejor.

El restaurante al que Hyunjae quería llevar a Maggi estaba cerrado. Las luces apagadas y los carteles de "Cerrado por Renovación" colgaban tristemente en la entrada. Se miraron con una mezcla de sorpresa y decepción, pero Hyunjae trató de mantener el ánimo – Bueno, parece que tendremos que buscar otro lugar – dijo con una sonrisa tranquilizadora. Maggi asintió, intentando no dejar que la situación la desanimara.

Continuaron por la carretera, el paisaje oscuro pasando rápidamente a través de las ventanas. Las luces ocasionales de las granjas y casas a lo lejos eran los únicos indicios de civilización. Afortunadamente, a las diez y media de la noche, encontraron un hotel a la orilla del camino. Las luces cálidas del letrero y el brillo acogedor del edificio fueron un alivio bienvenido.

– Vamos a probar aquí – dijo Hyunjae mientras giraba hacia el estacionamiento. El hotel, aunque pequeño, tenía un aire rústico y encantador, con una fachada de madera y flores colgando de las ventanas.

Entraron al vestíbulo, donde fueron recibidos por una recepcionista sonriente – Buenas noches. ¿En qué puedo ayudarles? – preguntó con amabilidad.

– Nos gustaría cenar y, si es posible, conseguir una habitación para pasar la noche – respondió Hyunjae.

– Claro, nuestro restaurante está abierto. En cuanto a las habitaciones, déjeme verificar – dijo la recepcionista, tecleando en la computadora. Después de unos momentos, levantó la vista con una expresión ligeramente apenada – Lamentablemente, solo nos queda una habitación disponible, pero tiene dos camas.

Hyunjae miró a Maggi, notando su ligera incomodidad – Está bien, tomaremos esa habitación – decidió él – ¿Te parece bien? – preguntó, buscando su aprobación.

Maggi asintió, tratando de ocultar su vergüenza – Sí, está bien. No hay problema.

Subieron a la habitación después de registrarse, y aunque era sencilla, estaba limpia y acogedora, con dos camas individuales y una pequeña mesa en el centro – Bueno, al menos tenemos un lugar para descansar – dijo Hyunjae con una sonrisa, intentando aligerar el ambiente.

Maggi sonrió débilmente – Sí, gracias por entender.

– Vamos a cenar. Seguro te sentirás mejor después de comer algo – sugirió él.

El restaurante del hotel era pequeño pero acogedor, con mesas de madera y manteles a cuadros. La luz suave de las lámparas creaba un ambiente cálido y relajante. Se sentaron en una mesa junto a una ventana, desde donde podían ver la carretera iluminada por la luz de la luna.

– Me alegra que encontremos este lugar – dijo Hyunjae mientras hojeaban el menú – ¿Qué te apetece comer?

– Creo que una sopa caliente y un sándwich estarían bien. Y ¿tú?– respondió Maggi, sintiéndose un poco más relajada.

– Voy por lo mismo – respondió él.

Hicieron su pedido y mientras esperaban, la conversación fluyó con naturalidad. Hablaron de sus expectativas para el viaje y compartieron historias de sus vidas. La calidez del lugar y la compañía de Hyunjae ayudaron a disipar cualquier incomodidad que Maggi pudiera haber sentido.

– Hyunjae, realmente aprecio todo esto. Sé que no es fácil organizar un viaje así – dijo Maggi, mirándolo con gratitud.

– No tienes que agradecerme. Lo hago porque quiero y porque disfruto pasar tiempo contigo ya te lo dije – respondió él, tomándole la mano por un momento.

Después de cenar, regresaron a la habitación. Maggi se sentía mucho más tranquila – hace mucho que no sentía tanta tranquilidad. Y todo es gracias a ti, Hyunjae.

– Me alegra que te sientas de esa forma – respondió él, sonriendo.

Se prepararon para dormir y cada uno se acomodó en su cama. La tranquilidad de la noche los envolvió, y el cansancio del día pronto los llevó al sueño. Maggi, antes de cerrar los ojos, pensó en lo afortunada que era de tener a Hyunjae a su lado, alguien que se preocupaba tanto por su bienestar aunque prefería olvidar que el básica la estaba cuidando por los intereses del gremio.

A la mañana siguiente, la luz del sol entraba suavemente por las cortinas. Hyunjae fue el primero en despertar, y con cuidado de no hacer ruido, comenzó a prepararse para el día. Maggi se despertó poco después, sintiéndose renovada y lista para continuar el viaje.

– Buenos días – dijo Hyunjae con una sonrisa – ¿Lista para un nuevo día de aventuras?

– Sí, totalmente – respondió Maggi, sintiendo una emoción renovada.

Después de desayunar en el restaurante del hotel, cargaron sus pertenencias en la camioneta y retomaron su camino. El destino de ese día era la Universidad de Stanford, donde los hermanos de Maggi estudiaban. El viaje prometía ser agradable, lleno de paisajes hermosos y la compañía inestimable del uno al otro.

Skuro-Tabis

De antemano quiero agradecer su apoyo a esta historia, esperando que el trayecto en que estaremos juntos sea algo que disfrute cada lectora o lector que haya llegado hasta aquí por mera casualidad. Espero me sigan en mi página de Facebook, dado que ocasionalmente estaré publicando material que por medio de esta plataforma no puedo hacer, así mismo espero que si la historia es de su agrado comenten y la recomienden.

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