Maggi sintiéndose decepcionada y triste salió lo más rápido que pudo de la universidad seguida por Hyunjae, después de todo porque estar en un lugar en el que no se sentía bienvenida, de repente sintió un abrazo por parte de Hyunjae, fue extraño como ese acto fue tan reconfortante y consiguió calmarla.
Luego de un rato Maggi se separó del abrazo de Hyunjae, su rostro aun reflejando la preocupación – Necesito ver las calificaciones de estos dos – dijo con determinación.
Hyunjae, siempre el pragmático, sugirió – Podemos ir hacia el área administrativa y pedir información. Después de todo, eres su familiar. Podrían darte las notas de tus hermanos.
– Eso espero – respondió Maggi, su voz cargada de incertidumbre.
El campus estaba tranquilo a esa hora, con apenas unos cuantos estudiantes apresur&aacut
Obviamente, tanto Juan como Rosa sabían y eran conscientes de que no podían pagar por sí solos la universidad. Los costos ascendían a unos 50.000 dólares anuales. ¿De dónde iban a sacar esa cantidad de dinero? Y eso era decir aproximadamente, porque de la carrera de Derecho a la de Medicina había una gran diferencia de costo. La carrera de Juan era la más cara.Además, ¿qué culpa tenían ellos de ser jóvenes y querer disfrutar la vida, salir y divertirse con sus amigos? No tenían ninguna culpa en ello. Así que su hermana también debía entenderlo, ¿no?Juan intervino, su voz temblando ligeramente mientras miraba a Maggi a los ojos, buscando un atisbo de comprensión – Hermana, sé que estás ocupada trabajando, pero por favor entiéndenos. Somos jóvenes, queremos divertirnos. Tal vez nos pasemos un poco,
Lo que el joven que acompañaba a su hermana dijo realmente los asusto, pero pensaban que solo era algo para amedrentarlos y hacer que se pongan a derecho con lo de la universidad. Juan y Rosa intercambiaron miradas, sus pensamientos corriendo en círculos. ¿Acaso Hyunjae realmente cumpliría con sus amenazas? La duda y el temor se reflejaban en sus ojos.Hyunjae, viendo la expresión en sus rostros y deduciendo lo que pensaban, se inclinó ligeramente hacia adelante – No soy el tipo de persona que simplemente ladra sin morder. Así que lo diré ahora mismo, si hacen llorar a su hermana otra vez, lo van a lamentar. Lo van a lamentar tanto que desearán estar muertos, y no es una broma. Así que ahora, si nos disculpan, tenemos unas vacaciones que continuar. Hagan lo que puedan para este semestre, chicos.Las caras de Juan y Rosa mostraban una mezcla de miedo y arrepentimiento, comprendiendo finalmente l
Una voz se escuchó en todo el lugar. El enorme invernadero, en lugar de estar lleno de vida, se veía lúgubre y deprimente. Las plantas marchitas se enredaban en estructuras oxidadas, y el aire estaba cargado de una humedad fría y penetrante. La voz era neutral, como si surgiera de la nada, y dijo: "Las condiciones se han cumplido. Se puede cumplir un deseo."De repente, se oyó otra voz, la de una mujer, quebrada y sollozante, que rogaba desesperadamente – Por favor... Por favor... Tráelo de regreso a mi lado – Su voz resonaba en el invernadero vacío, mezclándose con el sonido de gotas de agua que caían esporádicamente del techo, las lagrimas se deslizaban por sus mejillas sin descanso y el dolor en su pecho solo crecia. La voz neutral respondió, imperturbable: "La resurrección no puede ser posible."La mujer, al borde del colapso, dejó escapar un sollozo profundo y suplicó con más fuerza – Por favor... Por favor... Sólo quiero que regrese – Sus manos temblorosas se aferraron a su pro
Tan dulce como la miel: Primera parte.El sonido del despertador la sacó abruptamente de su mundo de ensueño. Con pesar, pero recordándose que tenía un trabajo al que ir, se levantó de la cama y comenzó su rutina diaria. Su pequeño dormitorio estaba iluminado tenuemente por la luz del amanecer que se filtraba a través de las cortinas raídas. Las paredes, decoradas con algunas fotos antiguas y dibujos descoloridos, le daban al lugar un aire nostálgico.Fue a la ducha para darse un baño. El agua caliente le ayudó a despejarse, y por un momento, cerró los ojos y dejó que el vapor la envolviera, recordando los tiempos más simples. Al salir, el espejo empañado le devolvió una imagen borrosa de sí misma, y se apresuró a limpiarlo para ver su reflejo.Preparó un desayuno nutritivo, como los que hacía su madre: avena con frutas y un poco de miel. Mientras cocinaba, los recuerdos de las mañanas pasadas con su familia la invadieron. – ¿Qué pensaría mamá de todo esto? – se preguntó, sintiendo u
