El ojigris se froto los ojos con rudeza.Él siempre deseó que fuera feliz, aunque no fuera con él. Sin embargo, jamás imaginó lo doloroso que aquello sería y trataba de engañarse repitiéndose a sí mismo que era feliz porque ella era feliz. Una completa mentira. No odiaba a Daniel, por el contrario, agradecía que hubiese aparecido en la vida de la rubia, pero no por eso dolía menos.Se sentó en la cama y miró por la ventanilla como las enormes nubes grises, tan grises como sus ojos, se alzaban majestuosas e impetuosas, dejando claro que el vendaval apenas comenzaba.A lo lejos, entre la bruma, se distinguía la silueta de un avión que llevaba el mismo rumbo, esperaba que no tuvieran inconvenientes, ya que con la espesa niebla y la voluptuosa tormenta, era difícil mantener todo en orden.Se acostó nuevamente, sabiendo que no dormiria de nuevo, permitiendo a su mente jugar con sus sentimientos y crear tan hermosas fantasías, con aquella mujer que jamás podría ser suya, cuando entre aquell
Leer más