En una de las imponentes oficinas de los pisos superiores del edificio del gremio Grand Orden, se encontraba Herbert Vanderbilt, el líder indiscutible del gremio de cazadores de rango S. A sus 37 años, era una figura imponente, con una estatura de 1.96 metros, hombros anchos y una presencia que irradiaba autoridad. Su cabello rubio caía en mechones desordenados sobre su frente, y sus ojos verdes brillaban con determinación. Sin duda, era uno de los cazadores más fuertes y respetados en todo el mundo.Frente a él estaba su leal secretario, Kim Hyunjae, un hombre de 34 años cuyos rasgos coreanos añadían un aire de elegancia exótica a su apariencia. Aunque no compartía la imponente estatura de Vanderbilt, con sus 1.86 metros, Kim poseía una presencia igualmente impresionante. Su cabello negro estaba peinado hacia un lado con precisión, y sus ojos color pardo reflejaban una inteligencia aguda.Cerrando su carpeta, el secretario Kim miró a su jefe, con determinación – Y por eso no es neces
No sabía cuánto tiempo había estado desmayada. Despertó aturdida, con un dolor sordo en la cabeza y sin idea de cómo había llegado allí. Maggi miró a su alrededor y vio que estaba en una caverna oscura y húmeda. Aparte del lugar de donde había caído, no había otra salida visible hacia la superficie. La caverna se extendía en una serie de túneles oscuros y sinuosos.– Bien, Maggi. Tienes que salir de aquí – se dijo a sí misma, tratando de calmar sus nervios. Inhaló profundamente, llenando sus pulmones con el aire frío y húmedo, y exhaló lentamente, buscando algo de calma. Se obligó a ponerse de pie, aunque sus piernas temblaban ligeramente, y comenzó a caminar hacia el túnel más cercano.Después de unos minutos de caminar, la luz de su linterna reveló una figura tirada en el suelo. Su corazón se aceleró mientras se acercaba con cautela. Al arrodillarse junto a la figura, vio que era el secretario Kim. Su rostro estaba pálido y había un pequeño corte en su frente. Maggi lo sacudió suave
– ¡Oye, monstruo de ramas! ¡Ven por mí! – gritó, su voz resonando en el vasto espacio de la cueva.El plan era simple: atraer la atención de la criatura hacia ella y alejarla del Secretario Kim. El monstruo centró su atención en ella y comenzó a perseguirla, sus garras rasgando el suelo mientras avanzaba. Era como un juego de gato y ratón, con Maggi esquivando por poco los zarpazos de la criatura.Cada movimiento era como un baile peligroso. A duras penas, Maggi esquivó un ataque tras otro, usando su agilidad para mantenerse fuera del alcance de las garras afiladas. "Vamos, Maggi, mantén la calma. No dejes que te alcance", se decía a sí misma, sintiendo la adrenalina correr por sus venas.Aprovechando la geografía del lugar, ideó un plan arriesgado. Mientras la criatura la seguía frenéticamente, Maggi guio al monstruo hacia una serie de cristales afilados que sobresalían de una pared cercana. Corriendo con todas sus fuerzas, hizo que la criatura se apuñalara contra los cristales mient
Cuando el Secretario Kim llegó a su casa, la noche estaba ya bien avanzada. Había tenido que elaborar una serie de informes detallados respecto al evento de la mazmorra, responder las versiones de los demás cazadores sobre lo ocurrido en la mazmorra y asegurarse de que no hubiera bajas significativas. Afortunadamente, solo hubo heridos menores, pero la carga de trabajo había sido abrumadora. Recién pudo regresar a su casa a eso de las 3 de la mañana.La casa del Secretario Kim era un departamento pequeño y acogedor. La sala de estar estaba decorada con muebles minimalistas, una estantería repleta de libros y algunos cuadros abstractos que aportaban un toque moderno. La cocina, aunque compacta, estaba impecablemente organizada, con utensilios de acero inoxidable y una cafetera que siempre estaba lista para una noche larga de trabajo. El dormitorio, igualmente modesto, tenía una cama con sábanas blancas y una pequeña lámpara de lectura sobre la mesa de noche. En un rincón, un guardarrop